Este año fue nombrado como el Año Dual España-Rusia 2011, y como parte de esta celebración se llevó a cabo un importante acto de intercambio cultural. En primera instancia, el Museo del Prado, Madrid, prestó parte de su colección al prestigioso State Hermitage Museum, en San Petersburgo, en una exhibición de 180 obras que fue calificada como la que mayor número de asistentes tuvo en la historia del museo, con 630 000 visitantes entre el 25 de febrero al 29 de mayo de 2011.
Ahora, es el State Hermitage el que presta una parte de su colección de obras al Museo del Prado, a través de las cuales se puede admirar un fragmento del patrimonio artístico del Hermitage, que abarca un amplio periodo que va del siglo V a.C. al siglo XX. La exhibición abrió sus puertas el pasado 8 de noviembre y se podrá visitar en Madrid hasta el 25 de marzo de 2012.
Además del Museo del Prado, instituciones como Acción Cultural Española (ACE) y el auspicio de la Fundación BBVA, fueron responsables de impulsar esta iniciativa, llamada "El Hermitage en el Prado", que presenta 90 obras pertenecientes a las colecciones del museo ruso, y entre las que se encuentran piezas de pintura, dibujo y escultura, así como de arqueología y artes decorativas. De esta manera se cierra el intercambio cultural sin precedentes que se dio entre ambos países.
El State Hermitage es un recinto cuya importancia radica en la amplitud de su acervo, que cubre varias etapas de la historia, lo que lo ha llevado a entrar en aquel selecto grupo de museos llamados "enciclopédicos". Desde el Egipto de los faraones hasta la pintura de Matisse y Picasso, pasando por las culturas siberianas, el mundo grecorromano y el arte renacentista, cada una de las épocas está representada por varias obras de arte.
Las salas de exposiciones temporales del Museo del Prado alojarán a la colección que ha sido descrita como un "pequeño Hermitage" por parte del curador de la exposición y también director del museo ruso, Mikhail Piotrovsky. Este mote significa, no obstante, que no sólo las obras del Hermitage estarán disponibles para el visitante, sino que también encontrará cuadros de las vistas de interiores del palacio y sus inmediaciones, así como otros objetos como muebles o trajes.
Para comenzar se hace un homenaje a Los zares fundadores del Hermitage, espacio en el que se exhiben magníficos retratos de Pedro I, elaborado por Enrico Bello según un original de Godfrey Kneller; Catalina II, de Giovanni Battista Lampi I; y Nicolás I, por un autor anónimo basado en un original de Yégor Botman. Con esto, los asistentes disfrutan de un recorrido por la historia de quienes hicieron posible la creación del gran recinto de San Petersburgo.
Por otra parte, el majestuoso Hermitage mismo se ve plasmado en obras como Vista de la plaza del Palacio y del Palacio de Invierno desde el principio de la avenida Nevski y Calle Sadovaia con la catedral de San Nicolás y el mercado, de Benjamin Patterson; Biblioteca del Hermitage, de Alekséi Vasílievich Tiranov; y Vista de la Rotonda del Palacio de Invierno, de Yefim Tujarinov, entre otras. Con estas bellas ventanas a San Petersburgo, se busca que el espectador haga un verdadero viaje a Rusia para admirar a su museo más importante.
Las piezas de "El Hermitage en el Prado" son una pequeña muestra de la interminable y rica colección del museo ruso. Tal es el caso de la "Colección siberiana de Pedro I", la cual cuenta con piezas de oro encontradas en antiguos túmulos que datan de los siglos VI al III antes de Cristo, y cuyo mayor orgullo son los broches de oro que recrean escenas de bestias luchando entre sí, como el Broche de cinturón con lucha entre un grifo, un tigre y un yak, y Broche de cinturón entre un tigre y un animal fantástico.
Otro grupo de piezas del Hermitage que se presentan en el Prado pertenece a la colección de Joyería y glíptica, de la cual sobresale la joyería traída de Grecia, referente al siglo V y IV antes de Cristo. Entre estas piezas están el Colgante con la cabeza de Atenea Partenos, Diadema con nudo de Hércules, un Brazalete con ciervos y grifos, el Torque con jinetes escitas y el Phiale.
Como la sección más amplia de la exhibición, la dedicada a la pintura, escultura y el dibujo, abarca varias épocas y estilos. Son varias las piezas que destacan por su relevancia artística e histórica, al ser verdaderas obras maestras.
En cuanto a la pintura, la colección original del Hermitage es vasta. Tan sólo la pintura italiana de entre el siglo XIII y el XIX, tiene dedicadas 30 habitaciones entre el antiguo y el nuevo Hermitage. Asimismo, la pintura española se ve representada por algunos de sus más importantes exponentes, entre los que se encuentran Ribera, Zurbarán y Velázquez.
Para la exhibición de "El Hermitage en el Prado", podemos disfrutar de obras como Tañedor de Laúd, de Caravaggio; San Sebastián de Ribera; Almuerzo de Velázquez; San Sebastián de Tiziano; San Pedro y san Pablo, de El Greco; Paisaje con un carro de piedras, de Peter Paul Rubens; y Retrato de un hombre, de Franz Hals. Por otra parte, la importante colección de Rembrandt, orgullo del Hermitage, se hace presente con las obras Caída de Haman y Retrato de un estudioso.
De la misma manera, dibujos de Rubens, Durero, Ingres y Watteau también se presentan en la exhibición. Entre estas obras se encuentran Pieter Brueghel el Joven, de Anton Van Dyck; Carlos IX de Francia, de François Clouet; Paisaje, de Claudio de Lorena; y Paisaje invernal con patinadores de hielo, de Jan Brueghel el Viejo.
Entre las esculturas exhibidas en "El Hermitage en el Prado" están Magdalena penitente, de Antonio Canova; El emperador Alejandro I de Rusia, de Bertel Thorvaldsen; Éxtasis de Santa Teresa, un boceto en terracota de Gian Lorenzo Bernini; y Fauno, de Baccio Bandinelli.
La sección "Orfebrería de Oriente y Occidente" cuenta con piezas de sitios como China, India, Irán y Uzbekistán, complementadas con obras provenientes de España, Alemania, y por supuesto, la misma Rusia. Desde sables y vasijas hasta relojes y tabaqueras, las artes aplicadas ostentan no sólo funcionalidad sino un importante vestigio de la cultura del país de donde provienen.
Finalmente, como una etapa fascinante por sí misma, se encuentran las obras pertenecientes a los siglos XIX y XX. Entre algunas de ellas están El estanque en Montgeron, de Claude Monet; Niño con una fusta, de Pierre-Auguste Renoir; Iván Ivanovich Schukin, de Ignacio Zuloaga; Paisaje azul, de Paul Cézanne; Niño con un perro, de Pablo Picasso; y Conversación, de Henri Matisse. Es recomendable programar con tiempo su visita a tan impresionante muestra; para mayor información es conveniente dirigirse a los siguientes sitios:
Museo del Prado
Oficina Española de Turismo en México
Texto:Ernesto Ramirez