Durante los últimos cuatro años se ha reducido la inversión en salud y se ha notado en el IMSS, ISSSTE y otras instituciones del rubro.
El IMSS ha construido mucho menos de lo que se hacía en años pasados, aunque ha tenido el acierto de reducir el tamaño de ciertas unidades de medicina familiar (UMF). Ahora es muy importante tener edificios que cumplan con todas las necesidades de manera racional, con planeación, misma que se ha abandonado un poco en el sector salud.
Es necesario construir más unidades debido a que la población sigue aumentado; sin embargo tienen que estar muy bien planeadas y evaluadas.
El IMSS continúa con el mismo modelo de hospital desde 1998. Hoy tenemos que pensar en unidades con mayor flexibilidad y en cómo pueden adecuarse a la tecnología médica, la cual está cambiando mucho, sobre todo en la parte de auxiliares de diagnóstico y tratamiento.
Debe haber mucha evaluación que lleve a una planeación racional para elaborar programas de necesidades médicas y arquitectónicas precisas, así como una normatividad nacional que sea muy flexible. También, sería muy útil homologar ciertos servicios que pudieran otorgarse entre los diferentes sistemas de salud. Ese sería el principio de la integración.
Por ejemplo, si en una pequeña ciudad el IMSS tiene tomógrafo, este instrumento también podría dar servicio al Seguro Popular y al ISSSTE, sobre todo, en un escenario en el que se necesita racionalizar las inversiones públicas por la escasez del dinero.
Actualmente muchos hospitales están saturados. Se tienen que buscar nuevos métodos en cuanto a salud ambiental e incrementar la medicina preventiva. Las campañas de vacunación y prevención han tenido un gran éxito en este aspecto.
Mientras que en la ciudad o entorno saludable, tenemos que hacer que baje más la incidencia de la enfermedad, pensar más en cómo incrementar la salud a través de un mejor transporte público, ya que eso repercute en la salud mental.
En atención médica, la consigna es brindar atención de calidad y ofrecer espacios gratos en las clínicas, evitando aglomeraciones mediante una buena organización como agendar citas médicas previamente.
Además es necesario terminar con el diferimiento de las operaciones, pues aun y cuando se tiene capacidad instalada, los sindicatos se oponen a aceptar que otros médicos sean contratados temporalmente para darle mayor uso a un quirófano. Un quirófano podría trabajar 14 horas al día fácilmente en lugar de las ocho que se ocupan en la mayoría de los casos.
Otra de las cosas que pueden hacer son unidades de atención de corta estancia para no tener que hospitalizar a una persona en casos de cirugías menores, hemodiálisis, quimioterapia, inhaloterapia, endoscopia, etc. Costaría menos y se podría atender a más personas.
Calidad en la construcción, punto crítico
El punto crítico en las UMF son los gastos de operación. Tenemos que pensar en unidades que sean productivas y eficientes, que sean construidas con los mejores materiales, los más durables. Ésto ahorraría gastos de operación y mantenimiento, porque es en lo que se falla cuando se hacen los proyectos llave en mano, donde la construcción incluye el proyecto y el equipamiento; cumplen con las normas mínimas necesarias pero jamás buscan la norma óptima. Eso genera un gasto cotidiano durante toda la vida del hospital.
Un punto bueno es que todas las UMF ya están usando energías pasivas con celdas fotovoltaicas y precalentamiento del agua con sistemas de paneles solares. Además se está reciclando el agua para mingitorios, excusados y para riego de jardín.
Participación privada en hospitales
El IMSS va a ser uno de los primeros en tener una institución con participación público-privada. El objetivo es que el concesionario o participante privado construya, equipe y opere cierta parte del hospital. Las instituciones se encargarían de manejar el personal médico, paramédicos y todo lo derivado de la atención médica, así como la cuestión de las medicinas.
Por otra parte, las cadenas hospitalarias privadas son un complemento debido a que el sector público no podría atender a toda la población. El servicio médico privado se dirige a un segmento de población de ingresos medios y altos que cuentan con seguros privados.
Retos a largo plazo
Cada vez vamos a ser más gente y aparecerán nuevas enfermedades. Vamos a volvernos más viejos y las enfermedades crónico-degenerativas son caras e irán adquiriendo mayor importancia. Ese es un gran reto.
Ahora con tanta tecnología se debe pensar en otra forma de atacar los retos del futuro. La clínica podría ser móvil; cada asegurado podría tener un brazalete que tome sus signos vitales y guarde su historial clínico, para que en un establecimiento de salud -que incluso podría estar en un centro comercial-, el médico pueda escanearlo para accesar al historial médico de la persona, diagnosticarlo y enviarle la receta que se imprimirá ahí mismo, para después canjearla en la farmacia y recibir las medicinas. Posiblemente la consulta con el médico pueda ser en nuestra casa, a través de Skype.
Trabajar la salud en tres niveles, usando la tecnología que ya está aquí, nos permitiría: contener en un primer nivel de contacto, evitando el paso al segundo nivel que es la hospitalización o el tercer nivel que es la especialidad.
Ya no hay que pensar en el futuro porque ya nos alcanzó.
Texto:Alejandro Rebolledo
Foto: F. AXEL CARRANZA / ESPACIO CONSULTORES / Mira Companies