Mérida, en Yucatán, es similar a una bisagra entre el Golfo de México y el mar Caribe que posee una ubicación geográfica privilegiada dentro del territorio nacional a la que puede accederse por aire, mar o tierra.

Su nombre proviene del latín «emerita» en honor a la antigua ciudad española que lleva el mismo nombre. Lo anterior, porque los conquistadores españoles que arribaron se asombraron por los restos de lo que había sido la ciudad maya Ichkaansiho’ o «Cinco Cerros»; recordándoles los vestigios romanos que existen en Mérida, en España.

La Mérida mexicana fue erigida sobre ruinas que, en ese entonces, contaban con veinte mazanas que permitieron la creación de los barrios de San Cristóbal  —ocupado en la época virreinal por indígenas que acompañaron a Montejo en su conquista—, Santa Lucía —habitado por esclavos negros y mulatos—, y Santiago y Santa Catarina con población solamente maya. No fue hasta 1821 que se declaró la separación de Yucatán de tierras españolas y se convino su incorporación a México.

Lo bordean la Casa del Minarete, una construcción con influencias árabes, los Palacios Gemelos y el Palacio Cantón —un edificio porfirista residencia de la familia Cantón Rosado que alberga hoy el Museo Regional de Antropología de Yucatán en el que también se presentan exposiciones y conferencias—.

En el área abundan frutas frescas, vegetales, mariscos y ciertos condimentos característicos de la región que son combinados con salsas, chiles y otras especies.

Sus puntos más representativos son la catedral  —la primera en toda la América continental—, el Palacio Episcopal  —que hoy ocupa el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán MACAY −Fernando García Ponce, el único dedicado a la promoción y difusión del arte moderno y contemporáneo en toda la península yucateca—, y el Palacio de Gobierno en el que el pintor Fernando Castro Pacheco incluyó la historia del estado en los murales que adornan los pasillos, escalinatas y oficinas de todo el recinto.

Oferta turística y hotelera: Luz al final del túnel

En 2019, un año antes de la pandemia, Yucatán registró un aumento de 14.5% en el flujo de turistas respecto a un año anterior; los turistas nacionales repuntaron 10.9% y 26.9% los internacionales. De manera global, el movimiento de pasajeros superó los 3.2 millones por vía aérea y marítima, “una cifra histórica para el estado”, indicó la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur). Sobre la ocupación hotelera, ésta se ubicó en 55%, un incremento de 0.52 puntos en relación con 2018.

Si bien el crecimiento turístico en la zona era evidente, luego de que el 12 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al nuevo Coronavirus como una emergencia sanitaria mundial, la afectación a la ‘industria sin chimeneas’ no se hizo esperar.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Yucatán ocupa el lugar 12° a nivel nacional respecto a la participación porcentual del Valor Agregado Censa Bruto (VACB) por entidad federativa, debido a que el sector turístico aporta el 10.1% del VACB total estatal (equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) local). Asimismo, del total de empresas en Yucatán, el 10.5% de éstas se dedica al ramo turístico.

De acuerdo con el documento ‘Plan de Recuperación Turística Ante la Contingencia’, entre octubre de 2018 y abril de 2020 se han identificado y coadyuvado "proyectos de inversión privada con un valor de más de 17 mil millones de pesos, ubicados en distintos puntos del estado”.

Uno de los principales servicios afectados fue el turismo de cruceros en la entidad. Durante 2019, el Puerto de Progreso —que ocupa el sexto lugar entre los principales puertos de la República— recibió a más de 470 mil pasajeros en 146 cruceros. Durante 2020 la disminución fue de -100 por ciento.

Por otro lado, al concluir el primer trimestre del año en curso, Sefotur presentó los resultados de la actividad turística en Yucatán, “donde los principales indicadores hoteleros presentan crecimiento con respecto al mes anterior (febrero), impulsados por el inicio del periodo vacacional de Semana Santa”, además del apoyo de vacunación nacional y en otras partes del mundo.

En este sentido, señala, “a partir de este mes (marzo) los resultados del movimiento turístico de la entidad comenzarán a mostrar cifras positivas en relación con el 2020”. Cabe destacar que si bien las llegadas de turistas incrementaron 21.3% con el arribo de 99 mil 813 personas, el impulso resulta aún inferior (-44.5%) al compararse con las 179 mil 895 registradas durante marzo de 2019.

Verde, blanco y rosa

En general, México destaca por su paleta de colores de diferentes tonalidades. En cuanto a Yucatán, destaca el rosa: En sus animales, como los flamingos; en flores, como la maculis; en sus malecones, como Progreso; y en el agua, como Las Coloradas.

Las Coloradas constituyen el mejor secreto guardado de Yucatán. Está ubicada en el litoral norte de la región y es considerado por muchos “uno de los lugares más asombrosos de todo México”. Esta playa, por la que corren aguas rosas, es parte del municipio Río Lagartos —una localidad que contabiliza a poco más de mil habitantes dedicados a la pesca y la industria salinera—.

De acuerdo con los científicos, la razón del color se debe a la presencia, poco común, de microorganismos rojos y de concentración de sal. Son sus playas vírgenes, fauna, flora, aves marinas y abundantes manglares los atractivos principales. De acuerdo con las dependencias turísticas, Las Coloradas es uno de los puntos de la costa “más estables económicamente […] un centro industrial de primer orden que cuenta con modernos servicios y un aeródromo”.

La mayoría de los turistas que se deciden por visitar la ‘playa rosa’, por lo regular optan por instalarse en Mérida, ubicada a aproximadamente tres horas de distancia; aunque otra opción es llegar desde Valladolid, ubicada a solo media hora.

Destino gourmet

En 2019, la ciudad de Mérida pasó a formar parte de la Red de Ciudades Creativas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), designada ‘Capital Creativa’ debido a su gastronomía, patrimonio alimentario.

De acuerdo con la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur), y según el ‘Decreto por el que se declara la Gastronomía Yucateca “Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Yucatán”’ (DOCE-14-07-2015) en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la gastronomía en el lugar se define como “las manifestaciones culinarias generadas, por uno o varios componentes humanos nativos de la región, a partir del uso de ingredientes, elementos y técnicas características de la entidad, provenientes de las culturas involucradas en su formación contemporánea, mismas que fortalecen las costumbres y tradiciones de la cultura, así como la identidad de los habitantes del Estado de Yucatán”.

Se trata de una cocina, mosaico de sabores, que se ha apropiado el mestizaje como rasgo distintivo de su identidad. Entre los ingredientes locales que encabezan la lista están el annatto (achiote) que se extrae de las semillas del arbusto que lleva el mismo nombre; el x’pelón (espelón) como se le conoce al frijol negro local; la chaya, la pepita y el chile habanero; una mixología de la civilización maya y otras culturas como la caribeña, árabe y europea enlista Rolando Zapata Bello, exgobernador del estado, en el libro ‘Viaje por la gastronomía de Yucatán’.