Impulsar el crecimiento y el empleo
La actual Legislatura terminó con un extraordinario recuento de reformas aprobadas.
En el Senado actualmente no existe fuerza política con mayoría; aun así, se pudo dar cauce a las prioridades de la agenda nacional.
Cabe señalar que la necesidad política y la evolución de la realidad social y económica de México nos llevó a introducir un sistema “reglado” en algunas partes de la Constitución; es decir, además de los “principios”, durante 2013 se incluyeron textos extensos y detallados para aclarar y explicar la voluntad del Poder Constituyente en las materias de telecomunicaciones, competencia económica, energía, transparencia, deuda, organización y estructura del Estado y electoral, entre otras.
¿Por qué no se legisló con base en el sistema de principios, como tradicionalmente se hacía?, porque se quiso asegurar la seguridad jurídica a los ciudadanos, a los inversionistas y a las instituciones del Estado.
Es decir, para que lo justiciable tuviera un piso y un techo; para que la implementación de políticas públicas fuese clara en cuanto a su orientación, fines y resultados, y para que los legisladores tuvieran parámetros exactos a la hora de discutir y aprobar la legislación secundaria.
Una vez que las reformas constitucionales se materialicen en la vida nacional, tenemos que pensar en diseñar un nuevo modelo constitucional que se sustente en principios, que posteriormente serían detallados en “leyes de desarrollo constitucional”.
Con la nueva estructura jurídica aprobada en la Constitución, tenemos el desafío de proceder a cambiar la realidad económica y social de México por medio de la ley.
Por ejemplo, en materia de telecomunicaciones y competencia económica se introdujeron en la Carta Magna nuevos derechos (a la información; a la libre difusión de ideas; a los servicios de banda ancha, y a los servicios públicos de radiodifusión y telecomunicaciones) y nuevos instrumentos para materializarlos: se dio autonomía constitucional a los órganos reguladores y se fortalecieron los principios de libre competencia.
El Senado también aprobó modificaciones en materia energética que configuran un nuevo paradigma constitucional y que detonará la producción de hidrocarburos, abaratará el precio de la energía y propiciará la creación de más fuentes de empleo y la captación de mayores recursos públicos al desarrollo.
Las reformas de anticorrupción y transparencia establecen mecanismos para prevenir y combatir actos ilícitos en los tres órdenes de gobierno y los órganos públicos autónomos; mejorar la rendición de cuentas y garantizar el derecho de la ciudadanía a conocer el destino y los resultados obtenidos con los recursos públicos.
Otras reformas votadas fueron la de telecomunicaciones, la financiera y la hacendaria. La primera permitirá detonar la inversión en el sector económico más dinámico en la actualidad: las telecomunicaciones, la radiodifusión y la televisión. Asimismo, permitirá una mayor competencia para abaratar y mejorar la calidad de los servicios.
La segunda, beneficiará a las pequeñas y medianas empresas mediante un mayor fomento al crédito, más barato y con mejores condiciones. La tercera propiciará el incremento de los recursos fiscales del gobierno, con base en el criterio de que pagará más impuestos quien más ingresos tiene, permitiendo que la riqueza que genere el crecimiento sea mejor distribuida y financie las políticas públicas que a su vez detonen nuevamente el crecimiento, el empleo y la igualdad social y regional.
Las reformas antes señaladas, junto con las de educación y la laboral, impulsarán y mantendrán a mediano y largo plazos el crecimiento, el empleo y el bienestar de la población, y hacia allá es a donde nos dirigiremos a la hora de aprobar la legislación.
Los senadores aprobaremos en el periodo que acaba de iniciar el 1o. de febrero alrededor de cincuenta leyes reglamentarias de las reformas constitucionales promulgadas en 2013, tomando como punto de partida los derechos humanos que consagra la Constitución, para poner a las personas y su bienestar como destinatarias de la legislación.
El éxito del periodo será como los anteriores, en los que se manifestó la voluntad de las bancadas de privilegiar el diálogo, de dar cabida a la participación ciudadana y de respetar los procesos legales.
El Senado, con la disposición de partidos y la responsabilidad de los legisladores, se mantendrá y consolidará como actor de cambios fundamentales en condiciones de pluralidad para seguir promoviendo el desarrollo económico, político y social del país, aspecto nodal para superar las brechas de desigualdad y fortalecer la unidad e inclusión sociales en México.
Texto:Raúl Cervantes Andrade
Foto: BDR