“Alimentando el planeta, energía para la vida”
La muestra se enfocó en concientizar al público, compartir innovación, promover el progreso y fomentar la cooperación.
Esta exposición universal será recordada no sólo por la arquitectura de sus pabellones y las actividades realizadas, sino por su contribución al debate y la educación sobre los recursos alimentarios y la nutrición a escala mundial.
Heredera de la tradición francesa de llevar a cabo exhibiciones nacionales y descendiente directa de la primera Expo Universal en Londres, en 1851, este 2015 le tocó a Milán, Italia, recibir este evento que se celebra cada cinco años.
De hecho, mucha de la tecnología que forma parte de nuestra vida diaria como los ascensores, diferentes máquinas, sistemas de refrigeración y hasta el mismo teléfono fueron presentados en alguna exposición universal. Los países anfitriones se esmeran en preparar las condiciones necesarias para el gran evento, dejando un legado para la posteridad de monumentos construidos como el Palacio de Cristal en Londres, la Aguja Espacial en Seattle, Estados Unidos, y la legendaria Torre Eiffel en Francia.
Milán, que sólo había albergado una exposición de carácter internacional, en 1906, con el tema “Transporte Marítimo y Terrestre”, a razón de la recién inaugurada ruta ferroviaria entre Milán y París, en esta ocasión, en un área de un millón de metros cuadrados, desarrolló el tema “Alimentar el planeta, energía para la vida”, donde se trataron diversas temáticas y aspectos que rodean al complejo mundo de la comida.
Los contenidos de esta muestra fueron desde los temas comerciales e industriales, hasta los de ciencia y tecnología, sin dejar de lado el intercambio cultural y poniendo énfasis en el enfoque actual de medio ambiente y sustentabilidad.
Fue una oportunidad para el visitante de conocer qué está pasando en el resto del mundo, un espacio de diálogo para temas globales, así como para presentar innovaciones y avances tecnológicos.
Para el gran evento se eligió un área abierta a las afueras de la ciudad, para la cual se amplió la cobertura del tren metropolitano. Al espacio se le adaptó la forma de una isla rodeada de 4.5 km de canales de agua. Este proyecto buscaba recrear el antiguo diseño arquitectónico de Milán, que originalmente estaba circundada de canales que se fueron eliminando al ir creciendo la ciudad, dada la necesidad de crear espacios para los autos. Dentro del recinto, el diseño se basó en las antiguas ciudades romanas que dividían el espacio en dos ejes principales que se cruzaban: el Decumano, que recorría 1.5 km de largo, fue asignado para los países participantes, dando a cada uno el mismo espacio de visibilidad, y el Cardo, que recorría 350 m, fue un área designada para promover la cultura y tradición italiana.
Participaron 145 países, tres organismos internacionales (la ONU, la Unión Europea y la Comunidad del Caribe – CARICOM), 17 organizaciones de la sociedad civil y seis pabellones corporativos. Del total de los países, 80 se agruparon en nueve clústeres con segmentos dedicados al arroz, la cocoa, frutas y legumbres, especias, biomediterráneo, islas, zonas áridas, café, cereales y tubérculos. Igualmente, se agregaron cinco aéreas temáticas: pabellón cero, distrito de comida del futuro, parque de los niños, biodiversidad, arte y comida. Por último, también se le dio espacio a compañías privadas a fin de que contribuyeran con el tema y presentaran sus llamadas best practices.
La Oficina Internacional de Exposiciones (BIE, por sus siglas en francés) es el órgano regulador del evento y sus países miembro son los invitados a participar. En este sentido, dada la naturaleza del tema, Italia decidió ampliar el enfoque e invitar a todos los países miembro de las Naciones Unidas, así como a organismos no gubernamentales y algunas compañías clave en el debate mundial. Cada país, partiendo desde su propia cultura y tradición, fue llamado a plantearse y proponer soluciones respecto a los grandes desafíos en cuanto al tema de la alimentación, por lo que participaron mediante el desarrollo de diversas actividades y eventos, en donde los más concurridos fueron las conferencias, talleres, encuentros diplomáticos, debates públicos, y espectáculos en vivo.
El debate
Según la tendencia que marcan los estudios, para el 2050 en el planeta habitaremos más de 9 billones de personas, por lo que en el contexto de la expo se planteó la interrogante: ¿será posible asegurar una alimentación buena, sana, suficiente y sustentable para a toda la humanidad?
Igualmente se confrontaron temas como la producción de comida, tanto en el sentido del valorar la tradición cultural, como en el de buscar nuevas aplicaciones tecnológicas.
Un tema complemente focalizado en la figura humana, partiendo de la base de que es el individuo quien con su vida y su trabajo contribuye a la transformación del ambiente en el que vive. Los organizadores pusieron el ejemplo de su aportación al tema dotando de 210,000 m2 de áreas verdes donde plantaron más de 250 especies de vegetación diversa, así como la recolección y fitorremediación de agua pluvial, y asignando contenedores diferenciados para reciclar todo tipo de desechos.
Fueron pocos los países que lograron representar un pabellón con propuestas concretas al mismo tiempo de exhibir la diversidad de su gastronomía, tradición y cultura. Algunos se enfocaron en su marca nación, otros en promoción turística y otros simplemente utilizaron el espacio para comercializar su gastronomía y productos típicos durante el evento.
Algunos presentaron muestras fascinantes haciendo gala de avanzado equipo multimedia, pero con poco enfoque al tema de la sustentabilidad en proporción con sus pabellones, como China, Tailandia, Colombia, Ecuador, y hasta el mismo país anfitrión, Italia. En cambio otros reunían ambos requisitos, solemnidad y contenido, como los Emiratos Árabes Unidos, Alemania, Rusia y Francia.
Otros optaron por un pabellón más discreto y moderado en dimensión, pero con contenido contundente como el caso de Suiza, Austria y Reino Unido; los mismos clústeres estaban llenos de información interesante y fueron poco publicitados. Hubieron los más demandados por su dimensión, como Italia; por algún atractivo visual, como fue Japón con sus hasta 10 horas de espera para disfrutar de alta tecnología propia de los nipones, y otros como Brasil que atraía gente motivada a escalar la enorme red elástica. Otros sorprendieron al mundo con contenido interesante y su creatividad para plasmarlo como Omán, Marruecos y Kazajistán.
Una exposición universal tiene la tarea de dejar para la posteridad una experiencia social, cultural, científica y tecnológica. Se puede concluir que Expo Milán 2015, a pesar de todas las controversias y protestas que suscitó justo antes de su inauguración, ha cumplido con su tarea.
Milán logró reunir al mundo durante seis meses recibiendo a más de 20 millones de visitantes. Ahora ha pasado la estafeta a la ciudad de Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos, quienes serán los anfitriones de la siguiente expo en el 2020 con el tema “Conectando Mentes, Creando Futuro”. Los Emiratos Árabes ya están listos para recibir al mundo en la que será su primer expo internacional.
Texto:Cecilia González
Foto: Cecilia González, Digital Media center expo 2015