El presidente Donald Trump desplegó su versión más comedida y respetuosa con las reglas del juego para tratar de frenar la ventaja de votos que amenazan con convertirle en una anomalía histórica con un solo mandato.
Sin embargo, se encontró con un Biden muy sólido, que nunca perdió los nervios y supo contratacar con acierto para mantener su estatus de favorito en esta recta final de la campaña.
Estados Unidos está entre dos visiones: El nacionalismo reaccionario de Trump frente al posibilismo de izquierda populista y progresista de Biden.
Ambos supieron aparcar el rencor visceral que ha marcado la campaña para atacarse con más educación y desplegar mejor sus argumentos.
Durante el debate, Biden recordó que Trump no paga impuestos y que se niega a mostrar sus declaraciones e impuestos, lo que concordó con lo dado a conocer hace unas horas por el New York Times.
Aunque la noche tuvo sus momentos tensos y suficientes afirmaciones falsas para romper un detector de mentiras, el debate resultó mucho más sustancial y edificante que el primero
Biden aseguró que Trump recibe ayuda de Rusia y China para financiar sus cadenas hoteleras; en contraparte, Trump aseguró que en cuanto pueda, hará públicas sus comprobantes de impuestos.
Trump argumentó de manera vehemente que EU debe reconstruirse como país como era antes “de la plaga de China. El éxito nos va a unir"
Esta frase llegó en un momento en que se hablaba de los temas económicos, con una clara mención a China como el origen del coronavirus que afectó negocios y las finanzas.
Y sentenció: "Si Biden gana, vamos a caer en una depresión".
Cabe recordar que 45 millones de estadounidenses ya han votado por anticipado.