En los próximos diez años, el cambio climático y sus consecuencias podrían ser la mayor amenaza para la humanidad.
Los eventos climáticos extremos, la pérdida de biodiversidad, los cambios críticos en los sistemas terrestres y el colapso de los ecosistemas y, por último, la escasez de recursos naturales, ocupan los primeros lugares en función de la severidad que afectará a la seguridad mundial de aquí a diez años.
Dado que la inflación ha disminuido en la mayor parte del mundo, los expertos ya no consideran la crisis del costo de la vida como uno de los problemas más acuciantes a corto plazo.
Tras el “año de las superelecciones” de 2024, la desinformación sigue considerándose un riesgo importante, ya que las herramientas de IA han facilitado la creación de información falsa, ya sea en forma de texto, imagen o incluso video.
Las “fake news” tienen potencial de sembrar aún más la división, dando lugar a sociedades aún más polarizadas, propensas a la radicalización y la agitación política.
Ilustra el gráfico de Statista la diferencia entre lo que los expertos consideran riesgos a corto plazo y los retos que marcarán el mundo durante años o incluso décadas.
A manera de conclusión, la 20ª edición del Informe sobre Riesgos Mundiales del FEM constata “un panorama mundial cada vez más fracturado, en el que los crecientes retos geopolíticos, medioambientales, sociales y tecnológicos amenazan la estabilidad y el progreso”.