“En Madrid la gente vive en los llamados “pisos”, que son básicamente departamentos pequeños y hay una necesidad de salir, pero debes tener una ciudad que te permita hacerlo con pocos recursos para caminar por espacios de calidad; es una cosa que me enorgullece de Madrid y que sin embargo, comparado con otras capitales europeas no se da”, afirma en entrevista exclusiva conReal Estate Market & Lifestyle, Belinda Tato, directora de la firma de Arquitectura española “Ecosistema Urbano”.
Afirma que al pasear por la Plaza Madrid, la Plaza de Oriente y varios sitios, se comprueba que la capital es una ciudad muy peatonal y paseable. Es una ciudad que no funciona como islas, ya que se puede pasear caminando absolutamente sin tener que pasar por alguna infraestructura que lo impida.
“La idea de vincular espacio de calidad con ocio es importante. El espacio público no está solo para contemplar, sino para disfrutar de muchas maneras. Los gobiernos deben ser capaces de generar conversación vecinal, generar nuevos programas, nuevas capacidades e incorporar nuevos usos; no entender el espacio como exclusivamente para la movilidad o un espacio contemplativo, sino transformarlo en un sitio donde se pueda jugar, practicar deporte, ir al cine, teatro, disfrutar de un performance o música”, afirma la también catedrática de la Universidad de Harvard.
Tenemos una necesidad de socializar. Hoy por hoy, las redes sociales nos están quitando gran parte de eso. Así, con esos espacios, las generaciones jóvenes tendrán más motivos para salir a la calle, y volverlas espacios sociales. La interacción física es una invitación a socializar y en términos de diseño urbano y regulación, la gente que tiene capacidad de decisión —como los gobernantes— deben hacer mucho para mejorar.
Al ser cuestionada sobre cómo debe ser la culturización ciudadana en cuanto al espacio público, destacó que al vivirse un momento paradigmático y lleno de cambios, con coyuntura económica, uno de los grandes retos es consensuar nuevos modelos de gestión del espacio público.
“Durante años en Europa hay mucho dinero público para mantener estos espacios y los bienes patrimoniales. Están surgiendo iniciativas muy interesantes en Francia, Italia y España para generar nuevos modelos de viabilidad, a través de proyectos más colaborativos, donde cabe el pequeño, el grande, el público, el privado, y hay que empezar a traer esas ideas acá”.
Sobre la participación social para gestionar la arquitectura urbana, mencionó que al compartir plataformas de información es muy valiosa, y hay que trabajar también con la gente para concientizarla sobre los cambios urbanos: “la palabra participación tiene una connotación negativa; pareciera que es una reunión en donde la gente va a pelear; hay que trabajar eso”.
A través de su firma de arquitectura urbana —que ha recibido numerosos premios internacionales— han liderado diversos proyectos de participación en el mundo. “Trabajamos para generar ideas, no para discutir problemas sino para generar posibilidades, proponer soluciones y también discutir una visión futura de ciudad”.
Destacó que para cambiar la imagen de una parte de la ciudad, se debe hacer con diálogo y transparencia para lograr cambios positivos: “Hay que generar herramientas que posibiliten esa conversación, y que también sea útil para la ciudadanía, para los gobernantes, con diálogo transparente, se genere confianza, porque si llamas a la participación pero están todos en el limbo y hay políticas nunca aplicadas o nunca se muestran cómo afectarán al diseño, generas mucha desconfianza”.
“Lideramos un proyecto en Noruega, y tuvimos una oficina abierta durante 4 meses. Unos decían que no querían espacios infantiles, ya que la ciudad tiene muchos. Otros pedían espacios para adultos, pero con las ideas opuestas tuvimos que diseñar espacios escalables tanto para adultos como niños, y que no parecieran infantiles, y que pudieran funcionar. El reto para el espacio arquitectónico urbano es cómo al final del día todas esas ideas las sintetizas en una sola solución final”.
Dijo que el problema de la movilidad en México es común a otras ciudades del mundo. “El tema de la intervención del espacio público y la gentrificación tiene que ver con aspectos sociales y la desigualdad”.
“Todo tiene que ver con voluntad política. Entiendo que los políticos tienen el miedo al fracaso y la polémica, pero también hay que tener valentía en implementar cosas. No se trata nada más de cerrar una calle los domingos. A la gente hay que educarla en el sentido de mostrarle las experiencias urbanas internacionales. Hay que ver cómo encontramos soluciones graduales, incrementales, probando y llegando a conclusiones, porque en el fondo lo que se quiere hacer es un cambio cultural y de mentalidad”.