Luego de varios trimestres de una recuperación de la actividad económica global, diversos acontecimientos han puesto en duda su continuidad, lo que se ha anticipado con gran volatilidad de los mercados financieros por el incremento en la aversión al riesgo. México no es la excepción y ahora se cuestiona la posibilidad de que se entre en un periodo de estanflación, lo que significa un estancamiento o pobre crecimiento de la mano con elevada inflación.
La amenaza de que se inicie una cuarta ola de contagios global por la aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2, inevitablemente genera el riesgo de que el periodo de recuperación se vea interrumpido, porque nuevamente algunos países han anunciado el cierre de sus fronteras a viajes del sur de África. Aunque no se prevé restricciones de viajes tan estrictos, como esta circunstancia se presenta en un periodo alto para el turismo, es probable que se vea afectado los flujos de paseantes internacionales.
No conocemos hasta el momento que la transmisibilidad de esta cepa sea elevada y tampoco se las vacunas existentes sean efectivas frente a esta nueva amenaza.
Un análisis de Invex indica que “esperaríamos observar una reacción más firme por parte de las economías avanzadas para reforzar el envío de vacunas a las regiones que no cuentan con suficiente acceso al biológico. Mientras la vacunación no aumente significativamente es muy probable que las olas, o incluso variantes, del coronavirus se mantengan como el principal riesgo a la baja para el crecimiento”.
Agregaron que “si bien es poco probable observar restricciones a la movilidad tan estrictas como las observadas a inicios de la pandemia, no se descartan algunas medidas que afecten a la cadena global de suministros y por lo tanto a la actividad económica global. De llegar a Estados Unidos pronto, la presencia de Ómicron será prácticamente un hecho en México. De restablecerse, los semáforos rojos podrían poner en riesgo una recuperación relativamente frágil y que depende mucho de la reactivación del comercio y los servicios internos”.
Lo anterior se suma a los riegos inflacionarios que vivimos por el repunte de los precios energéticos y los problemas en las cadenas de suministro, por lo que aparentemente tendremos un cierre de 2021 convulsionado.
Es evidente que si con la tercera ola se materializó en México una contracción en el consumo interno de los países, el riesgo de una cuarta ola no sería distinta y afectaría el desempeño interno de la economía del país, que luego de cuatro trimestres consecutivos, entre julio y septiembre se registró una contracción respecto al trimestre previo.
La más reciente encuesta de Citibanamex entre analistas del sector financiero, reportó una expectativa de crecimiento de 5.9% para 2021 pero de 2.9% para 2022. Sin embargo, la corrección a la baja de los pronósticos para cierre de año estableció un crecimiento mínimo de 5% para este año.
Por lo que respecta a los mercados, sigue empujando a la alza las tasas de interés para contrarrestar las presiones de la inflación, además de mucha volatilidad en el tipo de cambio.