Si bien China no experimentaría una crisis financiera devastadora debido a las dificultades que actualmente pasa la compañía inmobiliaria Evergrande, la dependencia de la economía en la demanda de la inversión en Real Estate debe terminar.
¿Qué puede reemplazar la inversión inmobiliaria para crear demanda? Desde el punto de vista macroeconómico, el hecho más importante respecto a la economía china es su extraordinaria cantidad de ahorros. En el 2010, los ahorros brutos nacionales alcanzaron un 50% del Producto Interno Bruto (PIB).
Desde entonces tuvieron una ligera caída, pero estaban en 44% del PIB en el 2019. Mientras que los ahorros familiares son muy altos, con un promedio de 38% de los ingresos disponibles entre 2010 y 2019, representan menos de la mitad de todos esos ahorros. El resto consiste en ganancias corporativas acumuladas.
La inversión más las exportaciones netas tienen que igualar los ahorros cuando la economía opera cerca de su potencial de producción, si no lo hace cae en una depresión. Desde la crisis financiera mundial, las exportaciones netas han representado una pequeña proporción del PIB: el mundo ya no las aceptará.
La inversión fija total promedió cerca de 43% de PIB de 2010 a 2019. Para sorpresa, esto fue 5% más alto que entre el 2000 y 2010, mientras tanto, el crecimiento cayó significativamente. Esta combinación de mayor inversión con menor crecimiento indica una gran caída en los rendimientos sobre la inversión.
Sin embargo, hay problemas aún mayores de lo que esto sugiere. Uno es que la alta inversión se asocia con enormes aumentos de deuda, en especial de los hogares y del sector corporativo no financiero, el primero pasó de 26 a 62% del PIB entre los primeros trimestres de 2020 y 2021 y el segundo de 118 a 159 por ciento.
Otro es que una parte importante de esta inversión se desperdició. Xi Jinping, presidente de la China, habló de la necesidad de un cambio “a buscar un crecimiento genuino en lugar de un crecimiento inflado del PIB”, de acuerdo con una publicación de Milenio.
Esta combinación de altas inversiones e improductivas con una deuda creciente se relaciona con el tamaño y el rápido crecimiento del sector inmobiliario. Un artículo de 2020 de Kenneth Rogoff y Yaunchen Yang sostiene que el sector en China aportó un 29% del PIB en 2010.
Entre las economías de altos ingresos, solo España, antes de 2009, igualó este nivel. Además, casi un 80% de este impacto provino de la inversión, mientras que alrededor de un tercio de la inversión excepcionalmente alta de China ha sido en propiedades.
Una serie de indicadores muestran que esta inversión está motivada por precios insostenibles y un apalancamiento excesivo, y crea un enorme exceso de capacidad: la relación precio/ingreso en Pekín, Shanghái y Shenzhen es mucho más alta que en otras grandes ciudades.
El patrimonio inmobiliario representó un 78% de todos los activos chinos en el 2017, en comparación con un 35% en EU; la relación de endeudamiento de los hogares es comparable con la de los países de ingresos altos; las tasas de vacantes son altas, y las tasas de propiedad de viviendas alcanzaron un 93% en el 2017.
Además, la formación de familias cae mientras la población de China está envejeciendo y otro 60% ya está urbanizada. Todo indica que el auge inmobiliario debe terminar, y dado que el gobierno controla el sistema financiero chino, puede prevenir una crisis financiera.
Es probable que se produzca una gran caída de los precios de la vivienda y un gran impacto negativo en el patrimonio y el gasto de los hogares, pero puede evitarse. La amenaza más probable es que se desplome la inversión en propiedades, lo que tendrá un gran efecto negativo en las finanzas del gobierno local.
Pero, sobre todo, dejará un enorme agujero en la demanda. Rogoff y Yang argumentan que “una caída de 20% en la actividad inmobiliaria puede llevar a una caída de 5 a 10% en el PIB, incluso sin la amplificación de una crisis bancaria, o sin tomar en cuenta la importancia de los bienes raíces como garantía”.