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Hoy en día, el sector inmobiliario está en el centro de la transición hacia una economía baja en carbono. Los edificios representan más del 30% del consumo de energía global y una cuarta parte de las emisiones de CO2.

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En la Ciudad de México, el 73% de las emisiones de CO2 provienen de los edificios, principalmente por el uso de electricidad, diésel y gas LP, según la Secretaría del Medio Ambiente.

 

Para enfrentar este reto, la financiación sostenible se presenta como una solución clave. Herramientas financieras como los préstamos y bonos verdes son esenciales para obtener el capital necesario para implementar prácticas sostenibles y cumplir con los estrictos criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que demandan inversores y reguladores.

 

La falta de conocimiento sobre cómo acceder a esta financiación ha frenado el progreso en el sector inmobiliario. Para resolver esto, el U.S. Green Building Council (USGBC) y otras organizaciones líderes han creado la primera guía práctica mundial para facilitar la inversión de 35 billones de dólares necesarios para 2030, con el fin de cumplir con los objetivos de la transición energética mundial. La guía, denominada "Financiador de la transformación: Guía de construcción sostenible para bonos y préstamos verdes", colabora con los sectores de finanzas y bienes raíces para medir y reportar el valor social en el entorno construido.

No solamente ayuda esta guía a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sino también a aumentar la resiliencia de los edificios ante el cambio climático. Invertir en infraestructura sostenible no solo reduce emisiones, sino que también protege el valor de las propiedades a largo plazo.

Algunos de los beneficios de la financiación sostenible para el sector inmobiliario:

  1. Acceso a capital: Los desarrolladores que adopten principios de financiación sostenible pueden acceder a capital con mejores condiciones. Muchas instituciones financieras están incorporando criterios ESG en sus decisiones de préstamos e inversiones.

 

  1. Cumplimiento regulatorio: La financiación sostenible facilita el cumplimiento de marcos regulatorios más estrictos, como los códigos de construcción y los estándares de eficiencia energética, reduciendo riesgos legales y financieros.

 

  1. Resiliencia a largo plazo: Las propiedades sostenibles son más resilientes a los desafíos del cambio climático, protegiendo su valor y desempeño financiero a lo largo del tiempo.

El reporte de USGBC muestra cómo las certificaciones como LEED proporcionan credibilidad y estandarización en la evaluación de proyectos sostenibles, mejorando el acceso al capital. En México, hay más de 700 edificios con certificación LEED, reflejando el creciente interés en la construcción sostenible.

 

Rebeca Ortiz, líder de Desarrollo de Negocios del GBCI en México, menciona: “La inversión necesaria para cumplir con los objetivos globales de la transición energética representa casi el 10% del valor de los bienes raíces globales, lo que demuestra la escala gigantesca de estas inversiones”.

 

La guía también promueve un enfoque integral al incorporar resultados de salud y aspectos sociales como métricas críticas de inversión, instando a los inversores a asumir riesgos vinculados con nuevas tecnologías y priorizar impactos sociales positivos. En colaboración con los proveedores de financiamiento, la alianza se compromete a establecer, medir y reportar el valor social de manera exhaustiva, concluye Rebeca.