Para la implementación de las Smart Cities a nivel mundial se habla de tecnologías. En especial, el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA) son fundamentales para su inicio, principalmente.
El uso de estas dos tecnologías permite optimizar el gasto en alumbrado público, ajustar las luces en las áreas y horarios menos necesarios, la optimización de la gestión del tráfico, la recolección de los residuos o incluso, programar la videovigilancia en ciertos cruces o calles para aumentar la seguridad.
El Big Data permite tomar decisiones a través de datos exactos y reales, más que en intuición, que es la mejor manera de acertar a la hora de administrar ciertos recursos.
Por ejemplo, miles de datos recopilados en calles permiten conocer donde se dan congestionamientos recurrentes, optimizar la gestión energética o cómo afrontar la seguridad ante un evento multitudinario.
Esta data real recopilada y gestionada a través de técnicas de analítica avanzada puede ser utilizada, siempre y cuando la ciudad, autoridades y ciudadanos hablen el mismo idioma.
“Esas decisiones se basaban en la intuición, experiencia y conocimiento. Ahora, los datos permiten basarse en históricos de incidencias y las convierten en algo más que una cuestión opinable. De hecho, permiten saber exactamente qué es lo que ocurre y cómo optimizar el servicio o resolver una incidencia”, aclara Juan Garrigosa de Sigmaringa, director de Business to Government (B2G).
El análisis de estos datos permiten entender, la eficacia de la contención de seguridad que se aplica a nivel de cada barrio, entender las fases de recuperación de espacios o cómo gestionar la movilidad o el turismo para adaptarlas a cierta situación en determinada ciudad.
“A través de un mapa de calor vemos dónde están las personas cada hora del año en una cierta sección. A partir de ahí, los gestores planifican el alumbrado, reduciendo su uso en los momentos en los que no haya nadie; intensifican el transporte público para incrementar el servicio a ciertas horas; o planificar el servicio de limpieza o incluso, anticiparse al envío de policías para ordenar el tráfico”, agrega Garrigosa.
En cuanto a gastos, estas soluciones procedentes de apps, lejos de ser costosas, ofrecen a las ciudades maneras de acceder a herramientas Smart a precio razonable. Por ejemplo, el análisis de datos de seis meses en una ciudad de menos de 250.000 habitantes llega a 15 mil euros, usando, por ejemplo, un programa de Big Data, como City Analytics.