El 90% de la energía que se consume en México proviene de los hidrocarburos, a diferencia de otros países, en los que es del 60%. Hablar de energía en México es hablar de hidrocarburos y eso es hablar de la nación y su gente. Pemex es la empresa mexicana más importante, así como el sector más importante en el país, el que genera mayor valor económico. Pero al estar petrolizadas las finanzas públicas en un 30% ó 40%, el gobierno se vuelve dependiente y hay un rezago.

 

México debe encontrar nuevas vías para desarrollar su cadena productiva. La forma actual de operar ha hecho que al país le vaya bien, pero hace falta más eficiencia para mejorar.

 

En México hay 44,000 millones de barriles (mdb) ya descubiertos y se calcula que existen 50,000 mdb por descubrir en el subsuelo. Otros 60,000 mdb son recursos “no convencionales”, más complicados de extraer. En total hablamos una reserva de 44,000 mdb más 110,000 mdb aún por descubrir y extraer. Las reservas probadas son suficientes para cubrir nuestras necesidades durante 30 años, y los recursos no convencionales para 100 ó 120 años más. 

Los proyectos de infraestructura o de energía requieren de gente, dinero y tecnología. México debe capacitar a la gente necesaria y disponer de recursos para invertir (desde 1970 se ha tenido que abandonar una provincia al descubrir otra, por falta de recursos); también un marco legal que abarque la constitución y las leyes, y un régimen fiscal que promueva la inversión. ¿Y cuál modelo contractual deben crear los legisladores?

El más conveniente es el que no privatice Pemex, lo que es un mito, que permita la participación; que nos quiten el yugo y el exceso de contralorías, sin libertinaje. La clave es autonomía presupuestal y de operación, libertad de asociación y un gobierno corporativo más eficiente; un consejo de administración profesional que sepa operar, que conozca el negocio.

 

Pemex no abarca todos los procesos de la industria, sólo una pequeña parte: diseñamos y decidimos dónde perforar. Lo demás puede dejarse en manos de otros, pero estas dos cosas no.

Tenemos reservas y necesitamos contratar para extraer esas reservas. ¿Tenemos dinero o no? ¿Tenemos la gente adecuada? Si tenemos la gente indicada, contratamos el equipo de perforación; para una carretera o una plataforma, contratamos la construcción. Si hace falta gente hacemos contratos que la incluyan. Y si no hay recursos humanos ni financieros hacemos contratos para que hagan lo que nosotros hacemos: buscar dinero, contratar gente, construir, perforar y entregar los barriles a Pemex.

 

Más que tecnología, el tema es dinero y gente. La tecnología viene con el dinero y la gente. Estamos trabajando en estas soluciones. En paralelo tenemos un nuevo proceso de reclutamiento muy amplio, antes se contrataba al que venía. Vamos a las escuelas a contratar a los mejores estudiantes, contactamos instituciones educativas para captar talentos y tenemos incentivos para el sector educativo.

 

Para conseguir dinero Pemex coloca bonos, deuda en diversos países y aquí; obtiene créditos de instituciones financieras, instrumentos como los del Ex-Im Bank de otros países. Incluso, en el caso de los contratos que incluyen todo, Pemex paga por cada barril que se entrega, como el modelo de los APP.

 

La perspectiva de la cuenca del Golfo de México está entre las mejores. Casi todo lo que ha ocurrido en exploración y producción ha tenido lugar en esa zona. En los 70 exploramos en el Pacífico y algo encontramos, pero no era muy comercial y por lo reducido del presupuesto se decidió trabajar otras zonas.

Del 2004 al 2009 se presentó el fenómeno Cantarell. Sabíamos que iba a subir, llegar a un pico y luego iba a bajar de manera considerable y que sustituir su producción máxima sería casi imposible, tratándose del segundo yacimiento más grande del mundo. La estrategia fue que, cuando Cantarell bajara, los demás yacimientos subieran. Nadie más hizo este análisis, sólo México. Supimos lo que pasaría pero también qué hacer.

Pemex siempre ha buscado la diversificación. En las cuencas de Chiapas, Tabasco y Campeche, incluyendo Cantarell, se ha producido casi todo. Aún hay muchas reservas (24,000 mdb) y recursos convencionales que seguiremos explorando. Chicontepec tiene otro 40% de las reservas descubiertas y por desarrollar. Seguiremos explorando en esos lugares y en aguas profundas.

En el sur de Veracruz están la petroquímica y la refinación. Tenemos algunos campos que vamos a trabajar con contratos integrales para este año, estamos licitando seis bloques en Chicontepec. Donde no haya dinero para invertir, se licitarán a partir de julio. Veracruz es un estado petrolero que seguirá creciendo, con mucho potencial de “shale gas” y “shale oil”. Se proyecta un gran crecimiento para el Golfo, en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche, con un crecimiento exponencial.

Ese fue el caso de Villahermosa, hace 20 años no tenía la proyección y el impacto de la actualidad. En Tabasco invertimos 45,000 millones de pesos (mdp) al año. Campeche, en específico Ciudad del Carmen, es otro ejemplo del desarrollo que detona el sector energético. Una buena referencia para la sociedad son las tiendas departamentales que se instalan en esas zonas; ellos no van a donde pierdan.

 

La capacidad de exploración de Pemex es limitada. Hemos avanzado en la cuenca del sureste durante 40 años, pero en aguas profundas es conveniente la participación con inversión extranjera o alianzas con otros países petroleros que tengan la experiencia y los conocimientos, pues es un área muy técnica y especializada.

Se requiere una inversión anual de 30,000 millones de dólares (mdd), cantidad que genera un total de 4.5 billones de dólares en 25 años. Hoy estamos invirtiendo 22,000 mdd cada año. El óptimo depende de cómo se quiere convertir la velocidad de monetización para subir un millón de barriles más por día. Es una decisión de política energética.

 

Algunas personas piensan que es hora de poner en marcha las energías alternas no contaminantes, pues los hidrocarburos van en disminución, de acuerdo a la teoría del “agotamiento del petróleo” creada por M. King Hubbert quien en los años setenta sostenía que el planeta había llegado a su cénit y que comenzaba su descenso drástico. Esto no ha ocurrido. Hace muchos años que la producción de barriles en el mundo es de 80 millones y se siguen encontrando más yacimientos. Por ejemplo, Estados Unidos llegó a su pico, cayó y ahora está regresando; aumentó su producción en 1.5 mdb en los últimos años. 

México debe seguir estas tendencias. Pensamos que, en el peor de los casos, se podría llegar nuevamente a los 3 millones de barriles a fines de esta administración. Y si se cumple con los tres puntos mencionados anteriormente, la cifra puede ser mayor.

El principal reto es tener gente preparada, porque si se tiene el capital humano, el dinero sale y los proyectos salen. En los próximos cinco años incorporaremos a 1,000 ingenieros de especialidad entre geólogos, geofísicos y petroleros. 

Hasta el año 2000 hubo dos escuelas que hicieron tradición: la UNAM y el Politécnico. Ahora hay 16 con esas especialidades y seis de ellas cumplen con los requisitos que enfocamos. En el Golfo de México, el éxito exploratorio de Estados Unidos es de un 30%; el nuestro, de 55%. Y eso es por la gente.

 

Se requiere duplicar la inversión en materia petrolera, pero el marco legal lo impide. En esta situación, si se destinara más dinero a Pemex tendría que provenir de otros sectores prioritarios (obras sociales, infraestructura, educación, salud, vivienda, etc.). Aquí es donde tiene que entrar la inversión privada, para seguir impulsando la industria. Y esto tiene que ir acompañado de un marco fiscal conveniente.

La reforma del 2008 fue un gran avance que nos permitió tener los contratos con los que contamos actualmente, nos permitió echar a andar lo que conocemos como “campos maduros”, nos está permitiendo poner en marcha lo de Chicontepec, no a la velocidad que queremos pero hay que seguir avanzando.

 

En refinería nunca nos hemos preguntado qué tan autosuficientes queremos ser. En exploración y producción, si a mí me dan 250,000 mdp al año, entrego 900,000 millones el mismo año. En la refinación no ocurre lo mismo, es un negocio diferente. No es un negocio en el que el estado deba estar invirtiendo. Hay que ser autosuficientes. En el crudo, los barriles son de 20 dólares y yo los vendo en 100, y en refinería el barril cuesta 20 y deja 2 dólares. Es un negocio en volumen, hay que tener dinero para invertir.

 

Desde el punto de vista energético, hay que probar nuevas energías como la eólica, la solar, la nuclear, que son viables en México. Sin embargo, no han tenido tanto impacto porque su costo sigue siendo mayor que el de la energía que proviene de los hidrocarburos. Por eso esa razón los hidrocarburos no han podido ser desplazados.

 

 

El 12% del gas se quemaba en 2006 y 2007 debido al aumento de producción de líquido, por la expansión que tuvo Cantarell. A partir del 2007 empezamos a colocar pedidos para equipo. Tardan dos años en surtirlos, pero eso no fue una limitación; el tiempo de construcción e instalación sí era un impedimento. En el 2009 nos llegó el equipo y en 2011 regresamos al 98% de eficiencia  y a quemar solo 2% del gas.

En 2007 y 2008, paulatinamente redujimos la quema de gas, motivo por el que el Banco Mundial nos premió en 2012. Nosotros quemábamos 300 millones de pies cúbicos de gas, lo cual parece cuestionable, pero eso nos permitía producir 100,000 barriles de crudo; es un tema económico. Los barriles de crudo que producíamos nos compensaban cinco veces el valor del gas quemado. Esa era la razón, era un sacrificio puntual.

Conclusión

 

Actualmente se invierten 22,000 millones de dólares (mdd) al año para llegar a 3 millones de barriles. Hay que duplicar la inversión a 40,000 mdd para producir 3.5 millones de barriles. 

La industria de la construcción va muy de la mano con el petróleo. Las empresas se tienen que preparar, y más en la capacidad financiera, para atraer empresas a fabricar equipos aquí en México. Con esto se crearía otra industria para generar empleos. Y entonces esos 22,000 millones que invertimos en el extranjero se quedarían aquí y generarían empleos aquí. Casi todo el dinero sale del país. Lo importante es promover el desarrollo de la industria manufacturera, sin ser chauvinistas. 

Requerimos de más equipo para trabajar, por ejemplo tecnología como Jack - Ups -actualmente en el país solo hay 21, necesitamos más. Tenemos que ser lo suficientemente hábiles para convertir los 100 dólares de cada barril en 800 dólares de desarrollo económico, ese es el reto más importante.  Que participen todos los sectores: educativo, industrial, turístico, vivienda, infraestructura y comercial, para impulsar la economía.O