Las obras de ingeniería civil sumergieron a la industria de la construcción —en su conjunto— en un proceso recesivo. A corto plazo no se vislumbra un cambio de rumbo.
La industria de la construcción en su conjunto ligó en el periodo octubre-diciembre de 2018 y enero-marzo de 2019, dos trimestres consecutivos con una tasa de crecimiento anual negativa, lo que determina, técnicamente, que el sector entró en recesión.
La disminución en la inversión pública y privada han sido determinantes en este desempeño: la primera, por los recortes al gasto público, y la segunda, por la incertidumbre entre los empresarios generada por las decisiones del nuevo Gobierno Federal.
Si bien la obra de ingeniería civil ya estaba sumida en un proceso recesivo desde los recortes al gasto de año previos, la edificación venía siendo el soporte del sector con un buen ritmo de crecimiento; sin embargo, el debilitamiento de la inversión privada ocasionó una pérdida de fuerza en ésta última.
Previamente, durante los últimos dos años (2017-2018), la industria de la construcción registró una importante desaceleración, determinado particularmente por el desempeño negativo del subsector obras de ingeniería civil (obra pública, principalmente infraestructura).
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) mostraron que durante el primer trimestre de 2019 (1T19), el sector construcción presentó una contracción de -0.8% respecto al mismo periodo del año pasado; por su parte, en el cuarto trimestre de 2018 (4T18) registró una contracción anual de -2.07 por ciento.
La edificación no tuvo la fuerza en el 1T19 (solo creció 1.1% a tasa anual) para compensar el retroceso que sigue presentando la construcción de obras de ingeniería civil (-3.5%) y los trabajos especializados de la construcción (-7.3%) en el trimestre inicial del año en curso.
La construcción se contrajo de manera importante en marzo, a una tasa anual de 5.85% (cifras desestacionalziadas), lo que significó el mayor retroceso para un solo mes desde julio de 2013.
Con la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco desde diciembre pasado, se profundizó el retroceso de las obras de ingeniería civil, además de que el desplazamiento de vivienda al arranque de año fue lento por la cautela de los demandantes de vivienda, contribuyenbdo a la desaceleración de la edificación en el 1T19.
La cifra oficial más reciente indica que en abril, la industria de la construcción retrocedió -4.2% a tasa anual, debido a que sus tres componentes presentaron contracciones, principalmente las obras de ingeniería civil que se ajustaron -5.3% anual.
Desafortunadamente, no hay condiciones de corto plazo que permitan anticipar un próximo repunte, ya que los cuatro principales proyectos de infraestructura anunciados por la administración federal (Aeropuerto Felipe Ángeles de Santa Lucía, refinería de Dos Bocas en Tabasco, el Tren Maya y el Tren Transísmico) están todavía en proceso de estudios y planeación.
Dos visiones
Dentro de la ingeniería, se denomina obra civil a toda infraestructura destinada al uso colectivo o público, que permite el aprovechamiento de medios físicos y naturales para la edificación de vías de comunicación, como puentes, carreteras, vías férreas, muelles, túneles y canales, entre otros.
No obstante, esta obra civil en México vive actualmente en un marco de dos discursos públicos. Ambos están influenciados por la incertidumbre generada por los cambios ejercidos por el Gobierno Federal —sobre todo el relacionado a la cancelación del Nuevo Aeropuerto— así como el cierre anticipado de obras públicas, que han sido los principales elementos que agravaron el comportamiento del subsector obras de ingeniería civil, el cual ha venido presentado importantes caídas desde 2016 (cuando se implementó el recorte por 132 mil 301 millones de pesos), así lo señala el estudio “Situación actual y perspectivas de la construcción en México”.
Al análisis, que realiza el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), se suma la iniciativa federal para que las nuevas obras se realicen por las Fuerzas Armadas, como se anunció durante el inicio del análisis para la realización del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, ya que en el que el Plan Maestro se prevé que se lleve a cabo por un grupo de ingenieros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con un contrato para la empresa ADPI, con un monto contratado 45 mil 914 millones de pesos.
En este sentido, el Presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Eduardo Ramírez Leal, se pronunció por abrir a la iniciativa privada la participación de los diversos especialistas civiles para realizar la obra.
“Al inicio de este gobierno estamos viendo apertura, pero en otras cosas no coincidimos. Por ejemplo, con lo que se está queriendo hacer en el nuevo Aeropuerto de Santa Lucía, el Presidente de la República anunció que será la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que lo iba a trabajar. Nosotros hemos dicho ‘Señor Presidente, por favor reconsidere’: hay empresas con capacidad en Puebla, Hidalgo, la CDMX, Estado de México, Tlaxcala y Querétaro que quieren participar. No dudamos que el Ejército tiene capacidad para hacerlo, ya que tienen carreras militares de ingeniería parecidas, pero la riqueza de este país se genera a través de la iniciativa privada. Queremos competir con Sedena”, sentenció.
A lo anterior, se sumó el visto bueno presidencial: “Vamos a terminar esta obra (el Aeropuerto de Santa Lucía) en 2021. Vamos a estar elaborando la primera etapa de este aeropuerto. Todo esto es posible porque contamos con una institución fundalmental en la vida pública de México: El Ejército y la Fueza Aérea”, así lo anunció Andrés Manuel López Obrador, quién sustuvo que se llevarán a cabo ahorros por más de 100 mil millones de pesos.
Apertura energética civil
En cuanto a los trabajos de la Refinería de Dos Bocas, la apertura a la iniciativa privada ha continuado con la dinámica de las invitaciones, aunque no exenta de críticas porque algunas de las empresas en el proceso han sido vinculadas a diversos procesos no regulares, como Bechtel, Techint, WorleyParsons, Jacobs y KBR.
La titular de la Secretaría de Energía (Sener), dijo durante la presentación del Plan Nacional de Refinación, que con la construcción de la nueva refinería, se crearán durante el pico de su construcción, 23 mil empleos directos y 112 mil indirectos en la región.
Por su parte, el director de la Empresa Productiva del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Ramírez Oropeza, destacó que se debe abatir el nivel de dependencia del exterior: “En 1990, importábamos tan solo 36 mil barriles diarios de gasolina. Para el año 2018 el incremento fue atroz: compramos en el exterior 591 mil barriles diarios de gasolina, 54 mil de turbosina y 235 mil barriles de diésel, lo que hace una importación total de 880 mil barriles diarios de petrolíferos”.
Por su parte, en entrevista exclusiva con Real Estate Market & Lifestyle, Javier Jiménez López, ex presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Tabasco, destacó los retos en ingeniería civil que representará la obra. “A nivel internacional, hay 600 refinerías en el mundo, nosotros tenemos 1% con las seis que tenemos en México. Estados Unidos tiene entre el 23 y 24% porque tiene entre 138 a 140. Sin embargo, nuestras ciudades y cabeceras municipales deben responder con ordenamiento que contemple industria, cultura, deporte y agua. Respecto a la ecología y el medio ambiente, este debe ser parte de los seis puntos principales que se deben respetar en todo tipo de construcción. Ahora, como negocio, es importante que este complejo cuente con salida al mar, ya que los países actualmente construyen sus refinerías en las costas”.
Destacó además que para Dos Bocas, se deben contemplar gastos de transporte, construcción de oleoductos, impactos ambientales, estudios de emisión de gas, afluentes, desechos sólidos y generación de ruido.
“Dos Bocas debe contar con una evaluación de impacto ambiental, cambio de uso de suelo y plan de ordenamiento de la zona; además se tiene que hacer una evaluación del impacto social. Pemex y los que vayan a construir tienen la obligatoriedad, de sí o sí, dar a conocer el proyecto con total transparencia”.
Dijo sin embargo que se debe contemplar una posible desviación en los tiempos: “No hay obra perfecta. En un proyecto de estas caracterísiticas, no puede haber una desviación estándar más allá al 8 al 10 por ciento”.
Otro reto, señaló, será contar con el dinero. “Es importante que se le dé un seguimiento puntual al proyecto en su programa físico financiero; que vaya en control, que no se descuide, porque ahí es donde se puede caer todo, que vaya su construcción acorde a los tiempos y para ello se necesita que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dé seguimiento”.
Elementos de caída adicionales
Regresando al documento del CEESCO, éste afirma que “de acuerdo a la revisión efectuada por el INEGI, en los dos últimos años, la Industria de la Construcción ha registrado una importante desaceleración, lastrado fundamentalmente por el mal desempeño del subsector obras de ingeniería civil (obra pública), siendo uno de los principales factores que mermaron el comportamiento la Industria de la Construcción en su conjunto”.
Al mismo tiempo, el Subsector Trabajos Especializados (mantenimiento y remozamiento de diversas obras y edificaciones) fue el que mejor desempeño mostró, sin embargo, al representar sólo el 12% del PIB de la construcción, su buen desempeño no tuvo un impacto mayor en el sector.
Entre 2017 y 2018, el pronóstico del CEESCO para el crecimiento de la industria de la construcción para el año pasado oscilaba en un rango de (+) 0.3% a (+) 1.0%, por diversos factores internos y externos que hicieron revisar ligeramente hacia la alza el desempeño del sector.
Sin embargo, al segundo semestre y particularmente durante el 4T18 se presentaron diversos elementos que interactuaron para desacelerar el comportamiento de la economía nacional y de la Industria de la Construcción, a los que se sumaron el incremento en los precios de los Insumos de la Construcción, como resultado de los aranceles aplicados por parte de Estados Unidos lo que desencadenó que la construcción no residencial presentara un -1.8% de contracción.
Optimismo del sector
Sin embargo, pese al panorama poco positivo que se vislumbra, el CEESCO afirmó hace un par de meses que el posible escenario de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la Construcción podría lograr un crecimiento que iría del 2 al 2.5% para 2019, en tanto que para 2020, vaticina que sería de 2.8%, con un repunte de 3.1% para 2021.
Para ello, es menester “la planificación, como clave para invertir en infraestructura, además de la necesaria creación del Instituto de Planeación de Infraestructura, la generación de un clima económico conveniente para la inversión, que incluye las condiciones para el establecimiento, operación y protección de una inversión, así como de las condiciones para el suministro de insumos, servicios y mano de obra requeridos por los inversionistas”.
Finalmente, se requiere que exista “financiamiento suficiente y adecuado, con estándares competitivos, un respeto al Estado de derecho, una disminución de los índices de corrupción, y finalmente, una reducción de los niveles de inseguridad y violencia”.
Con información de Milenio Noticias, SCT, CEESCO, Plan Nacional de Refinación, Pemex (Sala de Prensa), eloccidental.com.mx y entrevista exclusiva con el expresidente del Colegio de Ingenieros de Tabasco.
Texto Mario Vázquez
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