Más allá de los distintos sistemas políticos, económicos y sociales, el mundo está cada vez más globalizado e interconectado. El concepto de “aldea global”, acuñado por Herbert Marshall McLuhan a fines de la década de los sesenta, es cada vez más real y multidimensional. La interconexión humana, la virtual desaparición de las distancias, ya no se manifiesta solo en la información como lo observó el filósofo canadiense, sino también en el conocimiento, la cultura, la economía, las finanzas, y la conectividad física, es decir, el transporte.
Por ese circuito de múltiples vasos comunicantes, un pequeño cambio puede tener un efecto multiplicador, y en ocasiones incluso logarítmico: Lo que ocurre en un lugar del mundo repercute, maximizado, en el otro extremo. Las culturas puras, las naciones autárquicas y las economías cerradas, son una ficción voluntarista o una anécdota del pasado.
Alejandro Murat Hinojosa, ex gobernador de Oaxaca.
La globalización se manifiesta también en una actividad económica incesante y fluida entre diferentes continentes, y bloques económicos multinacionales diversos con grados de porosidad variables, según la vocación de cada país para suscribir o no acuerdos de cooperación y libre comercio.
Explicado por el economista japonés Masahisa Fujita y el ganador del premio nobel de economía Paul Krugman, el concepto de Nueva Geografía Económica (NGE), se refiere a que las decisiones económicas de los Estados y demás componentes de la sociedad se llevan a cabo teniendo en cuenta la localización geográfica. La NGE nos ayuda a entender la economía internacional a través del estudio microeconómico de los territorios. Analizando las regiones de un país, es decir la geografía económica, podemos comprender el crecimiento y desarrollo de las naciones, así como el comportamiento de estos.
Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, clave para el desarrollo.
Riqueza estratégica
La privilegiada localización geográfica, la riqueza cultural, la biodiversidad de su flora y fauna, los recursos forestales y las ventajas productivas, comerciales y geopolíticas que han caracterizado al Istmo de Tehuantepec, su entramado de ventajas estratégicas, lo sitúan como un espacio de atracción, oportunidad de salto al futuro para tener siempre presente.
En suma, la prioridad estratégica atribuida al Istmo ha sido un fenómeno recurrente en la historia nacional, desde el proyecto señorial de Hernán Cortes hasta el presente, pasando por las exploraciones físicas en las postrimerías del gobierno virreinal, la tentativa intervencionista de una facción del gobierno norteamericano, el proyecto soberano concebido por Benito Juárez, la política porfirista de inversión nacional y de concesiones privadas, los proyectos inacabados del México posrevolucionario, los de la alternancia panista y la más reciente administración federal, hasta que en su dimensión integral se dotó a uno de los proyectos, un proceso en marcha, de los tres componentes indispensables: voluntad política, sumatoria de esfuerzos y viabilidad técnica.
De eso trata este artículo, sobre la historia de los múltiples proyectos, enunciados en unos casos e inacabados en otros, sobre esa riqueza estratégica potencial nunca antes detonada y hoy, parte medular del estudio, en proceso firme de construcción y cambio estructural.
La NGE nos ayuda a entender la economía internacional a través del estudio microeconómico de los territorios.
Equilibrar el desarrollo
Hablamos entonces del anhelado proyecto del “Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec”, cuya misión es contribuir al desarrollo de la región y sentar las bases para un desarrollo integral, sustentable, sostenible e incluyente.
Un proyecto de visión transexenal y cambio estructural, que interrumpe la larga historia de México como un país gobernado por un modelo asimétrico y contrahecho de desarrollo, en donde, sobre todo a partir de la tercera década del siglo XX, las distintas regiones y estados del país recibieron un trato diferenciado en el diseño y la ejecución de los planes nacionales de desarrollo, los planes sectoriales y las políticas públicas específicas, para impulsar un Norte-Centro, Bajío incluido, mirando hacia la modernización, el crecimiento y la apertura, y un Sur-Sureste rezagado en sus principales indicadores económicos y sociales: un federalismo formal, no uno de contenido concreto.
Esa realidad de desequilibrio regional y desigualdad social es la que se busca modificar con megaproyectos como el del Corredor Multimodal del Istmo de Tehuantepec: Hoy Oaxaca es uno de los estados en donde más ha crecido el ingreso laboral, un 7.1%, y donde más se ha generado empleo, 97% tasa de ocupación, al crecer en un 4.5% frente a un decrecimiento nacional del 8.5 por ciento.
Alejandro Murat instaló la Comisión Intersecretarial del Estado de Oaxaca para el proyecto del CIIT.
Aprovechar la relocalización de empresas
Las grandes empresas internacionales buscan no solo reducción de los costos de producción y traslado fluido de las mercancías, sino la seguridad en la cadena de suministros, una certeza a salvo de los imperativos de la geopolítica, como la confrontación comercial Estados Unidos-China y la guerra Rusia-Ucrania, así como un blindaje para protegerse de los problemas de traslado inherentes a fenómenos imprevistos, como el desafío sanitario de la pandemia del Covid-19.
En efecto, en esta recomposición de la economía global, la internacionalización de los procesos productivos, con cadenas de componentes, insumos y productos finales que tocan los cinco continentes, se privilegia cada vez más la cercanía geográfica y la consecuente seguridad en el suministro, lo que confiere una enorme ventaja comparativa al factor de la proximidad del Istmo de Tehuantepec al mayor mercado del mundo, los Estados Unidos, especialmente para empresas que hoy salen de China y Rusia, un fenómeno conocido como nearshoring.
Cercanía geográfica entre naciones.
The Economist, define el nearshoring como el negocio de trasladar actividades a países que son bastante baratos y están muy cerca, en lugar de muy baratos y lejanos. Uno de los factores claves de esta estrategia es ayudar a las empresas a elegir ubicaciones que no necesariamente ofrezcan el mayor ahorro en costos, sino que estén asociadas con riesgos más bajos.
Otro de los factores determinantes como elemento de decisión en el proceso de relocalización de las grandes empresas, es la disponibilidad de energía, y particularmente de energía limpia, pues las nuevas inversiones, que consideran plazos de varias décadas hacia adelante, requieren tener un suministro seguro y constante de energía generada de fuentes renovables, lo cual otorga una ventaja comparativa adicional al Corredor Interoceánico Multimodal del Istmo de Tehuantepec.
En suma, ningún proyecto internacional podría capitalizar mejor la nueva etapa de la globalización, en esta tercera década del siglo XXI y subsecuentes, el nearshoring, como el cruce ágil y seguro de capitales, mercancías y servicios, por el Istmo de Tehuantepec.
Ventajas competitivas
La principal ventaja comparativa, que se traducirá en una alta competitividad, del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec frente al Canal de Panamá y otras opciones como los puentes terrestres que cruzan el territorio norteamericano, es la oportunidad, el menor tiempo y el consecuente menor costo, con que las mercancías se trasladarán de una costa a otra de Estados Unidos, y también las que provengan de los países asiáticos y tengan como destino a nuestro principal socio comercial.
Esta importancia se acrecienta en estos nuevos tiempos de un capitalismo global, donde las fuerzas centrífugas se imponen cada vez más a las fuerzas centrípetas, con cadenas de suministros que no conocen fronteras, culturas ni idiomas. Con este nuevo paradigma, los fabricantes con visión internacional socavan a sus competidores y fabricantes de componentes que se quedan en casa.
El Istmo de Tehuantepec puede convertirse progresivamente en un importante polo de desarrollo, que impulse la actividad comercial de nuestro país con la costa Este de Estados Unidos por medio de la conectividad logística, generando crecimiento económico a través de la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) propiciada por el requerimiento global de acercamiento de las cadenas productivas (nearshoring), así como desarrollo social, implementando políticas públicas que integren a la región sur sureste y que permitan abatir los rezagos en infraestructura y servicios.
Planta Heineken en Veracruz.
Por lo que, a fin de consolidar este importante proyecto se considera necesario lo siguiente:
- Plan de integración al TMEC (mercado objetivo). A fin de potencializar las bondades del CIIT, éste deberá estar alineado a los objetivos y marco regulatorio establecido en el tratado suscrito con Estados Unidos y Canadá, nuestros mayores socios comerciales.
- Plan maestro de desarrollo, infraestructura y operación de cada uno de los Polos de Desarrollo (PODEBIS). Brindar claridad y certeza a los inversionistas, siendo indispensable ampliar el periodo de otorgamiento de los incentivos fiscales, considerando los tiempos necesarios para la instalación e inicio de operaciones de las empresas.
- Inversión en modernización de infraestructura y servicios logísticos (energéticos, telecomunicaciones, carreteros, portuarios, aeroportuarios, ferroviarios). Los servicios logísticos deben ser operados por empresas consolidadas y con experiencia en el sector portuario y ferroviario a nivel global.
- Priorizar inversión en infraestructura y servicios públicos (agua potable y residual, salud, educación, seguridad). La inversión en infraestructura y servicios públicos debe ir a la par de la inversión en infraestructura productiva, con el objetivo de atender demandas sociales y generar bienestar en la población.
- Ampliar incentivos fiscales y esquemas financieros, que permitan el fortalecimiento de la red de proveeduría local, a fin de satisfacer la demanda de insumos y servicios. Actualmente no existe en la región, una red de proveeduría consolidada, que brinde el soporte requerido por parte de las empresas de manufactura.
- Implementación de mejora regulatoria en los tres niveles de gobierno, que transparenten y agilicen procesos administrativos.
- Inclusión social, implementar política integral de desarrollo, hacer partícipe a las comunidades a través de sus vocaciones productivas.
México es un país con un enorme potencial productivo que, sin embargo, ha tenido históricamente un modelo de desarrollo asimétrico y contrahecho que, con distintas modalidades sexenales, ha creado una realidad nacional contrastante, con un polo Norte-Centro que mira hacia la modernidad, la apertura y el crecimiento, y otro polo, el Sur-Sureste que, ya con importantes cambios en los últimos años, ha estado rezagado en sus principales indicadores económicos y sociales: PIB, PIB per cápita, esperanza de vida, salud, escolaridad, servicios públicos fundamentales.
Planta Holcim Orizaba.
Los distintos ritmos de desarrollo con que ha transitado el país no son una fatalidad histórica ineluctable, ni una consecuencia de su geografía y su cultura contrastantes, sino fruto de los planes de desarrollo, los planes sectoriales y las políticas públicas específicas aplicadas por el Estado mexicano. Por eso se tiene la firme convicción, avalada con datos técnicos, que con nuevas políticas públicas, que implican una voluntad política diferente, se generan nuevas realidades.
Una de las razones fundamentales de la mejoría sustancial en los indicadores económicos y sociales del estado de Oaxaca es la inversión en obras de infraestructura, justo lo que había faltado en el pasado, como la reanudación de las supercarreteras de la capital del estado a las regiones del Istmo y de la Costa; la modernización de la refinería de Salina Cruz, y de manera destacada, el Corredor Multimodal Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
El Corredor Multimodal Interoceánico del Istmo de Tehuantepec impulsado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con los gobiernos de los estados de Oaxaca y Veracruz, es el primero que cuenta con una visión integral, una amplia concertación social, comenzando por la consulta a las comunidades indígenas, un plan ejecutivo, un plan estratégico y un plan maestro conceptual, un presupuesto asignado anualmente y obras en licitación y operación.
El Corredor Multimodal Interoceánico, ya con bases firmes, no es un proyecto tecnocrático: solo alcanzará sus ambiciosas y sustentadas metas si cuenta, tanto ahora como en los próximos años, con la participación y el respaldo transexenal del gobierno federal, de los gobiernos estatales y municipales de la zona, así como del poder legislativo y los distintos sectores privado, social y comunitario.
Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Texto:Alejandro Murat Hinojosa
Foto: ARMANDO MEDINA / ALIANZA / sociologo / EWLO / ADF / Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario del Estado de Veracruz / ADF