Javier Lomelín
Nuestros parques industriales, por ejemplo, hoy ya cuentan con diseño, estándares, medidas de seguridad, infraestructura y demás atributos que permiten recibir a empresas de manufactura tan modernas y sofisticadas como las que más.
Qué decir de nuestros centros comerciales, mismos que, sin importar si se trata de un pequeño “Strip Center”, un “Power Center” o un gran “Mall”, hoy se construyen bajo parámetros internacionales y albergan a las marcas más prestigiadas del mundo.
Si hablamos de desarrollos de clase mundial no podemos dejar de mencionar los desarrollos turísticos del país, ya sean éstos de playa o de ciudad. Es simplemente innegable que están a la altura de los mejores del mundo.
Los ejemplos abundan para sustentar la premisa inicial. Los centros de distribución, los edificios de oficinas y los desarrollos habitacionales hoy cumplen con las especificaciones técnicas, de seguridad y de eficiencia a escala mundial.
Si esto es fácilmente perceptible, entonces afloran las siguientes preguntas: ¿qué es lo que hay detrás?, ¿qué ha sucedido en los últimos años que hace posible que el sector inmobiliario mexicano esté a la altura de los mercados inmobiliarios más complejos del orbe?
En forma general y como un recuento sucinto de los eventos que hayan aportado a la conformación actual del sector, podríamos resaltar los siguientes.
Me parece que el primer elemento en aparecer en escena fue el de las franquicias inmobiliarias. Durante la década de los 90´s franquicias como Century 21 y Remax, entre otras, comenzaron a capacitar a sus franquiciatarios y sus respectivos equipos de ventas con el fin de ofrecer un servicio estandarizado bajo el gran paraguas de una marca conocida tanto nacional como internacionalmente.
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Inmediatamente después, a mediados de esa misma década, aparecieron firmas comercializadoras especializadas en el ramo comercial e industrial; apareciendo en primer lugar Lomelín Colliers, hoy Colliers Internacional, fruto de la asociación de Lomelin Hnos., Bienes Raíces y Colliers International Property Consultants, seguido por Cushman and Wakefield, CBRE, y Lasalle, hoy Jones Lang Lasalle.
Fue a finales de los 90 que comenzaron su aparición o consolidaron su presencia los desarrolladores propiamente dichos, primero los nacionales G Acción, GICSA, BCBA Impulse, Finsa y FRISA, entre los más destacados, seguidos por grupos internacionales como Hines, Richman, Prologis, Corporate Properties of America, entre otros. La disponibilidad de financiamiento para que los grupos desarrolladores contaran con “dinero fresco” para seguir creciendo sus portafolios, fue en un inicio aportada principalmente por empresas especializadas en este sector como GE Capital, seguido tiempo después por Metlife, las Sofoles y la banca comercial.
La participación de diversos grupos de inversionistas es un punto clave en la conformación de lo que es hoy un mercado maduro y 100 por ciento profesional, grupos como O´Connor Capital Partners, Prudential Real Estate Investors, el mismo GE Capital, AIG, Kimco, AMB y varios más. Sus importantes inyecciones de capital han contribuido fuertemente a la conformación actual del sector.
Por último no podemos dejar de resaltar la entrada de grandes capitales provenientes de diversos fondos de pensiones tanto norteamericanos como europeos. Fondos tales como DIFA (Alemania) y Calpers (USA) le han dado salida a los propietarios de portafolios inmobiliarios consolidados en el país, dotando al mercado de una fuente adicional de liquidez, lo que genera una mayor dinámica en el sector.
Pareciera que el gran ausente en el mercado inmobiliario nacional es la figura del REIT (Real Estate Investment Trust) o Fibra (Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces) como se le conoce en México. Sabemos que las recientes reformas legales tendientes a facilitar la creación de dicho instrumento de inversión inmobiliario, así como de los diversos esfuerzos que el mercado bursátil, la banca comercial y las agencias inmobiliarias hemos hecho, apuntan a que en el futuro próximo este importante vehículo aporte al sector grandes beneficios.
En conclusión, hoy México cuenta con un mercado inmobiliario maduro, complejo y de gran sofisticación, lo que se traduce por un lado en grandes oportunidades para todas las empresas y jugadores que en él participan, y por el otro lado en una demanda para que los que participamos tengamos un alto grado de especialización con el objeto de aportar el valor agregado que justifique nuestra participación.
* El autor es director general de Collier Internacional en México.