A finales de 2022 y principio de 2023 se veía una preocupación muy marcada por la posibilidad de que se presentara una recesión en los Estados Unidos y con ello México tendría un pobre desempeño económico, lo que afortunadamente no sucedió.
Dicho temor estuvo fundado en que las elevadas tasas de interés en Estados Unidos, para controlar la inflación, afectaría la demanda agregada. Pero esta preocupación se fue disipando paulatinamente por la corrección en los precios al consumidor.
Por ello a lo largo del año se fueron haciendo correcciones a la alza en las previsiones de crecimiento de Estados Unidos y México. Para el vecino del norte pasamos en las encuestas de los analistas del sector privado y financiero de un escenario de crecimiento de 0.5% para todo 2023 a 2.2% en las más recientes encuestas; en México pasó algo similar al pasar de previsiones de 0.9% al cierre del 2022 a niveles cercanos a 3.5% en las encuestas más recientes (noviembre).
Janneth Quiroz, directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Monex explicó que este crecimiento significativo a nivel global obedeció a varios factores:
- Fortaleza en el mercado laboral, más notorio en Estados Unidos con tasa de desempleo en mínimos históricos, pero también en la Eurozona; en México también se ha ajustado positivamente.
- Exceso de ahorro en las economías avanzadas, que se mantiene en niveles elevados.
- El efecto multiplicador del gasto público que se dieron como estímulos fiscales desde la pandemia, todavía tiene un impacto positivo.
Para el caso de México, la economía acumuló un crecimiento de 3.5% hasta el cierre del tercer trimestre, con cifras (preliminares) ajustadas por estacionalidad, lo que en opinión de la especialista “es un crecimiento significativo comparado con el 1.9% promedio que tuvimos del 2005 a 2019, antes de la pandemia”.
La directora de Análisis de Monex señaló que “en la demanda interna vemos factores que han apoyado el desempeño. El consumo ha tenido un comportamiento muy positivo, al igual que la inversión fija bruta con crecimientos extraordinarios. Esto último se ha visto favorecido en algunos indicadores que muestran que el nearshoring se ha reflejado al menos en una mayor utilización de la capacidad instalada, también en las exportaciones a Estados Unidos”.
Para 2024, luego del gran crecimiento de 2023 se espera un aterrizaje suave de la economía global, sobre todo de los países desarrollados, principalmente de Estados Unidos. A diferencia de un año atrás no se prevé una recesión, sino una desaceleración.
En Monex anticipan que para 2024 el PIB de Estados Unidos crezca 1.5% y para México un avance a ritmo del 2.1%. En ambos casos será una desaceleración respecto a 2024.
Por otra parte, los analistas de Banco Base describieron que en el tercer trimestre del 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) de México creció 3.31% anual y 0.91% trimestral, en línea con las expectativas. “El crecimiento de México sigue siendo sólido y ha estado impulsado mayormente por el consumo y la inversión fija bruta, que en el tercer trimestre alcanzaron máximos históricos”.
A su vez, explicaron que el consumo ha estado impulsado por el crecimiento de la masa salarial, las remesas, las transferencias que el gobierno proporciona a varios grupos de la población y el otorgamiento de crédito. Por su parte, la inversión fija bruta ha alcanzado máximos históricos debido al nearshoring y a la construcción de obras públicas.
Agregaron que “con el crecimiento del tercer trimestre, el PIB de México se ubica 4.42% por encima del nivel observado previo a la pandemia (2019) y 3.89% por encima del máximo que había registrado anteriormente en el tercer trimestre del 2018”.
En opinión de Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, “para 2024 se estima que el crecimiento del PIB podría ubicarse entre 2.5% y 3% y para 2025 se estima un crecimiento de entre 0.8% y 1.0 por ciento”.
Lo anterior lo fundamenta en:
1) Desaceleración económica en Estados Unidos.
2) Menor gasto público en México, debido a la estacionalidad (en el primer año de administración el gasto público generalmente cae) y la falta de espacio fiscal para gasto público en nuevas obras de infraestructura.
3) Acumulación de deuda de los consumidores que limitará el crecimiento del consumo.
“Si en 2025 la recesión se materializa, esta administración habrá iniciado con una recesión y habrá heredado una recesión a la siguiente administración. Además, es posible que el siguiente sexenio tenga un crecimiento económico limitado, ante la incapacidad de llevar a cabo grandes obras de infraestructura y por la necesidad de llevar a cabo una reforma fiscal”.
Para la economía de México, en particular, los analistas de Banco Base destacaron la existencia de una serie de riesgos, entre los que destacan:
1) Alto déficit presupuestario para 2024, que presionará al alza a la inflación, obligará a mantener la tasa de interés en un nivel alto por más tiempo y podría propiciar cambios de estable a negativa en la calificación crediticia de la deuda soberana de México.
2) Nuevos choques de oferta que generen presiones inflacionarias.
3) Panel del maíz en el marco del TMEC, que podría fallar en contra de México, imponiendo sanciones comerciales.
4) Posibilidad de panel en materia de energía en contra de México, en el marco del TMEC.
5) Incertidumbre respecto a la política económica interna.
6) Deterioro de la gobernabilidad.
7) Mayor debilitamiento de las instituciones.
8) Elecciones en México con la posibilidad de que la presidencia y la mayoría del Congreso queden en las manos de un solo partido.
9) Volatilidad del tipo de cambio.
10) Posibilidad de falta de infraestructura de energía eléctrica y agua, que frene el crecimiento de la inversión fija.
11) Posibilidad de desaceleración económica en Estados Unidos a finales del 2024 y.
12) Elecciones en Estados Unidos por la posibilidad de políticas que incentiven el regreso de empresas a ese país, lo que frenaría la llegada de inversión fija a México por nearshoring.
Texto:Ricardo Vázquez
Foto: REM