Durante los últimos meses se ha validado que la época de dinero barato quedó atrás, que los mercados bursátiles han tenido serios descalabros, al grado de parecer en una etapa de bear market, y los tipos de cambio, particularmente el peso, tienden nuevamente a perder fuerza frente al dólar.
La presión que se ha ejercido sobre la inflación a nivel global, ha ocasionado que los bancos centrales reaccionen con el objetivo de controlar la inflación.
El pasado viernes 10 de junio, se publicó el reporte de la inflación de mayo en Estados Unidos, que estableció una tasa anual de 8.6%, que fue un nuevo máximo desde diciembre de 1981. Tal reporte validó que persisten las presiones inflacionarias y abrió la posibilidad de que la FED incremente las tasas de interés de referencia en forma más agresiva a lo previsto anteriormente.
Es por ello que este arranque de semana ha sido difícil para los mercados internacionales, tanto los bursátiles, los cambiarios y también para el mercado de tasas de interés.
Todos están a la expectativa de la decisión de la FED, que se anunciará luego de la reunión de este martes y mañana miércoles, donde se espera un ajuste de 75 puntos base.
En el caso del peso mexicano, ayer tuvo una jornada que cambió por completo la expectativa de moneda fuerte que mantuvo durante varios meses, con cotizaciones por debajo de los 20 pesos por dólar. De hecho fue la divisa emergente con mayores pérdidas frente al dólar y su reacción se debió al fortalecimiento del dólar.
En la medida que la FED ajuste sus tasas de referencia en forma más agresiva, el dólar se verá más fuerte actuando en contra de las divisas.
Así que todavía nos falta mucho camino por recorrer y los nubarrones que hemos visto amenazan con volverse tormenta, porque la política monetaria de los bancos centrales puede ocasionar una nueva recesión global.
La expectativa de corto plazo continuará siendo de tasas de interés más elevadas, un mercado bursátil que se mantendrá castigado y un tipo de cambio sufriendo presiones respecto al dólar.