La baja que se registró en el sector, se debió al favoritismo que el gobierno actual ha mostrado por los hidrocarburos, así como a la falta de un posicionamiento o reglas claras sobre la energías limpias y el proceso de aprendizaje que los nuevos funcionarios han tenido al respecto.
En conferencia de prensa Carlos Ortiz, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Fotovoltaica (AMIF), señaló que este año fue para que se hiciera un diagnóstico y saber cómo estaba la situación, pero no se actuó lo suficiente y eso nos está afectando a todos”, asimismo dio a conocer la realización de la expo Solar Power México de la industria fotovoltaica, a realizarse del 24 al 26 de marzo de 2020 en el Centro Citibanamex.
El titular de la AMFI, de igual manera informó que la asociación cuenta con 54 empresas afiliadas y para el primer trimestre de 2020 pretende llegar a 100, dijo que pese a que el gobierno federal no determine apoyar la industria fotovoltaica, el sector privado “buscará la forma de hacerla crecer, los propios usuarios particulares o de pequeños negocios han aportado entre el 25 y 30 por ciento de la inversión total del sector, otro porcentaje similar proviene de financiamiento de la banca de desarrollo y el porcentaje, restante cercano al 40 por ciento proviene de inversión extranjera.
El subsidio eléctrico que durante una década ha otorgado el gobierno federal asciende a un billón 350 mil pesos y ese monto “habría sido suficientes para instalar paneles solares en todas las casas habitación de México”, indicó.
Hasta el primer semestre de este año el número de usuarios en México de sistemas fotovoltaicos ascendió a 112 mil usuarios y la capacidad instalada ascendió a 818 megawatts, lo que implica un crecimiento de 10 veces durante el último quinquenio.
Arnold Solís, director de la empresa SDE México, resaltó la falta de financiamiento para impulsar el sector y confió que una vez que bancos o instituciones de crédito entiendan el dinamismo, importancia y rentabilidad del sector generen créditos específicos, como los hay ahora para el sector hipotecario o automotriz, pero mucho más baratos, a tasas más bajas y con plazos de pago más cortos.