La antigua basílica es una de las mayores joyas del arte bizantino y fue edificada hace casi 1500 años. En su momento funcionó como catedral cristiana hasta la conquista otomana de Constantinopla en 1453, cuando fue transformada en mezquita. En la década de 1930, el padre de la Turquía laica, Mustafa Kemal Atatürk, ordenó su restauración, recuperando los mosaicos que durante siglos habían permanecido encalados, y la convirtió en un famoso museo, que desde su apertura en 1935 se ha convertido en una de las atracciones turísticas más visitadas en aquel país.
La decisión cayó en manos del Tribunal Supremo de Turquía que acaba de anular la ley de 1934, aprobada por Ataturk de mantener el carácter secular de Santa Sofía. Con la anulación de la ley se prevé que el estatus de Santa Sofía cambie automáticamente sin que el gobierno tenga que tomar una nueva decisión.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultur (Unesco), ha mostrado preocupación por el cambio de estatus y uso del recinto, ya que Santa Sofía está inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad con lo que acarrea responsabilidades y obligaciones legales sobre el estado de conservación del monumento, por lo que pidió a Turquía que se revierta el cambio.
Turquía rechazó las afirmaciones diciendo que, “abrir Santa Sofía a la oración no impide que turistas locales o extranjeros visiten el sitio”, expresó Ibrahim Kalin, portavoz de la presidencia turca, a la Agencia Anadolu.