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El llamado del Presidente Joe Biden a una realizar una “excepción transitoria” para levantar los derechos intelectuales de algunas patentes de vacunas ya genera división en EU. ¿Pero qué implica?

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La etapa de vacunación que se vive a nivel mundial ahora inicia una nueva y sombría etapa.

El levantamiento de las patentes para que se comercialicen mientras prevalece la situación de emergencia mundial, ya inició con una oposición de las grandes marcas.

Pzifer y Moderna serían dos de las farmacéuticas estarían entre las empresas que serían requeridas para ceder sus patentes para acelerar una vacunación a nivel mundial.

Protestas en EU por su liberación. 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ve en el anuncio un gran aliento de esperanza al calificarla como “histórica y monumental”, lo que daría más liderazgo a Estados Unidos.

Sin embargo, en EU, la secretaria de Comercio no ve con buenos ojos la medida, ya que rompe con una tradición política comercial de ese país, que tradicionalmente se ha aliado con las grandes empresas.

Por su parte, el diario The Wall Street Journal, calificó a la medida como un desestímulo a la inversión en el desarrollo de medicamentos en el futuro.

La reacción de las farmacéuticas fue de una crítica muy dura, ya que según ellas, se “compromete la capacidad global” de la producción de los antídotos.

Necesidad global

Según los farmacéuticos, “el problema no es la carencia de vacunas, sino los recursos primarios y tecnológicos que se requieren para producirlas”.

En las últimas semanas tomó fuerza una propuesta impulsada por India y Sudáfrica, dos de los países más afectados por el covid-19, que busca liberar patentes de las vacunas contra el Covid,

Se busca que, temporalmente, las patentes de las vacunas queden suspendidas para atender la crisis global sanitaria, y que no sean exclusivas de las farmacéuticas que las desarrollaron, y otros laboratorios puedan fabricar las vacunas a un menor costo.

En circunstancias normales, las patentes le brindan derechos exclusivos mundiales -generalmente de 20 años- a una empresa sobre la comercialización de un fármaco.

Suspender las patentes quitaría la exclusividad de las fórmulas y volvería legal a cualquier farmacéutica grande o pequeña la elaboración de las vacunas.

Merkel. Primero las empresas. 

Desacuerdo

Inicialmente la idea fue apoyada por algunos países, como Francia, Rusia e Italia, así como repudiada por otros gobiernos, sobre todo en los que se encuentran las sedes de las empresas que desarrollaron las vacunas.

Pero el pasado miércoles 5 de mayo, por la noche, todo dio un vuelco cuando Estados Unidos anunció que apoyaría la propuesta. Mientras muchos se alegraron por el apoyo del gobierno de Joe Biden otros países importantes están molestos.

Los gobiernos que apoyan a las farmacéuticas argumentan que eso no debe hacerse “porque se vulneran los derechos de las empresas que gastaron tiempo, dinero y esfuerzo en  el desarrollo de las vacunas”.

Alemania, rechazo

Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel, reiteró el sábado su oposición a que se suspendan las patentes de las vacunas e instó a Estados Unidos a abrir el "mercado" para permitir exportaciones de inyecciones y sus componentes.

"Gran parte de la población de EU está vacunada; deseo que podamos tener un libre intercambio de componentes y también una apertura del mercado de vacunas", declaró en rueda de prensa al término de una cumbre de dirigentes europeos.

"La Unión europea siempre ha exportado gran parte de su producción y esa debe ser la norma", alegó la alemana.

Por su parte, el Presidente de Francia, Emanuelle Macron: "100% de las vacunas producidas en Estados Unidos van al mercado estadounidense"

El presidente francés también exhortó a los anglosajones a que cesen de "bloquear" las exportaciones.

Subrayó que de las 110 millones de dosis producidas en Europa, la Unión Europea había exportado 45 millones y guardado 65 millones. Al mismo tiempo, lamentó que "100% de las vacunas producidas en Estados Unidos van al mercado estadounidense".

Dilema ético

Con las patentes de vacunas se pone sobre la mesa un dilema ético y es que sin la aplicación de esa patente se salvarían miles de vidas, ya que los más desfavorecidos tendrían acceso a más vacunas y más baratas; pero por otro lado, se estaría quitando el principal incentivo que las empresas privadas tienen para investigarlas con lo que probablemente su desarrollo sería más lento.

Pero es un tema que se tiene que poner en la mesa.

¿Hacer dinero o hacer lo correcto? 

En la década de 1950, por ejemplo, los pilotos de carreras llevaban arneses, pero cuando estos se instalaban en los coches de calle, adoptaban la forma de un rudimentario sistema de retención de dos puntos en la cintura que muchas veces causaban más daños ante los choques.

En 1959 un ingeniero de Volvo, inventó el cinturón de seguridad de tres puntos. Se trata del mismo cinturón que todavía utilizamos más de 50 años después y la razón por la que  está tan extendido es, en realidad, que Volvo abrió la patente para que cualquier fabricante de automóviles pudiera utilizarlo en su diseño.

Decidieron que el invento era tan importante que tenía más valor como herramienta gratuita para salvar vidas que como algo de lo que sacar provecho.

Nils Bohlin, inventor del cinturón de seguridad de tres puntos, recibió una medalla de oro de la Real Academia Sueca de Ciencias de la Ingeniería en 1995 y, en 1999, fue incluido en el Salón de la Fama del Automóvil.

Con información de Noroeste, Televisa News, Deutsche Welle y Euríbor.