Mientras que hace unos días el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador insistía en que los niños regresaran a clases con una presentación de un representante de la Unicef y volvía a arremeter contra las clases medias por no dejar que los menores vayan a las escuelas, en Texas, ven las cosas de manera diferente.
En la localidad de Iraan, en Texas, ante una nueva escalada en los contagios por Covid-19, que ha provocado incertidumbre entre sus habitantes, las escuelas decretaron cierres y los alumnos de deberán regresar a las clases a distancia.
La anterior medida se dio sólo cinco días después de que se habían vuelto a abrir las aulas para que acudieran los niños y adolescentes.
En las semanas recientes, Texas ha padecido una crisis sanitaria que llegó al punto en el que se decidió establecer restricciones sanitarias y el cierre de varios lugares públicos.
La nueva alerta sanitaria preocupa a ciudadanos y autoridades, ya que el gobernador de Texas, Greg Abbott, se ha negado a aplicar medidas más estrictas, como el uso del cubrebocas de manera obligatoria, normas que sí se han establecido a nivel federal.
La ciudad texana tiene como actividad central la producción de petróleo y tiene una población de un poco más de mil 200 personas, sin embargo 50 ciudadanos han sido detectados con contagio de Covid-19, es decir, el 5% de la población.
Como se recordará, incluso la Iglesia Católica hizo un llamado al Presidente a la mesura para no apresurar el regreso a clases de los menores, precisamente, por el alto riesgo en contagios en menores de edad.
“Desde el ámbito de los Derechos Humanos y la protección del interés superior de los niños, consideramos urgente abrir los espacios de convivencia y educativos que permitan que las niñas y los niños comiencen a resarcir las afectaciones por el confinamiento”, dijo en su momento el subsecretario de Derechos Humanos y Migración, Alejandro Encinas, ante la insistencia para que millones de padres hagan regresar a los menores a las aulas.