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La CURP biométrica moderniza la identificación en México, pero también abre un debate urgente sobre ciberseguridad, manejo de datos sensibles y riesgos potenciales.

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La suplantación de identidad se ha convertido en una práctica reiterada en México, en contra de la cual, todos los sectores deben reforzarse constantemente. No hay duda de que el fortalecimiento de la Clave Única del Registro de Población (CURP) a través de datos biométricos y con ello, dotar de una identidad digital oficial a las personas, era una necesidad ineludible que se había postergado por mucho tiempo.

 

Así, el 16 de julio de 2025 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la reforma que modifica la Ley General de Población y la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas; entre las modificaciones se introduce la CURP Biométrica que incluye fotografía, huellas digitales de ambas manos, escaneo del iris de ambos ojos, firma digital y un código QR para su validación. Su proceso de expedición ya está en curso.

 

Los objetivos de este documento –gestionado por la Secretaría de Gobernación, gratuito, exigible, de aceptación obligatoria en todo el país– son la modernización del sistema de identificación, el reforzamiento de su seguridad y una mayor protección contra fraudes y suplantación de identidad. Además, se proyecta como la única fuente de identidad de las personas contenida en registros oficiales que sirva como mecanismo para el cruce, alerta y consulta de información en bases de datos, en caso de desaparición.

Sus beneficios principales son: la asociación de datos únicos y exclusivos del ciudadano en una sola identificación; la reducción del tiempo de verificación en diversos trámites; aminorar el riesgo de robo de identidad al verificar en tiempo real la autenticidad de los usuarios; la identificación más precisa de personas desaparecidas mediante el cruce de bases de datos y la detección de miembros de la delincuencia organizada que operen con documentos falsos.

No obstante, la combinación de aspectos como la protección de datos personales, manejo de datos sensibles, ciberseguridad y obligatoriedad de este documento hace que, por el momento, los ojos de muchos especialistas en tecnología y cibernética estén más puestos en sus contras que en sus beneficios.

 

 

De acuerdo con el último informe del Panorama Global de Amenazas 2025, elaborado por FortiGuard Labs, somos el segundo país con mayor actividad cibercriminal en América Latina con más de 35,200 millones de ciberataques presentados en los primeros tres meses de 2025.

Asimismo, según un estudio hecho en 2025 por la empresa DITESA, arrojó que el ataque cibernético más frecuente y devastador en México es el “ransomware” con el 39 por ciento, que consiste en el secuestro de sistemas informáticos, encriptando todos los datos y exigiendo un pago para restaurar el acceso. Los sectores más afectados son finanzas, salud, educación y gobierno.

 

Si bien los objetivos de la implementación de la CURP biométrica pueden ser loables, aún nos encontramos en una etapa de desconfianza ciudadana e incertidumbre, pues no hay información precisa acerca de la garantía de protección de datos; del procedimiento legal en caso de negligencia o arbitrariedad; así como dudas del control de quién accederá a la información sensible en la nube o servidores; el estándar de seguridad cibernética e informática que se tendrá; si existen los recursos económicos para mantener una infraestructura tan colosal y qué protocolo de actuación habrá para la contención de daños en caso de ciberataque.

 

Así, para que el sistema de la CURP biométrica logre ser efectivo y sólido, debe contar, entre otras cosas, con medidas robustas en cifrado contra accesos no autorizados, en software, antivirus, cortafuegos (firewall), protocolos con estándares internacionales en ciberseguridad, capacitación de personal especializado, protección contra riesgos jurídicos y plan de respuesta en caso de incidentes, es decir, elementos que tienen retos, desafíos y costos titánicos.

En el ámbito notarial, con el objetivo de evitar la suplantación de identidad y  prevenir diversos delitos, los notarios hemos implementado métodos y tecnologías para verificar la autenticidad de las identificaciones oficiales, validando sus medidas de seguridad, se han implementado tecnologías de vanguardia en el papel seguridad que se utiliza en las notarías y se ha trabajado exitosamente con el Instituto Nacional Electoral por medio de elementos biométricos para confrontar la huella digital de los comparecientes que otorgan instrumentos ante nuestra fe a efecto de autenticar su identidad. 

 

Ante los crecientes delitos de falsificación y utilización de documentos apócrifos, fraudes diversos y despojo, sin duda la CURP biométrica será un elemento que podrá reforzar la seguridad de las transacciones de todo tipo, incluyendo las inmobiliarias. Así, el ámbito jurídico se enfrentará de nuevo a un proceso gradual de modernización, con todos los esfuerzos y retos tecnológicos, jurídicos y económicos que ello implica.

 

Mi artículo finaliza, el análisis continuará...

*Titular de la notaría 51 de la Ciudad de México