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Las posadas son una de las tradiciones más queridas en México, pero también una fuente de gasto excesivo. Con planeación, creatividad y organización colectiva, es posible celebrar sin afectar el presupuesto de inicio de año.

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Con la llegada de diciembre, México entra en una de sus etapas más festivas del año. A partir de este 16 de diciembre comienzan las posadas, que se encadenan con reuniones familiares, encuentros con amigos y la cena de Navidad. Más allá de su origen religioso, estas celebraciones representan convivencia, unión y un respiro emocional antes de cerrar el año.

 

Sin embargo, también es una temporada en la que los gastos pueden salirse de control. La suma de “pequeños” desembolsos —comida, bebidas, regalos, decoración y traslados— puede convertirse en una carga financiera que se resiente en enero. De acuerdo con Juan Luis Ordaz, director de Estudios Económicos de Banamex, la clave está en organizarse con anticipación para disfrutar sin comprometer el presupuesto.

 

Una de las primeras recomendaciones que comparte es evitar que el costo de una posada recaiga en una sola persona. La organización colectiva permite distribuir gastos y responsabilidades, desde los alimentos hasta los insumos básicos. Este esquema no solo aligera el impacto económico, también fortalece la convivencia desde la planeación.

Otra estrategia efectiva es aprovechar los recursos y habilidades del grupo. Siempre hay alguien que cocina bien, alguien con espacio suficiente para recibir a los invitados o quien tiene talento para decorar. Asignar tareas según estas fortalezas reduce costos y hace más eficiente la organización.

La tecnología también puede convertirse en aliada del ahorro. Grupos de mensajería, listas compartidas o documentos colaborativos ayudan a coordinar compras, evitar duplicidades y llevar control del presupuesto. Planear con tiempo reduce los gastos de último momento, que suelen ser los más caros.

 

 

El “hazlo tú mismo” es otra opción que combina creatividad y ahorro. Elaborar piñatas, centros de mesa o adornos navideños en casa no solo disminuye el gasto, también se convierte en una actividad divertida para compartir con familia o amigos. Además, refuerza el valor cultural de las posadas sin necesidad de grandes inversiones.

 

Con respecto a la comida, compartir es la mejor estrategia. El clásico esquema en el que cada invitado lleva un platillo ayuda a mantener el gasto bajo control y ofrece mayor variedad. Comprar ingredientes en mercados o al mayoreo también puede generar ahorros importantes. Y aunque los desechables parezcan prácticos, optar por vajilla reutilizable resulta más económico a largo plazo y amigable con el medio ambiente.

 

Si hay intercambio de regalos, la recomendación es apostar por dinámicas creativas. Juegos como el intercambio sorpresa o el “robo de regalos” permiten poner límites claros al presupuesto y centrar la atención en la diversión, no en el valor económico del obsequio.

Finalmente, hacer una posada memorable no depende del gasto. Actividades tradicionales como el peregrinaje para pedir posada, juegos, dinámicas en grupo o incluso un pequeño espacio para fotos con decoración casera pueden transformar una reunión sencilla en un recuerdo especial.

 

Las posadas son, ante todo, una celebración de convivencia y buenos deseos. Cuidar el presupuesto no le resta espíritu a la temporada; al contrario, permite disfrutarla con tranquilidad y comenzar el nuevo año con finanzas más sanas.