En cambio, diversos análisis sociopolíticos refieren que Estados Unidos ha ido perdiendo liderazgo en varios aspectos, a diferencia de las décadas anteriores.
Uno de estos argumentos se centra en el enorme narcisismo de su cultura, que a veces pretende ser supremacista y que por momentos, le impide ver que los pilares de ese país están en las migraciones de la gente que ayudó a forjar a la nación.
Esto se refiere también a la colaboración entre ciudadanos de otros países. Pero al parecer, al gigante de occidente se le olvida que el futuro pasa por una mayor comunicación con los otros, con el prójimo.
“Estados Unidos está más enfocado en su capital. Pero la región del continente americano en su conjunto, se puede enfocar más en lo humano. Si reñimos, no consensuamos. Ahora, el futuro del mundo pasa por Latinoamérica, porque hay muchos niños. Los niños tienden a ser felices, colaboran, se juntan y tienen una visión en la vida”, afirmó en plática con Real Estate Market & Lifestyle, el Jorge Alonso, arquitecto y urbanista en Chapman Taylor Madrid Studio.
“Pero en América Latina todavía hay gracia. Hay más compromisos familiares y en la colaboración, que a veces no es siempre tan idílica como queremos. Esta región tiene una oportunidad fantástica de demostrarle al mundo su valía y gracias a la tecnología, podemos brincarnos todas las distancias físicas y hacer juntos diversos proyectos”.
Un ejemplo de ello es el evento Proptech Latam Summit que se llevará a cabo los próximos 2 y 3 de junio, en la Ciudad de México (CDMX), donde el arquitecto disertará sobre los fundamentos de las proptech, con el diseño de ciudades y la felicidad. “Si ves nuestros proyectos en China, por ejemplo, están llenos de arquitectura con gente feliz y sonriente. La faceta de ciudad feliz va a ser fundamental y tenemos que manejar este término siempre”, añadió.
Buscamos que en los proyectos esté la felicidad, comentó el arquitecto Jorge Alonso.
En cuanto a tomar en cuenta la felicidad en la tecnología y el diseño inmobiliario, señaló que la felicidad va ligada a sus creencias. “Tenemos relaciones y afectos entre nosotros que vienen desde los valores judeocristianos, que forjaron a las familias con un compromiso hacia el otro; por ejemplo, el cuidado a los mayores no debe ser visto como una obligación, sino como un camino a recorrer. Eso es lo que se va a notar en las ciudades”.
Dijo que en sus propuestas, “nosotros proyectamos edificios para que la gente sea feliz. Si detectamos un problema, lo procuramos parar. Si buscas que en los proyectos esté la felicidad, viéndolo rápidamente, la idea podría sonar pretenciosa, ya que se debe quitar todo el ego que conlleva la arquitectura. Hay que tener cuidado, porque nos han inculcado mucho ego durante la carrera. Pero no es real. Somos personas a las cuales también nos gusta el humanismo y la tecnología e intentamos fusionarlos, pero no podemos hacer nada por nosotros mismos”.
Señaló que fuera de los esquemas políticos, la identidad de España pasa por reafirmar los vínculos con América Latina y no tanto con Europa. “Ni hijos ni padres. Somos hermanos. No somos la llamada madre patria. Nosotros mismos somos hijos de celtas, de árabes, de íberos y de romanos”.
Si eso lo equilibras a un nivel humano, agregó, nadie puede hacer nada por sí mismo. “Con el covid lo vivimos. Si el prójimo no es feliz, yo no soy feliz. Ese es el cambio de paradigma. La felicidad debe estar unida al aumento de la tecnología; no podemos abandonar la bandera de la felicidad. Si nos absorben los aparatos ¿dónde queda la felicidad? Se necesita que vayan a la par.
Pero Alonso va más allá, ya que busca una nueva forma de ver el urbanismo: “El on y el off son parte también de nosotros. Antes lo era con la tele y el teléfono. Ahora es el smartphone. De hecho, propongo un concepto que he llamado urbahumanismo, donde el urbanismo se fusiona con el término humanidad. Le llamaría urbahumanismo colaborativo”.
Ante la propuesta conceptual, la tecnología es relevante en función de verlo como una herramienta. “Es como el tema de la fusión nuclear. Alguien pudo dar energía a una casa o a un país, pero se destrozó una ciudad, como en Japón. Nosotros tenemos la capacidad para inventar cosas increíbles, pero si las creamos para unir, seremos aún mejores. En ese sentido, los argentinos se pueden juntar con los mexicanos, los colombianos con los mexicanos y los bolivianos con todos los demás.
"A nosotros, como concepto para crear arquitectura, la colaboración nos salvó la vida durante la pandemia. Lo digo con fe”, señaló el arquitecto.