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La moneda mexicana cerró agosto cotizando alrededor de 21.89 pesos por dólar, tocando un mínimo de 21.7408 y un máximo de 22.9097 pesos.

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El peso cerró agosto con una apreciación de 1.73% o 38.5 centavos, cotizando alrededor de 21.89 pesos por dólar, tocando un mínimo de 21.7408 y un máximo de 22.9097 pesos. Lo anterior fue resultado de un debilitamiento generalizado del dólar estadounidense, cuyo índice ponderado registró un retroceso en el mes de 1.54%, acumulando cinco meses consecutivos a la baja con un retroceso de 6.91%. La debilidad del dólar se acentuó en los meses de julio y agosto, ante la evidencia de que la pandemia del Covid19 podría prolongarse, haciendo que la recuperación económica de Estados Unidos sea lenta y elevando la probabilidad de que la Reserva Federal mantenga una postura monetaria altamente acomodaticia por varios años.

En agosto, la Reserva Federal modificó el marco de referencia para la política monetaria. Aunque se mantiene el mandato dual de máximo empleo e inflación del 2%, ahora se dará más importancia al mandato de empleo, permitiendo que la inflación fluctúe por arriba de su objetivo. Lo anterior fue interpretado por el mercado como acomodaticio, pues podría permitir un sobrecalentamiento de la economía durante el periodo de recuperación sin que la Fed considere subir su tasa de interés. La debilidad del dólar permitió que la mayoría de las divisas ganare terreno, con excepción de algunas divisas de economías emergentes como la lira turca que se depreció 5.22%, el real brasileño que perdió 4.65% y el peso argentino que perdió 2.51%. Esto se debió principalmente a factores de incertidumbre política en estos países.

Hacia adelante, el peso mexicano podría seguir ganando terreno, acercándose al nivel de 21.50 pesos por dólar, visto por última ocasión en la primera quincena de junio. La mayor apreciación el peso estaría relacionado con la debilidad del dólar y no con una menor percepción de riesgo sobre el país, pues el número de infectados y muertos por Covid19 en el país sigue en ascenso y esto representa un riesgo para la recuperación económica hacia el cierre del año en 2021, principalmente del sector servicios. Cabe señalar que, en el mes, la tasa de rendimiento de los bonos M a 10 años mostró un incremento de 35 puntos base a 6.08%, observándose un movimiento similar a lo largo de la curva de rendimiento, con excepción de las tasas de corto plazo. La tasa de interés está inversamente relacionada con el precio, por lo que, incrementos en las tasas de rendimiento de los valores, están relacionadas con menores precio y una menor demanda por estos bonos. Por lo anterior, el incremento en el rendimiento de los bonos M puede ser evidencia de una mayor percepción de riesgo relativa sobre la economía mexicana y de salidas de capitales.

Durante septiembre, se espera que los mercados permanezcan atentos al ritmo de recuperación de la economía y al desarrollo de la pandemia. Así, señales positivas sobre una vacuna contra el coronavirus o tratamientos que reduzcan la probabilidad de muerte, podrían generar episodios de optimismo. Por el contrario, evidencia de un resurgimiento de casos, particularmente en economías avanzadas, podría poner en riesgo la estabilidad de los mercados financieros, principalmente del mercado de capitales. En este escenario, las divisas de economías emergentes son las que podrían seguir mostrando la mayor vulnerabilidad y un mayor riesgo de depreciaciones.

En agosto, el euro tocó un mínimo de 1.1696 y un máximo de 1.1966 dólares por euro. Finalmente, el euro peso tocó un mínimo de 25.8195 y un máximo de 26.9197 pesos por euro.
Al cierre, las cotizaciones interbancarias a la venta se ubicaron en 21.8861 pesos por dólar, 1.3364 dólares por libra y en 1.1933 dólares por euro.