Durante la realización de la Expo Real Estate Show a finales de mayo, Vicente Naves Ramos, director general de la plataforma inmobiliaria de Artha Capital, dijo que la Ciudad de México estaba en una etapa de pausa inmobiliaria, ya que había clausuras de hasta en 120 proyectos en la capital:
“Parte de lo que estamos viendo es una incertidumbre importante que genera desconfianza a nivel nacional e internacional (…) El gobierno (de Sheinbaum) entró con una premisa de desconfianza de que casi todo estaba mal hecho y llevamos casi un año con proyectos de más de 10 mil metros cuadrados que no se aprueban. Desde julio del año pasado prácticamente no hay autorizaciones. Habrá algunas irregularidades en los polígonos de actuación e impactos urbanos, pero el frenar todo es una decisión errónea, porque clausuraron en funciones más de 120 proyectos”.
En ese mismo sentido, el columnista Carlos Mota, en su columna de El Heraldo de México, señaló el día de ayer que esta pausa está viviendo un punto cada vez más álgido: “Desde hace algunas semanas, diversas obras en construcción a lo largo de la Avenida Masaryk, en Polanco, se encuentra paralizadas. Decenas de ellas están con sellos de ‘suspensión de actividades’, justo en el momento en el que se levantaba con fuerza la edificación para revigorizar la zona”.
En la citada Avenida, esquina con Calderón de la Barca, es una de las zonas de mayor afluencia turística de la capital, hay una construcción que fue prácticamente demolida recientemente para dar paso a una obra nueva de primer nivel. La construcción se trata de Plaza Zentro, edificación de 1991 que sirvió para detonar el crecimiento inicial de Gicsa, firma de Abraham Cababié, quién ha construido los famosos centros comerciales La Isla en Acapulco y Cancún, y el icónico Paseo Arcos Bosques en la capital.
Mantener esa avenida competitiva es fundamental porque lo que sobra es competencia de centros comerciales para el mercado afluente, como lo demuestran las renovaciones de El Palacio de Hierro o el fenomenal desarrollo de Artz, al sur de la Ciudad de México, destacó en su columna del día de ayer el periodista Carlos Mota.
“Hace pocos días hablé con empresarios desarrolladores miembros de la comunidad judía Muchos de ellos están en estado de shock; paralizados por la esclerosis que vive la capital en materia de permisos y de construcción. Me dieron su propia estadística: el gobierno capitalino tiene detenidas alrededor de 250 obras nuevas y en remodelación significativas. Es una calamidad. De hecho, cualquier ciudadano puede atestiguarlo: los sellos gigantes de suspensión (…) es el anuncio más común en decenas de colonias. Los empresarios no saben qué hacer, a quién acudir. Se sienten inmovilizados y nadie los escucha”, aseveró.
El columnista de El Heraldo de México advirtió que el freno al sector paraliza la competividad. “Paralizar las construcciones en la ciudad es una de las formas más efectivas de minar su competitividad; más aún si pensamos en Masaryk, que pertenece al barrio que atrae más visitantes extranjeros que desean vivir experiencias memorables en México. Una torpeza. Que ese barrio se inunde de letreros de gobierno con construcciones detenidas genera una imagen poco atractiva y de rechazo a la experiencia turística urbana”.