Los primeros efectos negativos del conflicto entre Rusia y Ucrania ya se dejan ver, pues algunas navieras informaron la suspensión de servicios en ambos países, así como desvíos de carga y trabajo remoto, privilegiando la seguridad de sus trabajadores.
Y las operaciones en los puertos marítimos de Ucrania fueron detenidas por las fuerzas militares del país. Ayer, funcionarios y ejecutivos de la industria de granos de Ucrania dijeron que Rusia detuvo los movimientos de flotas en el mar de Azov, pero mantenía abiertos a la navegación los puertos rusos del Mar Negro.
Maersk implementó una estrategia de continuidad comercial para atender las necesidades de la cadena de suministro de sus clientes según lo permita la situación; sostuvo que cuenta con planes y políticas para dar el apoyo necesario a sus colaboradores, por lo que trabajan desde casa y hasta ahora se encuentran a salvo.
La empresa no hará escala en ningún puerto de Ucrania hasta nuevo aviso y detendrá la aceptación de pedidos hacia y desde ese país hasta nuevo aviso. Mientras tanto, los servicios en Rusia siguen disponibles, pero están potencialmente sujetos a cambios conforme se desarrolle el conflicto.
Hapag-Lloyd detuvo las reservas para ambos países, mientras trabaja en los envíos que navegan a los puertos ucranianos y rusos. Su oficina en Odessa, la tercera mayor ciudad de Ucrania, está cerrada por el momento y los ejecutivos trabajan desde casa; las operaciones de la terminal y el transporte terrestre están detenidos.
Para especialistas, el conflicto incide ya en los costos del transporte.
CMA CGM añadió que monitorea de cerca la situación en Ucrania y la región del Mar Negro, tomando todas las medidas necesarias para proteger a sus empleados y garantizar al máximo la continuidad de la cadena de suministro; suspendió todas las escalas de buques a Ucrania hasta nuevo aviso.
Como resultado, los servicios BEX y BSMAR omitirán Odessa; y las reservas desde y hacia Odessa están suspendidas. La carga que navega a Ucrania será redirigida a los puertos de Constanza, en Rumanía, a Trípoli, en Líbano, o El Pireo, en Grecia, de acuerdo con información de T21.
El conflicto entre Rusia y Ucrania amenaza con un impacto en la industria petroquímica de Altamira, Tamaulipas, por la dependencia del gas y materias primas producidas allá, y cuya exportación vendrá a menos con las operaciones militares, mencionó el Clúster de Petróleo, Energía y Gas (Cepegas).
Incluso, se incluyen posibles repercusiones para las plantas generadores de energía de ciclo combinado, instaladas tanto en el sur de Tamaulipas como en la frontera, perjuicio para las empresas instaladas en el corredor industrial.
Añadió a Milenio que la situación entre ambas naciones ya debe incidir en los costos del transporte, tanto para la movilidad de personas de un sitio a otro y más de un país a otro. Fuera de la zona conflictiva, dichos incrementos se reflejarán en el costo final, pagado por los consumidores.