El arquitecto de interiores André Fu, maestro en fusionar la tradición oriental con la estética contemporánea, asumió el reto de transformar este legendario hotel en un emblema del lujo moderno. Con un enfoque meticuloso, Fu reimaginó cada espacio para honrar el espíritu original del hotel inaugurado en 1970, sin perder de vista el dinamismo y la sofisticación del Bangkok actual.
Entre la tradición y la modernidad
Desde el primer paso dentro del vestíbulo de triple altura, los huéspedes son transportados a un santuario de elegancia serena. La influencia de la artesanía tailandesa se manifiesta en cada rincón: Un jardín con cascada de diseño geométrico, pantallas de bronce que evocan el movimiento del agua y una impresionante obra del artista local Sakon Malee rinden homenaje a la identidad del hotel.
Las luces cálidas reflejan el dorado del techo hexagonal, inspirado en hojas de loto, mientras que los grandes ventanales enmarcan la vibrante ciudad que lo rodea.
El vestíbulo no es solo un punto de llegada, sino un punto de encuentro, con un majestuoso bar de mármol verde jade en su corazón, rindiendo tributo a la vida social de Bangkok.
Cada una de las 257 habitaciones fue diseñada como un refugio de calma y exclusividad. Ventanales enmarcados permiten una inmersión visual en el skyline de Bangkok y el Parque Lumpini, mientras que los interiores combinan materiales nobles como el roble y el bronce antiguo con una paleta de tonos verdes, celadón y dorados.
Gastronomía sensorial
Además de ser un destino de hospedaje, el nuevo Dusit Thani Bangkok es un epicentro culinario. The Pavilion, su restaurante insignia, juega con la luz y las formas para ofrecer una experiencia envolvente.
La propuesta gastronómica se completa con el Waterfall Glasshouse, una terraza rodeada de jardines exuberantes, y Dusit Gourmet, una joya oculta donde el diseño sofisticado del mármol italiano y la terracota pintada a mano convierten cada café en una experiencia estética.