Para lograr estos objetivos hay dos grandes líneas de acción:
La primera es un nivel de operación más modesto, y que colocaría a los ingresos entre 10% a 12% por debajo de lo alcanzado en 2012.
La segunda es un enfoque austero en la aplicación de inversiones, tanto en capital de trabajo, principalmente terrenos/inventarios, como en inversiones de mantenimiento.
La empresa también buscará ejercer un control más estricto en sus gastos, a fin de alinear su comportamiento al desempeño de los ingresos, factor que en 2012 ya ha costado cerca de medio punto de margen operativo.