Por ejemplo, para España, el año 2002 marcó un cambio profundo, ya que sus precios aumentaron durante ese año el doble que el anterior, al pasar de 6.1% a 12.3%, según cifras registradas por Eurostat; en 2003, marcó un récord al llegar a un nivel de 13.6%, y a partir de ahí, los porcentajes se mantuvieron altos hasta 2007, cuando llegó a 6,3%, y cuando fue el preludio de la caída y la economía mostró las primeras grietas en el mercado que cimbrarían la economía de ese país.
En 2008, la tormenta financiera perfecta hizo caer los precios en picada y ese año cerró con descenso de 4.8%, hasta llegar a una contracción de 16.8% en 2012. Cabe señalar que las tasas no regresaron a números negros sino hasta 2014.
En otros países de la región el desempeño inmobiliario fue distinto. Ejemplo de ello son Malta y Suecia, que han tenido el crecimiento medio más elevado de Europa con rangos que van del 6.1% y 5.8%, respectivamente, donde la crisis económica no mostró sus efectos devastadores. En contraparte, Portugal y Grecia fueron los países donde los inmuebles perdieron más valor, al caer entre 0.9% y 0.6%, respectivamente.
Referente a Reino Unido, los precios aumentaron 4.2% en ese mismo periodo, aunque se prevé que el Brexit tendrá consecuencias negativas, según el informe conjunto de la auditora Pwc y el Instituto de Suelo Urbano, asociación internacional del sector inmobiliario que agrupa a 40,000 miembros.
A través del estudio ‘Tendencias emergentes en el mercado inmobiliario’, elaborado con un análisis de 800 expertos del sector inmobiliario y que fue realizado posteriormente al referéndum de salida de Inglaterra de la Unión Europea, proyectan un impacto negativo para Reino Unido y revelan que otros países podrían beneficiarse con ese efecto, por ello, Londres caería al puesto 27 en las perspectivas para 2017, solo por delante de Estambul, Atenas y Moscú en la lista de las 30 principales capitales europeas del sector, mientras que los precios de la vivienda en la capital británica mostrarán una caída de 2.29% este año.
Aunque Reino Unido fue considerado como uno de los lugares más seguros por los inversores del ramo inmobiliario, su puesto será tomado por Alemania, y la prueba es que sus tres grandes ciudades: Berlín, Hamburgo y Frankfurt, ocuparán los tres primeros lugares de la clasificación.