El primer mes de renta de un inmueble suele ser uno de los más costosos, debido a que no solo se paga la renta al propietario, sino que además hay pagos extra de mudanza, accesorios, focos, cortinas, instalación, pintura y adecuaciones.
Pero uno de los más importantes es la fianza. Es la cantidad que se abona al arrendador con el objetivo de garantizar que el inquilino cumplirá con las obligaciones del contrato, básicamente mantener la vivienda en buen estado.
Si el arrendatario decide cambiarse de domicilio, tendrá derecho a recuperar ese pago si es que ha cumplido con sus pagos y si mantuvo la vivienda en buen estado.
Seguridad para el dueño
La fianza de arrendamiento o fianza para renta de inmuebles es un contrato hecho con una empresa afianzadora que se compromete al pago del alquiler en caso de que en algún momento el inquilino no pueda cubrir el monto, con lo que se protegen los derechos e intereses del propietario.
Ahora que las operaciones de renta residencial han aumentado 35% debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19, es importante saber que al arrendatario es a quien le corresponde contratar y pagar la fianza, ya que sería su deuda y obligación a la que la afianzadora estaría respondiendo.
El costo de la misma depende del monto de la renta y varía dependiendo de la afianzadora, para ello, es importante asegurarse que la afianzadora se encuentre autorizada por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF).
“Durante el pico de la pandemia, las personas siguen mostrando interés en rentar inmuebles alrededor de los 10 mil pesos, decisión orillada por el recorte de sueldos o pérdida de empleos; este comportamiento se puede apreciar con el aumento de marzo a mayo pasó de 83.25% a 86.67% es decir, 3.42 puntos porcentuales. Es importante recalcar que la renta ha mantenido el flujo en la operación inmobiliaria”, explicó Daniel Narváez, director de Marketing de Lamudi.