Cada vez más, las empresas ponen en práctica los seis Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU que son salud y bienestar, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsable, así como acción por el clima.
Para alcanzar un futuro mejor, más justo y sustentable para todas las personas, los ODS adoptados por las Naciones Unidas en 2015 son una lista de tareas pendientes para industrias, empresas, gobiernos, sociedad civil y el público en general.
La gestión de proyectos sustentables no solo beneficia al medioambiente, también puede generar ahorros significativos de costos a largo plazo para los clientes. En proyectos que se desarrollan con un enfoque en la sustentabilidad, se puede reducir el uso de energía y de materiales, lo que ayuda a disminuir los costos operativos y a mejorar la eficiencia.
Además, los proyectos que se gestionan de manera sustentable pueden atraer a inversionistas y clientes que buscan compromisos sociales y ambientales. Un ejemplo de ello lo es la planta industrial Ikano, ubicada en Coahuila, proyecto que desde su inicio contó con la certificación LEED Gold.
El proyecto cumplió con todas las especificaciones en términos de sistema ambiental, iluminación adecuada, uso de luz solar, manejo de basura y de residuos; levantamiento de polvo, así como rescate y reubicación de flora y fauna.
“En un esfuerzo por impulsar los proyectos sustentables, muchas empresas están implementando prácticas de gestión de proyectos responsables con el medioambiente. Estas prácticas pueden incluir el uso de materiales y tecnologías de construcción ecológicas y la implementación de sistemas de gestión de residuos”, indicó Arturo Bañuelos, director ejecutivo de Proyectos y Desarrollos de JLL México.
Agregó que el uso de tecnología también ayuda a alcanzar el objetivo de sustentabilidad para reducir el impacto ambiental de los proyectos, mejorar la eficiencia y promover prácticas sostenibles en todas las etapas del ciclo de vida del proyecto. Esto no solo beneficia al medioambiente, también puede generar ahorros de costos y mejorar la reputación de la organización en términos de responsabilidad social corporativa.
