Los analistas de la firma señalaron que “aun cuando hoy en día el sector de desarrolladores de vivienda se observa diversificado y con una solidez financiera y flexibilidad operativa, esto pudiera cambiar con las nuevas políticas de vivienda que defina el gobierno entrante, como sucedió en los inicios del actual gobierno, cuando este definió una nueva Política de Vivienda en 2013, favoreciendo la ubicación sobre el volumen, lo que impacto negativamente a las grandes desarrolladoras de ese momento”.
Los mayores riesgos que observan, considerando las propuestas de los candidatos a la presidencia, están centrados en aquellas que sugieren un regreso a una política de volumen, porque ello podría “derivar en un resurgimiento de grandes desarrollos lejos de las zonas urbanas y de trabajo o en zonas económicas de mayor riesgo crediticio”.
Agregaron que a partir de la Política de Vivienda del 2013, el liderazgo del sector pasó a aquellos desarrolladores que por su tamaño y características de sus operaciones y reservas pudieron mantener una estrategia de rentabilidad sobre volumen, lo que resulto en un menor ritmo de crecimiento en ventas y reservas, pero una mayor generación de flujo operativo, permitiéndoles limitar sus niveles de endeudamiento y mejorar sus indicadores de liquidez y solvencia.