El Tren Maya es el proyecto de infraestructura más importante del gobierno federal. Los mil 500 kilómetros propuestos atraviesan desde Palenque, en Chiapas hasta Cancún, en Quintana Roo; pasando por Tabasco, Campeche y Yucatán. La obra abarca cuatro ejes principales: Social, cultural, económico y ambiental. Además, propone diferentes medidas para atender y mejorar cada uno de estos para la población local.
Mucho se ha dicho sobre cómo se atenderá a la ecología y sobre qué acciones concretas está haciendo realmente el tren por el medioambiente.
Platicamos con el Dr. Luis Miguel del Villar Ponce, coordinador ambiental del Fonatur-Tren Maya (Fondo Nacional de Fomento al Turismo), sobre la situación actual de los ecosistemas alrededor del trazo, qué están haciendo para proteger el medioambiente y cómo continuarán impulsando la recuperación ambiental de la península.
Chiapas Legado Verde.
Abandono y degradación ambiental
Actualmente, los ecosistemas de los cinco estados por donde pasará el Tren Maya presentan diversos grados de degradación medioambiental, a causa de las actividades productivas propias de la zona. Al respecto, Del Villar comentó que este uso productivo de la selva se ha dado desde tiempos ancestrales: “La selva de la península ha sido aprovechada desde la antigüedad. Anteriormente, los mayas utilizaron la selva a través de la roza, tumba y quema; ésta es un producto del manejo de las poblaciones locales”. Ahora, las actividades modernas de industrias y servicios en la península han continuado con la fragmentación de los ecosistemas.
El conflicto, entre desarrollo y conservación, ha dejado una deuda histórica que el tren busca subsanar. Este “correrá en un 95% por derechos de vía ya existentes. Usando el recorrido del Tren Maya, algunas autopistas federales y la servidumbre de paso de las líneas de transmisión de CFE. Hemos identificado que las medidas de mitigación que debieron realizar las autopistas no fueron realizadas. Así que las obras de prevención y mitigación del tren controlarán impactos anteriores”, añadió.
Zona arqueológica de Palenque, Chiapas.
Prevención y mitigación
Para asegurar que el impacto ambiental del Tren Maya sea el menor posible, se trabaja en conjunto con más de 100 expertos en manejo ecológico de proyectos de infraestructura y con el apoyo de universidades y centros de investigación de la región, además de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (PROFEPA).
En conjunto, se ha iniciado una etapa de investigación, diagnóstico y pronóstico de los ecosistemas locales. A partir de dicho estudio, se determinarán las medidas de mitigación para la protección de la flora y fauna.
Entre las medidas, se contemplan la construcción de pasos de fauna (subterráneos o aéreos) para evitar la fragmentación del ecosistema y la muerte de la fauna a causa de accidentes viales y férreos; y que los pasos ya existentes en el trayecto sean mejorados.
Asimismo, ya se estudia el comportamiento de ciertas especies para protegerlas. “Los pasos de fauna se ubican en atención a un estudio de conectividad biológica; en el caso de los jaguares, se usa el monitoreo a través de collares con localizadores GPS. Estamos estudiando su comportamiento para ver en qué puntos deciden no cruzar caminos y por lo tanto queda confinado. Identificando estas zonas, es que determinaremos dónde crear pasos de fauna para éste y otros mamíferos”, explicó del Villar.
En este levantamiento de información, se han constatado diversas instancias en las que grupos realizan actividades productivas al margen de la ley, como tala ilegal y explotación de fauna.
Además, en las comunidades sustentables planeadas en torno a las 19 estaciones del trazo, se trabaja en el ordenamiento territorial y el acceso a los servicios básicos como agua, drenaje, salud y educación. Estas comunidades traerán nuevas oportunidades de empleo y comercio a las ya establecidas a lo largo del trayecto.
El experto ambiental hizo énfasis en que las medidas serán supervisadas por Semarnat, y se les dará un seguimiento para evaluar su implementación y mejorar continuamente.
Árbol de chicle.
Fauna de Chiapas.
Se estudia el comportamiento de los jaguares para protegerlos.
Nuevos modelos de aprovechamiento
El Tren Maya espera ser un detonante para una nueva cultura de conservación y recuperación ambiental en el sureste, donde el conflicto continuo entre población y territorio se transforme en un nuevo modelo de convivencia y aprovechamiento mutuo.
Los servicios de transporte de carga pueden detonar la expansión comercial de las actividades productivas, tanto de la industria como de las comunidades originarias, expandiendo el acceso al mercado nacional e internacional para los productos locales.
El coordinador ambiental señala que ya se realizan vinculaciones con las comunidades locales para gestionar sus actividades productivas de manera regulada. Por ejemplo, la popularidad del chicle natural puede aumentar la demanda por esta resina natural. Con una gestión inteligente del territorio, plantar este tipo de árboles podría traer una recuperación de la diversidad de flora local y una expansión de la cubierta forestal en la región. Un caso similar es la miel, la cual requiere de un ecosistema sano para su producción sustentable.
Este proyecto puede convertirse en un ejemplo internacional de desarrollo sustentable y protección ambiental.
El reporte ‘Emergencia Climática, Oportunidad Urbana’ de la Coalición para la Transformación Urbana, muestra que para atender el cambio climático debemos transitar a un modelo de ciudades sustentables neutras en carbono. Éste de desarrollo requiere ciudades compactas y conectadas, con tránsito masivo, mejor logística de carga, reordenamiento urbano y mayores densidades.
El Tren Maya es una oportunidad de poner a México a la vanguardia latinoamericana como un caso de éxito de comunidades sustentables bien planeadas, conectadas y conscientes del ambiente; esa es la apuesta de Fonatur.
Texto:Real Estate Market & Lifestyle
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