El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) es uno de los proyectos insignia de la actual administración. Pensado como una importante alternativa a las rutas marítimas más transitadas en el mundo, busca ser una plataforma logística integral –al igual que el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas–, que puede convertirse en un detonador de desarrollo económico y social para el sureste del país.
De acuerdo con la actual administración, el tren Interoceánico pasa por zonas del Sur-Sureste con características similares entre sí. Se trata de cientos de comunidades asentadas en los alrededores de los más de mil 300 kilómetros de vía férrea que atravesará los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Tabasco, entidades que de manera histórica han padecido rezago económico y desigualdad.
La idea de generar proyectos de infraestructura con visión social, como en reiteradas ocasiones lo ha mencionado el presidente Andrés Manuel López Obrador, es impensable si no se generan condiciones básicas que permitan atraer inversiones detonadoras de un verdadero bienestar.
El primer tramo del CIIT fue inaugurado el pasado 22 de diciembre, una línea férrea de 227 kilómetros que conecta el Océano Pacifico con el Atlántico en los puertos de Salina Cruz, en Oaxaca y Coatzacoalcos, en Veracruz, y en donde se tiene planeado asentar nueve Polos de Desarrollo, impactando a más de 79 municipios de ambos estados y más de 9 mil localidades.
Con la llegada de nuevas empresas a estos puntos, se incrementará la demanda de servicios básicos, que en muchos sitios aún no se logra atender. Es muy importante colaborar con el gobierno para contar con la infraestructura necesaria para crear los desarrollos inmobiliarios que se requerirán como: naves industriales, vivienda, clínicas, comercio y servicios.
Desde la ADI somos conscientes del papel que desempeñamos en el crecimiento económico del país. Por ello siempre estamos listos y dispuestos para invertir en proyectos que tengan un efecto multiplicador y benéfico para México.
No obstante, para lograr este objetivo es necesario que el sector cuente con garantías esenciales que den certeza a las inversiones, así como una serie de incentivos, estado de derecho y sobre todo, seguridad.
Hoy nos acercamos a un proceso electoral que, como cada seis años, traerá consigo mucha incertidumbre sobre la falta de continuidad que, sumado a lo expuesto, puede ser un obstáculo a los objetivos que se quieren alcanzar con estos proyectos.
Por ello, en la medida en la que el Gobierno logre garantizar desde ya políticas públicas que realmente incentiven la llegada de capital al país y que se puedan crear alianzas público-privadas para fortalecer la capacidad de inversión y desarrollo en esa región, el desarrollo económico podrá convertirse en una realidad palpable para aquellas comunidades que ven en estas obras una posibilidad de progresar económica y socialmente.
Texto:Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI)
Foto: nacion 321 / Presidencia Cuartoscuro