En varias ocasiones, en México se ha tenido la fortuna de contar con oportunidades de desarrollo económico derivadas de circunstancias externas. Por ejemplo, podemos mencionar dos grandes ocasiones de esta naturaleza del siglo pasado, la primera fue después de la Segunda Guerra Mundial que sentó las bases para la industrialización del país en las décadas de 1950 y 1960. En la década de 1970 fue la bonanza petrolera, que se explotó en nuestro país, pero no en toda su capacidad.
El aprovechar o malgastar estas situaciones pueden definir las perspectivas de crecimiento económico por décadas. En la actualidad, México cuenta con una oportunidad de desarrollo de similar magnitud, que tiene el potencial de impactar positivamente la economía de los próximos años.
Escenarios como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, las disrupciones en las cadenas logísticas o los conflictos en Europa y el Medio Oriente han propiciado que los bloques regionales adquieran cada vez más relevancia.
De lo anterior deriva la importancia del nearshoring, caracterizado por la llegada de inversiones extraordinarias a nuestro país que buscan nuevas bases para la producción industrial que abandona Asia, principalmente atraídas por la seguridad de una geografía que da acceso al mercado de América del Norte y que ofrece costos competitivos.
Necesidad de infraestructura
El arribo de estas inversiones implicará la demanda de infraestructura que conecte parques industriales con los mercados del norte, así como puertos con la capacidad para movilizar mercancía adicional, y agua y energía eléctrica suficiente para alimentar los nuevos procesos.
En este sentido, existen tres dimensiones que deben considerarse al momento de desarrollar la infraestructura necesaria, las cuales, además, constituyen retos significativos:
- Sostenibilidad ambiental
Para lograr el éxito de los proyectos de desarrollo será de vital importancia la creación de infraestructura sostenible de provisión de agua y energía. El estrés hídrico en México ha alcanzado proporciones alarmantes, y si a esto añadimos la demanda adicional de nuevas industrias en zonas con poca disponibilidad, como en el norte del país, será necesario encontrar soluciones a largo plazo. Asimismo, las tecnologías de reutilización de agua serán cruciales, incluyendo el desarrollo de plantas de tratamiento de aguas residuales y la administración responsable de cuencas que nutran futuros acueductos.
De forma similar, las necesidades energéticas deberán ser abordadas de forma sostenible. Si bien la transición a fuentes renovables puede ser parte de la solución, la necesidad actual de un flujo continuo y estable de electricidad implicará el uso de hidrocarburos e incluso fuentes como energía nuclear. Por lo tanto, será indispensable el uso de fuentes menos contaminantes, como el gas natural. En paralelo, la necesidad de desplegar nuevos gasoductos que alimenten a las industrias probablemente se convertirá en un punto focal en los próximos años. Por fortuna, alineado al fenómeno del nearshoring, ya existen diversos proyectos en marcha para la construcción de gasoductos y terminales portuarias gaseras en México que permitan a Estados Unidos dar salida a este recurso.
- Financiamiento
Otro desafío para aprovechar las oportunidades de desarrollo será encontrar formas para financiar la nueva infraestructura. La movilización de capital privado, a través de asociaciones público-privadas u otro tipo de esquemas, puede jugar un papel muy importante; en particular, si es utilizada para fortalecer a las industrias.
El capital privado puede contar con un incentivo para participar en esquemas tipo joint ventures junto con el gobierno que permitan proveer de la infraestructura necesaria y que puedan ser aprovechadas por las localidades.
- Equidad geográfica
La equidad geográfica es un reto adicional para el desarrollo de infraestructura, principalmente en el sur y sureste, en donde históricamente ha existido un rezago importante. Si bien los primeros proyectos relacionados con el nearshoring se han concentrado en las zonas tradicionales de desarrollo industrial en nuestro país (la frontera norte y el Bajío), este fenómeno puede constituir una posibilidad de desarrollo única para el sur de México, considerando la ventaja logística de poder conectar, con relativa facilidad, ambas costas de Estados Unidos.
En este contexto, los programas de la presente administración, como son el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) y los proyectos adyacentes, son un acierto y tienen altas expectativas. La licitación que se realizó en 2023 de cinco parques industriales (denominados Polos de Desarrollo del Bienestar, Podebis) en la zona busca aprovechar las dinámicas del nearshoring.
Si las inversiones complementarias en infraestructura se concretan, el corredor podría convertirse en una oportunidad inmejorable para que esta zona despegue económicamente. Adicionalmente, el desarrollo en infraestructura en el sur del país puede servir para reducir la escasez en los recursos que otras zonas de México tienen, especialmente los hídricos.
Sin embargo, para que estos proyectos se concreten será necesario que el gobierno trabaje de cerca con el sector privado. Las inversiones clave involucran temas portuarios en ambas costas, conectividad de la zona con los corredores de transporte y carga, y el desarrollo de la infraestructura suficiente para proveer de servicios básicos. La oportunidad está allí y la idea no es nueva, pero será necesario una ejecución precisa y bien planificada para aprovechar a cabalidad las nuevas inversiones que puedan llegar al sur de México.
Así pues, el panorama de las grandes inversiones en infraestructura se prevé dominado a mediano plazo por la dinámica del nearshoring. Una planificación que tenga en cuenta la sostenibilidad ambiental, el financiamiento estratégico y las oportunidades para detonar polos de desarrollo regionales. Podría convertirse en un motor económico con el potencial para generar otros proyectos a lo largo y ancho del país. Por supuesto, es un trabajo que deben llevar a cabo de manera conjunta el gobierno, la Iniciativa Privada y la población para no dejar pasar una oportunidad única de crecimiento para México.
Nota: Las ideas y opiniones expresadas en este escrito son de quienes firman el artículo y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG México.
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* Ignacio García de Presno, Socio Líder de Deal Advisory & Strategy / José Antonio Correa, Director de Infraestructura y Proyectos de KPMG México
Texto:*Ignacio García de Presno / José Antonio Correa
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