La mayoría de las ciudades tienen avenidas emblemáticas, ya sea porque fueron protagonistas de hechos históricos o porque forman parte del origen de la misma ciudad, nuestro paseo de la Reforma reúne ambas características; en ella han sucedido hechos que han sido registrados en la historia de la ciudad.
Trazada en la etapa decimonónica para beneplácito del efímero segundo imperio mexicano, sirvió de ruta entre el Palacio Nacional, sede del gobierno y el Castillo de Chapultepec.
Grandes eventos se han sucedido a lo largo de sus más de ocho kilómetros de extensión.
Espacio público natural para la protesta social, ha servido para celebrar tanto acontecimientos de júbilo como de tristeza, coraje, pasión y diversión en la historia de los habitantes de la Ciudad de México
Esencialmente ha sido un corredor urbano de servicios donde se han instalado la mayoría de los consorcios nacionales y extranjeros.
En un futuro que ya se inició, se llevará a cabo una transformación en su perfil urbano y en las alturas de las construcciones que van sustituyendo a edificios que cumplieron con su ciclo de funcionalidad.
A lo largo de la avenida se están construyendo más de 12 edificios de más de 30 niveles con los usos mas diversos, predominando las oficinas y vivienda de altas especificaciones, y se tiene conocimiento de proyectos en la zona de 35 predios en los que habrá más de 1’800,000 metros cuadrados de construcción, los que requerirán de espacios para estacionamiento para mas de 30,000 autos, que ocuparán un espacio de 360,000 metros cuadrados, los cuales deben ser proporcionados dentro de la estructura de cada edificio para satisfacer sólo las necesidades reglamentarias.
Esto representa más del 30% de la inversión inmobiliaria de cada inmueble. Para el Paseo de la Reforma resulta obsoleto ya que se ha invertido en la transformación del transporte público sustentable y se cuenta con mejor servicio para mejorar la movilidad urbana, incluyendo ciclovías y facilidad para desarrollar la conexión urbana con otras zonas de la ciudad.
Conviene replantearse mejores ideas para reducir la demanda de estacionamiento y desalentar el uso del auto individual; es hora de pensar en estímulos para que esos nuevos inmuebles modifiquen sus estructuras y den más facilidades al transporte sustentable y proporcionen garantías a los usuarios de bicicletas; actualmente en muchas ciudades como Nueva York, Seúl, Singapur o Londres, gran parte de la movilidad en las zonas centrales se hace en transporte público y transporte no motorizado. Es básica la adopción de transporte compartido obligatorio para las nuevas empresas que se instalen en estos nuevos inmuebles.
Se debe permitir la creación de mecanismos que reduzcan la ridícula y antieconómica demanda de estacionamiento.
La sola creación de espacios nunca será suficiente para satisfacer esa demanda ya creciente; hay que explorar en aplicar los recursos destinados a estacionamientos, para crear sistemas colectivos de transporte en el Paseo de la Reforma; por ejemplo, con sólo la mitad de los recursos que los desarrolladores le dedicarán a crear espacios de cajones para alojar autos, se podría construir un monorriel electromagnético que dé servicio a los corporativos que se instalarán en la zona.
En este siglo 21 donde la innovación es una constante en todos los campos de la actividad humana, las nuevas propuestas arquitectónicas y urbanas vuelven a cambiar el perfil del paisaje urbano, redefiniendo los conceptos de intensidad de uso del suelo ya que la sustentabilidad, y el impacto ambiental, deben ser los ejes rectores para el desarrollo de nuevos proyectos.
No perdamos la oportunidad de mejorar con calidad la movilidad, esto nos permitirá seguir en la vanguardia, el cambio conviene a los desarrolladores pero conviene más a la ciudad.
Texto:Sergio A. Martínez S.
Foto: TORRE REFORMA