“Agradezco mucho al equipo humano que hizo posible lo que logramos en estos años y lo que podamos lograr en el futuro”
Ing. Carlos Slim.
Unos años atrás, a 1965, antes de la fundación de Inbursa, comparto algunas experiencias que fueron muy importantes en mi vida personal y profesional.
En 1911 mi papá abrió una empresa en asociación con su hermano (13 años mayor que él) con un capital de 30,000 pesos, esto sucedió en la época cuando Porfirio Díaz dejó el país –en el mes de mayo–; se vinieron años difíciles y en 1914, durante la Revolución, le compró a su hermano su 50% correspondiente del negocio en 30,000 pesos; mismos que le pagó en 20 mensualidades de 1,500 pesos, dejando como garantía el negocio.
Esta confianza de adquirir la totalidad de un comercio en plena Revolución, a los 29 años de edad, deja, sin tener familia, sin el arraigo que tenemos nosotros, me dejó claro que durante las crisis hay que seguir adelante. Yo creo que eso ha sido muy importante, una gran experiencia y enseñanza.
Para 1929, ya cuando era una empresa grande, decide cerrar el negocio, podría haber sido una forma de anticiparse a la recesión –no lo sé realmente–, pero en el año de 1945 abre la Antigua Distribuidora (Antsa) una tienda en la que nos enseñó a trabajar; nos llevaba a los tres hermanos (yo era el más chico), me parecía aburrido estar ahí, buscaba cosas, encontraba canicas; fue una etapa interesante, aprendí el trabajo de mostrador, muestrarios de precios, claves de costos, claves de muestrarios y, además, me mandaba a checar los precios de ciertas mercancías en las tiendas vecinas, en alguna forma era una investigación de mercado –un poco primitiva– pero al final fue una enseñanza.
Por su parte, mi mamá me mandaba a las oficinas de Banamex en Polanco a depositar y cambiar cheques; abrí una cuenta de cheques –la S563– con 500 pesos y me di cuenta de que no servía de nada, sólo depositaba la colegiatura y luego la pagaba en el colegio, era algo inútil. Entonces entré a los Bonos del Ahorro Nacional, que me llamaban mucho la atención porque decían que se duplicaba en 10 años, en esa época, a los 12 años, creía que era el 10% de interés y aprendí lo que es el interés compuesto; además, los Bonos del Ahorro Nacional los primeros años daban entre 3 y 4% y después daban una tasa más alta hasta llegar al 7.17% y eso era buscar lealtad de inversión, retención y quien no tenía esa permanencia, pues tenía un rendimiento muy bajo.
Ahí aprendí sobre la tasa de interés y rápidamente me orienté a comprar acciones, primero unas 30 o 40 de Banamex, en esa época mi papá tenía el 1% del banco de Banamex y era con lo que estaba familiarizado, luego fui incrementando las inversiones en la institución. Después de ello, desgraciadamente, falleció mi papá.
En 1965 los agentes de bolsa hacíamos las funciones de promotores, operadores, analistas y liquidadores.
Poco después ya empecé a ver algunas cosas, iba a observar los aumentos de capital y entendí lo que era la segunda preferencia, pues muchas de las acciones, en esa época, se habían perdido en Francia durante la guerra, por lo que había muchos que no suscribían los aumentos y entonces se daban esas segundas preferencias. Así aprendí muchas cosas, tenía acciones mineras, fui a las empresas y me invitaron al Consejo –tendría unos 15 años–, el secretario del Consejo me contaba las historias de estas grandes mineras que habían venido a menos; fue una etapa muy importante de aprendizaje inicial y continué mis inversiones. Mi primer balance lo escribí en 1955, tenía 40 acciones de 99 pesos cada una y mi mamá me financiaba parte de mis inversiones, ésto cuando tenía 15 años. Entonces, 10 años antes de formar Inbursa afortunadamente tomé las buenas decisiones, entre a estudiar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para estudiar la preparatoria, no solamente era el asunto académico, sino la formación que brinda la UNAM con la diversidad, pluralidad, libertad de pensamiento, de cátedra y lo que eso significa. Posteriormente estudié ingeniería, carrera que fue muy importante porque trabajamos con ciencias exactas y experimentales; comencé a dar clases de álgebra en el tercer o cuarto año de la carrera, actividad que hice durante cinco o seis años y que también desempeñé en la Universidad Iberoamericana, la Ibero, gracias a la invitación de Antonio Murrieta.
Cuando buscaba el tema para mi tesis, me invitan a hacerla sobre programación lineal, si bien no sabía qué era la programación lineal, encuentro el curso Desarrollo Económico y Evaluación de Proyectos, patrocinado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el gobierno de México y la UNAM, en el que una de sus materias era programación lineal. Así, de una definición que daba un maestro de la Escuela de Ingenieros, que decía que “ingeniero es el que hace con un peso lo que otro que no lo es hace con dos”, ligada a la investigación de operaciones y a la programación lineal, hice mi tesis, la cual trata de un modelo matemático, un sistema de ecuaciones lineales y una función objetivo en la que el chiste es optimizar esa función en relación al modelo matemático.
Uno de los años más difíciles que vivió México dentro de la Guerra Fría en México y el mundo fue 1962, desde la toma de posesión por parte de Adolfo López Mateos como presidente, había movimientos civiles muy activos y agresivos dentro de la Guerra Fría de los maestros y ferrocarrileros; fue una época tan difícil que López Mateos tuvo que meter a la cárcel tanto a líderes ferrocarrileros, como de los maestros, inclusive el encarcelamiento de David Alfaro Siqueiros fue un hecho inusitado; al mismo tiempo, con la invasión a Bahía de Cochinos, apoyada por Estados Unidos, se intensifican los movimientos de Liberación Nacional (de izquierda) y el expresidente Lázaro Cárdenas intenta irse a Cuba.
La relación de los empresarios con el gobierno, ante declaraciones un poco extremas, por parte del presidente López Mateos y su gente, polarizan la situación y se detiene la inversión, entrando en riesgo de caer en una recesión; mientras el gobierno buscaba un equilibrio entre los movimientos sociales, el entonces secretario de Hacienda, Antonio Ortíz Mena, recomienda sustituir la inversión privada con déficit público, con una política fiscal agresiva y enfocada a rubros específicos para apoyar al campo (que concentraba más del 50% de la población), la construcción, la vivienda (en donde más actividad económica había) y las Pymes; esto permite, hacer frente a esos años difíciles.
La crisis de los misiles fue otro momento complicado, pues puso al mundo al borde de una guerra mundial; además, se complica la posición de López Mateos debido a su postura ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), en la que rechaza, critica y descalifica los misiles en Cuba, dice que son armas ofensivas, por lo que hay que frenarlas. Al terminar esa crisis de los misiles, la economía mexicana cambia totalmente, la confianza regresa, la inversión regresa y se da la alianza para el progreso del presidente John F. Kennedy y en esos años se da su visita a México.
Se dan una serie de cosas políticas, se transforma todo –es cuando nos regresan El Chamizal– y gracias a don Antonio Ortíz Mena, al gobierno de López Mateos y esa recuperación, el país se desarrolla aceleradamente; en 1964 crece el 11%, la inflación es de menos de 2.5% y crecemos 6.8% en el sexenio. Un año después, el mismo Ortíz Mena, tiene que tomar una política recesiva para corregir el déficit fiscal generado en los años anteriores y vienen otros seis años de crecimiento.
Época de cambios
En 1965 la bolsa era muy primitiva, las liquidaciones se hacían físicamente, por lo que en Isabel la Católica y Uruguay, se veían personas con diablitos, que salían corriendo para llevar las acciones a liquidar. En esa época los agentes de bolsa hacíamos las funciones de promotores, operadores, analistas y liquidadores, lo cual fue un gran aprendizaje; había que estudiar a todas las empresas, qué hacían, si debían, si no debían, si eran eficientes, si tenían costos altos, cómo era una, cómo era la otra y aunque no aprendimos contabilidad, entendí qué eran el activo y el pasivo.
Como en la reforma de intermediarios financieros, hecha en la década de los 60, se les olvidó que existían las casas de bolsa, fuimos a ver al director general de Crédito y al subdirector de Crédito de la SHCP, Mario Ramón Beteta y Miguel de la Madrid Hurtado, respectivamente; ellos se dieron cuenta de la omisión y, mediante un oficio, establecieron que las casas de bolsa podían considerarse intermediarios financieros, siempre y cuando en la mayoría de los accionistas hubiera socios que fueran agentes de bolsa. Después vino la Ley del Mercado de Valores, se emitieron los Petrobonos, Cetes, y aunque había cierta resistencia bancaria se desarrollaron los mercados y se obligó fiscalmente a que no fuera acumulable la compra-venta de valores en bolsa y se buscó que todo se fuera encausando a la bolsa.
Hice un curso de cuatro meses de programación industrial en el segundo semestre de 1963, al acabar en 1964 me fui un año sabático a leer y viajar y fue en 1965 cuando formé la constructora y compré la embotelladora Jarritos del Sur.
Posteriormente, le propuse a Onésimo Cepeda quien en esa época, trabajaba en Banco de Londres y México, asociarnos para poner una casa de bolsa, acordamos asociarnos e invitamos a Héctor Lagos; así en 1965 se da la fundación de Inbursa –que me honré en presidir por muchos años–, sociedad que se desintegró cuando Onésimo se fue al Seminario en 1966; le compré su parte, hubo muchos cambios y la empresa continuó.
En los años 70 se genera un cambio total, Ortíz Mena deja la SHCP y antes de finalizar el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, Hugo B. Margain, entonces secretario de Hacienda es removido ante el planteamiento de que las finanzas públicas se manejen desde Los Pinos; entonces la deuda subió de 5,000 a 20,000 millones de dólares (mdd), el déficit se incrementa, hay escasez de reservas y viene la devaluación del peso en 1976. Después de 22 años de mantenerse a 12.50 pesos por dólar, el 31 de agosto, un día antes del Informe, se anuncia el tipo de cambio a 22.50 pesos por dólar.
Pero surge una idea que resulta fantástica, dejar que los cambios se hicieran a través de la Bolsa de Valores de México, lo que funcionó muy bien, instituciones como Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE), Nacional Financiera (Nafinsa), entraban al mercado y permitían que éste se estabilizara, aunado a la salida, o sea, que se liberara la moneda; aunque no se retiró el Banco de México, sino que se encausó a través de la Bolsa de Valores, lo que significó una primera gran función de la Bolsa de Valores al poder darle salida a la fuerte crisis cambiaria del 76, estabilizando el tipo de cambio de una manera muy interesante.
En la crisis del 82, producto de esos excesos fiscales de operar desde Los Pinos, no solamente nos endeudamos, sino que también nos gastamos el petróleo; por ejemplo, la deuda que dejó López Mateos de 2,000 millones de pesos (mdp), se fue a 20,000 mdp con Echeverría y a 50,000 mdp con López Portillo, esto vino ligado con que la tasa de interés, el prime rate, lo subieran al 21% en dólares. Estábamos endeudados y vino la crisis de la deuda externa, no sólo en México, sino en muchos países, con créditos caros, a tasas muy altas, pues la inflación se fue a doble dígito. En el 86 el petróleo se bajó hasta seis dólares, que fue la época difícil del presidente De la Madrid, pero también hay que subrayar el error de las exportaciones de bienes de consumo.
En la década de los 90, la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, nos dio un gran superávit comercial, sobre todo por Estados Unidos; pero nuestra apertura por otros lados nos lo quita y acabamos con déficit comercial, tenemos déficit casi con todo el mundo. Resulta interesante que China, que aparte del contrabando y de lo irregular, tenemos un gran déficit con ella.
Reconocer las oportunidades
En estos 50 años, sobre todo en los últimos 40, México ha tenido muchas oportunidades y aunque hemos hecho las cosas para que avance el país, se podría mejorar para lograr acceder al desarrollo, que es uno de los objetivos de todos nosotros: ser un país que permita tener grandes clases medias, con un crecimiento sano y sostenido.
Algo importante es que las importaciones de bienes de consumo han subido de 767 mdd a 58,000 mdd y han rebasado, desde hace varios años, a la de bienes de capital, misma que ha subido menos que la de bienes de consumo; antes era cuatro veces más grande y ahora es 50% más grande la de consumo; por su parte, los ingresos petroleros, aunque se han caído, son muy importantes.
Hemos desaprovechado los altos ingresos del petróleo, como a finales de los 70 cuando llegó a niveles de los 50 dólares; pero también desaprovechamos en estos años, una producción que se ha ido de 20,000, 28,000, 40,000 millones de barriles, etc, montos muy importantes que se debían haber utilizado y capitalizado, como lo hacen Noruega o los árabes, que lo capitalizan muy bien; tampoco hemos aprovechado la gran cantidad de recursos financieros que hay en los mercados internacionales, con tasas de interés que permiten y hacen viable cualquier proyecto razonablemente económico de ser financiado.
De ser 49 millones de habitantes, en esos años, el país triplicó su población y si contamos a los que están en Estados Unidos son cuatro veces más; es decir somos alrededor de 160 millones de mexicanos (incluyendo a los más de 35 que hay en Estados Unidos), ha crecido mucho la población, pero los ingresos han crecido más; sin embargo, el gasto corriente se ha disparado mucho en el país, lo cual nos ha afectado.
La función principal del Banco de México –cuidar la inflación a través de la política monetaria– se ha hecho muy bien, pero la FED (Sistema de Reserva Federal) tiene el objetivo de cuidar la inflación y cuidar el empleo; entonces sería muy importante que en México pudiéramos buscar, que el Banco de México tuviera una función adicional a la de solamente cuidar de la inflación, porque con esta base muchas veces se busca anclar el tipo de cambio, así como el salario; el que se ancle así la inflación puede tener repercusiones no muy deseables.
En el mundo hay bastantes recursos y en México existen los suficientes para financiar estos proyectos, vía crédito o capital; igualmente tenemos los fondos de pensiones del retiro, las Siefores, que desgraciadamente reciben tasas de interés muy pequeñas –negativas prácticamente– que no son adecuadas para asegurar las jubilaciones, que sería muy importante que pudieran invertir en infraestructura y en otro tipo de actividades.
LA NUEVA CIVILIZACIÓN
Por último, me permito hablar de la nueva civilización que se sustenta en el bienestar de todos, en la salud, la educación, la capacitación y el acceso de la mayor parte de la población a bienes y servicios; además de satisfactores más allá de los necesarios. Esto es un hecho desde hace 50 años, algunos futurólogos como Toffler y Raider ya lo anticipaban, esta nueva civilización se ha hecho incuestionable desde los años 90; hay un cambio importante producto de la electrónica, las computadoras personales, la fibra óptica, el teléfono celular, el internet y su banda ancha, la nanotecnología, además de todas las grandes aplicaciones; así, esta nueva civilización, tal como sucedió con la industrial, puede traer grandes beneficios, es una gran oportunidad.
En cualquier sociedad lo importante es que se pueda conducir a ese cambio, para acceder a una colectividad de bienestar que todos anhelamos, y que México llegue, en pocos años, a esa situación económica que tanto hemos buscado todos y tengamos el bienestar de toda la población.
Texto:Ing. Carlos Slim Helú
Foto: real estate market & lifestyle