El sentido de todo negocio gira alrededor de su rentabilidad. Por ello, un centro comercial exitoso no se mide por su tamaño, ni por su lujo, ni por lo cosmopolita que sea la ciudad en la que se encuentra. Su éxito se mide por los ingresos (ventas) que genera por cada metro cuadrado (m2), aunque a nivel internacional se mide por pie cuadrado (ft²).