Haciendo un balance, recordemos que, en 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una contracción de -0.2%. Para 2020, la pandemia lo sumió en una fuerte recesión el empujar su actividad a una caída de -8.3%; mientras tanto, durante 2021, la recuperación se ubicó en 5.59%, de acuerdo con la última encuesta de expectativas del año entre analistas del sector privado que elabora el Banco de México (Banxico).
Bajo esta consideración, la economía del país promedió un crecimiento negativo de -0.95% durante la primera mitad del sexenio, permitiéndole enfrentarse a la expectativa de regresar a un crecimiento inercial prepandemia.
De acuerdo con la encuesta final de 2021 entre analistas del sector privado, elaborada por el banco central y dada a conocer el 17 de diciembre, la perspectiva de crecimiento para 2022 es de 2.79 por ciento.
Debemos considerar que, a diferencia de 2021, cuando se observó un efecto rebote luego del gran ajuste a la baja de 2020, éste ya no existirá en el nuevo ciclo anual; sin embargo, no podemos perder de vista que la inversión sigue seriamente contenida y su recuperación es fundamental para retomar el ritmo de expansión económica visto antes de la crisis sanitaria.
Entre los riesgos que estarán presentes y podrían afectar este ritmo de crecimiento durante 2022, y que pueden dividirse entre externos e internos, destacan:
Externos:
- Evolución de la pandemia: La aparición de la variante Ómicron y la posibilidad de que se generen otras nuevas, puso en duda la recuperación esperada de la economía global, pese al avance de la vacunación en todo el mundo.
- Inflación y cadenas de suministro: Los choques en las cadenas de suministro podrían tener un efecto más persistente y su resolución no sería tan rápida como se espera, lo que podría modificar las expectativas de inflación. De no ceder esta última, propiciará el endurecimiento de la política monetaria restrictiva a nivel global.
- Política monetaria de EE.UU.: El riesgo de incrementos en las tasas de interés en Estados Unidos generaría mucha volatilidad financiera global.
Internos:
- Finanzas públicas: Los riesgos de desequilibrio por necesidades de gasto que va en aumento, y menores ingresos en términos reales.
- Política monetaria: Debido a la nueva conformación de la Junta de Gobierno, existe el temor de que se complique el manejo de la política monetaria, y que no necesariamente se privilegie el control de la inflación, como lo manda el objetivo constitucional del Banco de México, y ésta se deteriore.
- Reforma eléctrica: La potencial aprobación significa un creciente riesgo para la seguridad de la inversión extranjera en el país y el clima de negocios en México.
- Cuentas Corriente: Las cuentas con el exterior se pueden deteriorar por la fuerte salida de capitales extranjeros del mercado de deuda y el riesgo de una menor llegada de inversión extranjera directa. Un deterioro podría impactar negativamente en el tipo de cambio.
A continuación, se enlistan algunos puntos de vista de diversos analistas del sector financiero:
Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base:
“Se estima que el 2021 cerrará con un crecimiento de entre 5.4% y 5.9%, que se escucha alto, pero no deja de ser un efecto rebote tras la caída de 8.4% del 2020, siendo la mayor contracción del PIB desde 1932 en la Gran Depresión. Si el PIB de México crece solo 5.4% este año y 1.5% en años siguientes, la recuperación de éste se alcanzará hasta el 2024, y en términos per cápita hasta el 2029. Si el Producto Interno Bruto crece 5.9%, habrá esquivado la recesión al implicar un crecimiento trimestral positivo alrededor de 0.4%, pero sin alcanzar la recuperación completa del mismo”.
Agregó que, en resumen, “el 2021 ha sido un año de recuperación incompleta, apoyado por el crecimiento de Estados Unidos y frenado por la política económica interna. Para el 2022, se estima que México crecerá 2.5, siendo una desaceleración en el país vecino uno de los principales riesgos para la recuperación en nuestro país, así como la aprobación de la reforma eléctrica, la consulta pública de revocación de mandato, controversias entre EE.UU. y México por la reforma eléctrica, una alta inflación, disrupciones en las cadenas de suministro global y nuevas olas de Coronavirus”.
Alejandro Saldaña, subdirector de análisis económico de BX+:
“Estimamos que el crecimiento del PIB en 2022 se modere en relación con lo visto en 2021, debido a que ya no se contará con una base fácil de comparación (efecto rebote), así como por los bajos niveles de inversión de los últimos años y por la latencia de algunas consecuencias de la pandemia –por ejemplo, los cuellos de botella en la producción–. Con ello, sería hasta 2023 cuando el PIB recupere los niveles vistos en 2019.
“Tras rebotar 5.6% en 2021, estimamos que el PIB exhiba menores tasas de crecimiento a partir de 2022 (2.6%), y sea hasta 2023 (2.0%) cuando recupere los niveles de 2019. Lo anterior, se encuentra sustentado por: la disipación del efecto rebote, asociado a la contracción de 2020; la persistencia de algunas obstrucciones a la producción, aunque menores que en 2021; y los bajos niveles de inversión fija bruta observados antes de la crisis sanitaria y durante el proceso de reapertura y recuperación económica”.
Félix Boni, director de análisis económico de HR Ratings:
“Suponemos que el crecimiento en 2021 será de 5.75%, una ligera revisión a la baja desde el 5.87%, lo cual es reflejo del impacto de la tercera ola de la pandemia, los problemas en las cadenas de suministro y la alta inflación. Para 2022, estimamos un crecimiento de 2.92% anual vs. 2.69% previo, con un riesgo principalmente a la baja en ambas proyecciones. No vemos una recuperación a los niveles prepandemia hasta el primer semestre de 2023 (1S23). En el mediano plazo, mantenemos la convergencia del PIB en 2.0%, lo que implica un deterioro frente al crecimiento tendencial anterior a 2019 de 2.7 por ciento”.
Carlos Alberto Gonzále Tabares, director de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Monex:
“Las mayores tasas de interés y el desgaste que la inflación ejerce sobre el consumo, serán barreras de peso para el crecimiento, por lo que pensamos que el PIB se incrementará solo en 2.7% en 2022, tras haber experimentado un rebote de 6.0% en 2021. Además, el fortalecimiento del dólar debido al inicio del retiro de los estímulos de política monetaria en Estados Unidos y a la desaceleración en el desempeño de las economías emergentes, mantendrán presiones alcistas sobre nuestra moneda en el mediano plazo. Estimamos que el peso mexicano se ubique en $20.85 frente al dólar al cierre de este año, y en $21.70 a finales de 2022”.
Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa Intercam:
“El 2021 estuvo caracterizado por un importante rebote en la economía, después de que en el 2020 sufrimos la mayor recesión desde 1932. En 2021, los factores determinantes en el crecimiento económico fueron las exportaciones y el consumo interno, que ha sido apoyado por el nivel histórico de las remesas. La inversión privada y pública aún se mantienen lejos de los niveles alcanzados previos a la pandemia, y más aún de los históricos alcanzados en años anteriores”.
De cara al 2022, “estimamos que la actividad económica en el año aumente entre 1.5% a 2.5%. Parte del crecimiento será inercial por la contracción económica del 2020 y el consecuente rebote en el año 2021. Además, la economía aún presenta holgura suficiente. De acuerdo con cifras del Banco de México la brecha de producto es del 4.96%, lo que da espacio suficiente para poder crecer aún sin haber presenciado un nuevo ciclo virtuoso de inversión. El factor determinante para el crecimiento del siguiente año serán las exportaciones.
La demanda en EE.UU. aún se mantiene reprimida, y el crecimiento económico esperado para el siguiente año es del 3.5% mayor al potencial (1.8%). Este crecimiento en la demanda agregada de nuestro principal socio comercial es la parte medular del incremento esperado en la actividad económica de nuestro país, considerando que el 80% de las exportaciones tienen como destino final Estados Unidos. Además, éstas representan el 27% de la demanda agregada de la economía mexicana.
En cuanto al consumo, si bien esperamos un crecimiento, será de regresión hacia la media, impulsado por la recuperación en la creación de empleos, pero con riesgos importantes como las presiones en la inflación y menores ingresos en términos reales. Adicionalmente, esperamos que las remesas sigan contribuyendo positivamente en los ingresos de las familias, pero no que se replique el crecimiento exponencial que hemos presenciado durante los últimos dos años.
Sobre la inversión, consideramos que los mensajes del gobierno hacia la Iniciativa Privada han generado un clima adverso para detonar un nuevo ciclo de inversión, por lo que esperamos solamente el reemplazo de depreciación y amortización, pero no será suficiente para mover sustancialmente el crecimiento esperado en la economía ni en el corto, mediano y largo plazo. Adicionalmente, vale la pena señalar que las inversiones serán en aquellos sectores productivos que se vean beneficiados de las exportaciones, y que el crecimiento en la economía será desigual por sectores y regiones. La inversión pública se mantendrá enfocada en los proyectos insignia de la actual administración, cuya rentabilidad es cuestionable”.
Texto:Ricardo Vázquez
Foto: TR / HR RATINGS / BANCO BASE / USA TODAY / BX / DT / MONEX / . AXEL CARRANZA