El comercio exterior enfrenta un cambio estructural importante, basado en la relocalización de los procesos de producción a puntos más cercanos a los centros de consumo. Esto se ha dado por dos aspectos.
El primero, por la gestión de riesgos operativos que ocasionaron una interrupción en las cadenas de suministros durante la pandemia de Covid-19. Esto llevó a los tomadores de decisiones a replantearse la estrategia de negocio para asegurar la continuidad comercial.
El segundo, por cuestiones geopolíticas que han implicado una mayor regionalización y la búsqueda de integración comercial entre socios estratégicos, especialmente por las crecientes tensiones entre dos grandes potencias mundiales como Estados Unidos y China.
Con ello, han surgido conceptos como nearshoring, friendshoring, entre otros.
Esta nueva coyuntura podría implicar una gran oportunidad para México de continuar incrementando su participación de mercado en Estados Unidos y otras economías con las que tiene acuerdos comerciales. En este artículo se analizan algunos de estos aspectos.
Ganancias potenciales de las exportaciones mexicanas
En la dirección general adjunta de Análisis Económico y Financiero de Banorte, nos hemos dado a la tarea de estimar de una manera ecuánime, es decir, tomando en cuenta las oportunidades y desafíos de la economía mexicana, el potencial que representa el nearshoring para nuestro país.
Si bien México se ha beneficiado de la relocalización desde hace mucho tiempo, al menos en las últimas tres décadas desde que firmamos el antiguo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que entrara en vigor el primer día de 1994, el cambio de paradigma que continuará experimentando el comercio internacional en los próximos años podría implicar una nueva realidad para México.
México continuará beneficiándose de la inercia de su sector exportador, con aumentos nominales en las exportaciones no petroleras estimados entre 35 mil 186 millones de dólares (mdd) y 41 mil 233 mdd anual promedio hacia delante, independientemente del fenómeno del nearshoring.
Sin embargo, gracias a múltiples factores (e.g. localización, ventajas demográficas, economías de escala, menores costos y una nueva manera de gestionar riesgos en la cadena de suministro global, entre otros), este nuevo paradigma podría representar ganancias adicionales cercanas a 168 mil mdd en exportaciones no petroleras durante los próximos cinco años, lo que implica un promedio anual de 33 mil 600 mdd.
Si bien el fenómeno del nearshoring implicará cambios en el mediano plazo, también vale la pena reconocer que existen algunas ganancias de corto plazo en la fase inicial de anuncios de inversiones y construcción de instalaciones. También consideramos adecuado hacer un análisis introspectivo y tomar en cuenta una serie de retos que el país deberá afrontar para poder capitalizar estas oportunidades.
México está entrando a una nueva etapa de competencia en el comercio internacional, y aunque primordialmente será frente a China y otros países asiáticos, también incluirá a EE.UU. (Nearshoring).
Al interior de esta nota de investigación, también analizamos de manera puntual aquellos sectores o regiones que más podrán favorecerse de esta nueva realidad en el comercio internacional.
Oportunidades sectoriales en base al ecosistema existente
Consideramos que el nearshoring podría tener un impacto diferenciado en distintos sectores que componen a la economía mexicana.
Consideramos que el sector automotriz continuará beneficiándose de esta coyuntura. Actualmente, la exportación de vehículos de pasajeros, autopartes y vehículos de mercancías representa cerca de una cuarta parte de las exportaciones mexicanas. Tomando en cuenta tanto las economías de escala, como la reconversión de la industria automotriz global basada en la transición hacia vehículos híbridos, eléctricos y autónomos, esto podría representar una oportunidad para incrementar nuestra participación de mercado en Estados Unidos y otros países.
También hay una visión promisoria sobre las exportaciones de bienes asociados a tecnología, así como a la economía del conocimiento (servicios). El Chips and Science Act en Estados Unidos, que es un programa que pretende regresar la producción de microprocesadores y otros componentes de alta tecnología de Asia hacia Norteamérica, podría representar una oportunidad para una mayor integración comercial entre México y Estados Unidos. Hasta el momento, algunos bienes producidos en México como computadoras, cables, monitores y proyectores, entre otros, representan cerca del 15 por ciento de nuestras exportaciones, con un potencial importante para los próximos años.
Asimismo, existe un escenario positivo para otras exportaciones como aquellas asociadas a la agroindustria, farmacéutica e instrumental médico, electrónicos y electrodomésticos, juguetes, químicos y plásticos, maquinaria y equipo, entre otros más. También habrá una necesidad por mayor almacenamiento, transporte y logística. Este es solo un ejemplo de cómo el nearshoring puede desatar el potencial de México, algo que hemos analizado en nuestras notas de investigación en Banorte llamadas “Zoom Nearshoring” y que podrán encontrarse en www.banorte.com/analisiseconomico.
Reflexiones sobre México y el Nearshoring
Actualmente existe evidencia de que este fenómeno está comenzando a tener lugar en nuestro país. El incremento en los anuncios de inversión extranjera directa que se han dado a conocer en el último par de años ha sido una muestra clara.
Con cifras de la Secretaría de Economía, en el 2023 se dieron a conocer anuncios por un total de 110 mil 744 mdd y en el primer trimestre del 2024 por 31 mil 512 mdd. Estos montos representan un incremento potencial en la inversión extranjera directa de los próximos años.
Otro indicador es el incremento en la demanda por naves industriales, que de acuerdo con cifras de la AMPIP se ha multiplicado por casi 6 veces desde los niveles previos a la pandemia. La demanda por metros cuadrados en espacios industriales podría alcanzar hasta 6 millones en los próximos 3 años. Asimismo, otro indicio favorable es el incremento en la construcción no residencial, especialmente en estados de naturaleza exportadora o inclusive el fuerte incremento que se ha visto en las importaciones de bienes de capital.
Aún así, es importante también reflexionar sobre algunos cuellos de botella existentes que podrían limitar el potencial. Hacia delante, será fundamental identificar los factores de infraestructura, transporte y comunicación que intervienen en la relocalización de las empresas y la atracción de inversión extranjera, aprovechando al máximo las ventajas geográficas y comerciales que México puede ofrecer a las compañías manufactureras permitiéndoles impulsar su productividad y crecimiento.
El nearshoring representa una oportunidad única para México, pero para que se pueda capitalizar deberán mejorarse dichos aspectos. Por eso, un modelo de cuatro hélices –compuesto por el gobierno en sus tres niveles (federal, estatal y municipal), el sector privado, instituciones educativas y la sociedad en su conjunto– que trate de mejorar temas de infraestructura, competitividad y estado de derecho, entre otros, ayudaría a incrementar dicho potencial.
*Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales. Cuenta de Twitter: @alexpadillasan
Texto:Alejandro Padilla, director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte.
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