Hace millones de años, Tulum era un gigantesco arrecife sumergido que quedó al descubierto cuando bajó el nivel del agua durante la última glaciación. Ahí se concretó un gran sistema de cuevas; en ellas, se conformaron millones de estalactitas y estalagmitas de formas misteriosas.
La presencia humana irrumpió hace 13 mil años a lo largo de sus 92 zonas arqueológicas. Al colapsar las cuevas con agua, se dio origen a lo que hoy se llaman cenotes, o «d´zonot» en vocablo maya. Los mayas, originarios de este lugar, fueron, según la historia, los mejores astrónomos, filósofos, matemáticos, artistas, arquitectos y guerreros. Ellos entendieron el concepto del cero, crearon calendarios y pirámides; cultivaron maíz, papaya y cacao; pero algo pasó.
Tulum albergó a una casta de sacerdotes que, misteriosamente, abandonaron el lugar; algunos afirman que por migración y otros más, por haberse acabado los recursos. Actualmente, pareciera que esa historia amenaza con repetir el pasado.
El sitio afronta varios retos de movilidad, ecología, sustentabilidad que, a su vez, presentan un riesgo de romper el equilibrio de su belleza, oportunidades económicas y preservación de la tierra. Ahora −apuntan científicos, economistas, lugareños especialistas y urbanistas−, es momento de caminar hacia una sociedad más honesta y sostenible.
Actualmente, Tulum se levanta como uno de los destinos favoritos del mundo. Aunque no posee ríos en su superficie, bajo su tierra está el mayor sistema de afluentes en el mundo, los cuales deben preservarse.
Cada vez más concurrido
“Muchos de los proyectos dicen ser ecológicos, pero no hay nada de sostenible en ellos; ahora, se tienen que cuidar los manglares, pero cada día hay más de ellos que se están rellenando, lo cual es ilegal y se tiene que parar inmediatamente”, afirma el líder de un grupo ecologista de Tulum.
Cada año llegan a Tulum más de un millón de turistas; tan solo en enero y febrero de 2019, albergó a más de 205 mil 316 visitantes, superando a la zona arqueológica de Teotihuacán, en el Estado de México, que es una de las de mayor afluencia turística en México.
Sin embargo, pese al enorme turismo, la ciudad está diseñada solo para albergar a 10 mil personas. Su medio ambiente es delicado debido a que sus manglares, a nivel biológico, funcionan como un organismo. Si los ríos subterráneos son las venas de la tierra, cuando éstos son contaminados, la zona entera se verá afectada.
Manto acuífero, en riesgo
A unos cuantos kilómetros de Tulum hay un enorme vertedero de desechos a cielo abierto: Contiene contaminantes que se filtran visible e irremediablemente a las fuentes del agua natural.
“En Tulum, solo 20% de las aguas se envían a un sistema de tratamiento. Lo demás se envía al subsuelo, además, los tratamientos de aguas residuales, en su mayoría, tienen fugas y están en malas condiciones”, destaca un representante de Razonatura, una sociedad ecológica de la zona.
Los pobladores ejemplifican que en Tulum podría repetirse la problemática que enfrenta Playa del Carmen, a solo 60 kilómetros al norte de esa localidad, que ya presenta una devastación medioambiental que afecta a lo social. Tan solo en 1998, tenía 20 mil habitantes; hoy, su población supera los 200 mil y se espera que llegue a 2 millones a partir del año 2025.
Otro factor es que algunos desarrolladores inmobiliarios no ayudan, ya que apuestan agresivamente por nuevos proyectos y ventas de lotes, parcelas y ejidos por todos lados. Como agravante, hay una gran corrupción y negligencia en autoridades y en algunos dueños de negocios. Hay establecimientos clausurados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pero que, de alguna manera, siguen abiertos al público.
“Mucho tiene que ver con la corrupción y algunas cosas que no tenían que haber sido autorizadas y lo fueron; además, tenemos que ver el lado del que recibe dinero, pero también el lado que lo da”, sentencia un buzo veterano que labora en la zona.
Otro de los retos, en ese sentido, es que los pobladores de la zona no saben a ciencia cierta el destino de los recursos que recoge el municipio y el gobierno estatal por las clausuras inmobiliarias; tampoco se sabe a qué obras de mitigación o de mejoramiento urbano se destinan.
Paradoja ecológica y económica
En Tulum no falta el dinero. Las élites mundiales siguen llegando a sus hermosos espacios que parecen sostenibles. Sin embargo, los llamados ecohoteles gastan 8.5 millones de dólares para consumir 9 millones de litros de combustibles. A ello hay que agregar que 60% de la energía en los hoteles se gasta en aires acondicionados.
La contaminación con botellas es otro asunto importante, ya que el reciclaje no es la solución ni tampoco la producción de bioplástico, ya que solo 9% del plástico en el mundo puede ser reciclado. En Tulum, la mayoría de la basura no se separa y acaba en el ya mencionado vertedero.
En cuanto a los paneles solares, éstos contienen materiales como el plomo y el cadmio que son tóxicos en su extracción, proceso y cuando dejan de funcionar, por lo que se deben incorporar modelos de reciclaje avanzado para tratarlos.
Pobladores entrevistados afirman que “los desarrolladores deben fomentar mejores prácticas en el tratamiento de basura; además de hacer que las leyes de densidad y construcción sean respetadas. Eso significa que no se tendrían que estar construyendo condominios en terrenos que originalmente son de uso para una familia. La naturaleza es nuestro bien más valioso”.
Precisamente, este lado oscuro de Tulum se levanta como un espejo en el que la sociedad se puede reflejar para decidir si se quiere seguir siendo parte del problema o de la solución.
Dos proyectos
En cuanto al desarrollo de infraestructura, Tulum está en el epicentro de dos proyectos del gobierno de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por un lado, se especula que el aeropuerto podría estar en los terrenos de la Secretaría de Marina (Semar) y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
El anuncio tomó por sorpresa a funcionarios de Quintana Roo, como la titular de la Secretaría de Turismo de Quintana Roo (Sedetur), Marisol Vanegas Pérez, quien se declaró sorprendida:
“Fue tan sorpresivo para nosotros como para muchísimas personas en Quintana
Roo; ahora habrá que ver si es en el mismo emplazamiento que tenía el proyecto anterior, si va con las mismas condiciones, porque ese proyecto avanzó hasta las etapas de factibilidad en la parte técnica; me parece que con el proyecto que se tiene sería mucho más rápido, hay que sondear cómo viene la parte de los recursos para ese aeropuerto”.
Además, está el proyecto del Tren Maya, que conectará a la ruta de Yucatán con Quintana Roo. Sin embargo, las tierras en donde se planea su edificación, ya tienen dueños, ya que 12 mil hectáreas han sido vendidas a particulares desde 1994 en parcelas de 300 metros.
En ese sentido, pobladores originarios de Tulum piden al gobierno federal ser congruente con las necesidades de los pobladores originarios ante la megaobra:
“¿De dónde viene la pasión del presidente López Obrador de imponer el Tren Maya a los pueblos mayas? Yo no conozco un proyecto acabado. Esta confusión ha sido parte de la estrategia para que todo le salga bien. El gobierno federal debe ser respetuoso y preguntar qué necesitan los pueblos. No estamos en contra de López Obrador; estamos en contra de este proyecto. No estamos diciendo que renuncie o que se vaya. Estamos diciendo que este proyecto no nos sirve, no nos gusta y no está discutido con las comunidades”, argumenta Pedro Uc, defensor del territorio de Bacalar.
"No habrá tren”
Paralelamente a la apertura de hoteles y tiendas exclusivas, los precios inmobiliarios se dispararon −incluso, las recién estrenadas viviendas del Infonavit de 400 mil pesos−, además que los rellenos sanitarios se desbordaron y surgieron grupos delincuenciales para vender estimulantes a turistas, lo cual detonó la inseguridad con cobro de piso y extorsión.
Tulum es central dentro del proyecto del Tren Maya: Conecta la ruta de Yucatán con Quintana Roo y es el punto de partida de la ruta turística que pasa por Playa del Carmen y Cancún. Sin embargo, Tulum se convirtió en un rompecabezas para el titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons: Las tierras donde podría pasar la estación y su “polo de desarrollo” tienen muchos dueños.
Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, los ejidatarios de Tulum –descendientes de las familias fundadoras– repartieron y vendieron parte de sus 22 mil hectáreas de tierras a particulares.
Actualmente, hay 119 ejidatarios que tienen cerca de 10 mil hectáreas de tierra, sobre todo en el sur y poniente del municipio; las 12 mil restantes fueron fragmentadas y muchas de ellas vendidas durante el auge inmobiliario.
En septiembre de 2019, Nicacio Canché, comisario ejidal de Tulum, desplegó el plano del catastro ejidal ante Jiménez Pons en el que estaban miles de parcelas fragmentadas.
Pons preguntó: “¿Este monstruo tiene documentos?”.
Canché contestó que sí, que todas las parcelas tenían papeles. De manera abrupta, Jiménez Pons se levantó de la mesa y soltó, enojado: “Pues entonces no va a haber tren”. Sorprendido, Canché le preguntó el por qué. “Porque ustedes tienen un monstruo en su ejido y tú no sabes qué es esto”, le contestó el funcionario. Sin más, salió de la casa ejidal.
Canché agregó que a los dos meses regresó el ingeniero Rodolfo Galindo y pidió los documentaciones “pero nunca me dijo si dentro del ejido va a haber una estación de tren.”
Canché es nieto de uno de los hombres que se asentó y fundó Tulum. Heredó tierras en la zona costera y opera un pequeño hotel en la reserva de la biósfera; de hecho, en las negociaciones sobre las tierras del Tren Maya, dice que planteó al gobierno federal que le “agilice” ciertos insumos a la reserva. No han tenido respuesta.
Alto rendimiento
Aparte, el comisario ve con suspicacia el modelo de Fonatur para implementar “polos de desarrollo”. No entiende de qué manera hacerse socio a través de fideicomisos beneficiaría al ejido: “Para nosotros es mejor que, si quieren estas tierras, se las podemos vender y ya. Ellos podrían hacer su proyecto como les guste”.
“Nos dicen: «Ustedes dan las tierras, nosotros construimos las viviendas y las calles, porque el tren se estaciona por aquí». Nos mostraron en un video cómo son los modelos de la casa, hay lugar con bicicletas y todo. Es un proyecto muy bonito, son bastantes casas. A mí me dijo Pablo Careaga (el enlace de Fonatur en Quintana Roo) que podemos ser socios. Pero yo le dije que yo no puedo ser socio de este tren ni los ejidatarios, porque si el día de mañana cambia la administración, la nueva va a pensar otras cosas”.
En el contrato C-TM-003/2019, Fonatur pidió a la firma Steer Davies & Gleave que realizara una estimación sobre la oferta y la demanda en torno al Tren Maya, que incluyó una “estimación del comportamiento futuro” de los turistas, la “demanda que puede ser captada por el Tren Maya” y la “demanda potencial generada por los Polos de Desarrollo” así como la demanda potencial de carga.
El 8 de enero de 2020, la firma difundió un informe donde aseguró que el megaproyecto representaría un Valor Presente Neto de beneficios por 206 mil 600 millones de pesos (mdp), con un costo para el tren de 146 mil mdp, que generaría ingresos por 161 mil millones y provocaría una derrama económica de 181 mil mdp adicionales en turismo y productividad.
Instrumentos financieros
En contraparte, un análisis del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) afirma que para llevar a cabo este “reordenamiento en el uso de suelo es (necesaria) la introducción de Fideicomisos de Infraestructura y Bienes Raíces (Fibras) a través de la incentivación del reconocimiento de dominio pleno o individualización de la propiedad, en vez de expropiación o compra de la tierra comunal o ejidal. Mediante las Fibras, la tierra no cambia de propietario, pero es entregada como soporte material y financiero. Sobre esa tierra se construirán hoteles, condominios, parques industriales o cualquier otra edificación prevista en el Tren Maya”.
Sin embargo, Conacyt afirma que, con este instrumento, la tierra ya “no pertenece al dueño de la tierra sino a los socios o accionistas […] El propietario ya no puede hacer uso de su tierra, no tiene capacidad de decisión sobre ella más que en la proporción que su participación accionaria le permite. Como el campesino o dueño de la tierra previsiblemente no tendrá más que una mínima porción de las acciones, tampoco tendrá margen de decisión”.
Según su origen legal, las Fibras son instrumentos financieros híbridos con rentas fijas y variables (cuyo) rendimiento no está garantizado (e incluso, podría ser nulo) debido a la situación económica del país.
“La tierra que sirva como soporte de las Fibras ya no podrá ser recuperada a menos que los propietarios tuvieran el capital suficiente para comprar la totalidad de los certificados bursátiles que se emitan o todos los inmuebles construidos encima de las tierras, y que los otros inversionistas quisieran vender”, destaca el análisis de Conacyt.
Afectaciones graves al ecosistema
Agrega Conacyt en lo que respecta al Tramo 3 Tulum-Cancún: Este tramo recorrerá el norte de Quintana Roo, en la llamada Riviera Maya, que tiene una población de 985 mil 974 habitantes (INEGI, 2017) y ha pasado por un proceso de expansión territorial de 130 kilómetros desde Cancún hasta Tulum.
La Riviera Maya no es una unidad ecológica, una región histórica o cultural o una entidad política, es un producto turístico con 11.5 millones de turistas anuales y una derrama económica de 8 mil 851 millones de dólares (Sedetur, 2017).
Esta unidad contiene un sistema hidrológico que si entra en una fase de degradación contaminante y pérdida de ecosistemas de humedales (manglar, carrizales, petenes, sabanas y dunas costeras) será de suma importancia para el ambiente y fauna del lugar.
“En este tramo hay mil 440 especies de fauna, 720 especies de vertebrados con 37 especies amenazadas, 16 en peligro de extinción y 61 con protección especial, de acuerdo con la NOM-059-Semarnat-2010. Por otro lado, las descargas de agua subterránea provenientes (de instalaciones aleñadas al Tren Maya) pueden transportar nutrientes, materiales y contaminantes (incluidos patógenos humanos) desde los sistemas continentales hacia los ecosistemas marinos, afectando la salud de las personas y de los ecosistemas”.
Por otro lado, la actividad cultural se centra en la herencia maya, que ha sido esencial en el ascenso y consolidación del turismo en Quintana Roo, teniendo dos de los sitios arqueológicos más concurridos del país: Tulum (Zamá) y Cobá.
“Los problemas socioambientales más importantes son el desmedido crecimiento urbano, la creciente desigualdad, el deterioro de humedales y selvas, pérdida de biodiversidad, presión sobre el recurso hídrico y la alta contaminación de las aguas subterráneas; […] el paso del Tren Maya podría afectarlos”, sentencia el documento, que, según diversos medios, ocultó el Gobierno de la Cuarta Transformación.
Tren Maya: Responsabilidad ante el medio ambiente
- El Tramo 3 Tulum-Cancún recorrerá el norte de Quintana Roo, en Riviera Maya, con una población de 985 mil 974 habitantes (INEGI, 2017).
- La Riviera Maya es un producto turístico con 11.5 millones de turistas por año y una derrama de 8 mil 851 millones de dólares (Sedetur, 2017).
- El Proyecto del Tren Maya debe preservar ecosistemas de humedales (manglares, carrizales, petenes, sabanas y dunas costeras) para mantener vivo el ambiente y fauna del lugar.
- En el tramo Tulum-Cancún hay mil 440 especies de fauna, 720 especies de vertebrados con 37 especies amenazadas, 16 en peligro de extinción y 61 con protección especial, de acuerdo con la NOM 059 de la Semarnat.
- Entre los riesgos ambientales por el tren estarían un crecimiento urbano incontrolado, deterioro de humedales y selvas, pérdida de biodiversidad, presión sobre el recurso hídrico y contaminación de aguas subterráneas.
Fuentes: “The Dark Side of Tulum”, cortometraje de Rachel Appel; “Las vías torcidas del Tren Maya”, de Proceso; “Territorios mayas en el paso del Tren Maya, situación actual y riesgos previsibles”, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Reportur, El Economista (5abril19), y entrevistas a Heather Froeming, Luis Leal, ejidatarios y autoridades locales.
Texto Mario Vázquez
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