La relocalización de las empresas está ocurriendo, probablemente será paulatino y la expectativa de impactos futuros prevé que los beneficios se vean en los próximos años, y para concretarlos hay una serie de factores de riesgo presentes que deben solventarse para que el fenómeno represente un éxito para México.
Un análisis de Intercam Banco sobre el tema, señala que “el nearshoring cambiará la faz de México; resulta evidente la necesidad de acercar la producción a los principales mercados. Nos mantenemos optimistas en el largo plazo. Las expectativas comienzan poco a poco a ser una realidad, si bien es cierto que el movimiento de relocalización está cobrando más fuerza recientemente, hasta el momento es difícil afirmar que el nearshoring haya significado un cambio estructural en el comportamiento de la Inversión Extranjera Directa (IED) que recibe México, y no será en los siguientes años que veamos el efecto puntual en la economía”. Sin embargo, anotan que hay retos fundamentales: “Infraestructura, incentivos y Estado de derecho”.
En este mismo sentido, Banco Base manifiesta en un análisis, que “entre los principales riesgos que enfrentan las empresas que deciden relocalizar sus plantas en México están los incrementos en costos laborales, la alta inflación, la incertidumbre en la política económica interna, la inseguridad pública, la volatilidad en el tipo de cambio, disputas comerciales e imposición de aranceles”.
Ambiente de negocios y costos laborales
Puntualizaron que en México, “los costos laborales han subido de manera significativa, mostrando los salarios nominales contractuales alzas por encima de 8% por cuatro meses consecutivos. Además, en la encuesta que realiza el Banco de México a especialistas del sector privado destaca que la gobernanza aparece en primer lugar como freno de la economía, con la inseguridad pública como riesgo inicial durante nueve meses al hilo y la falta de Estado de derecho tomando relevancia en los últimos meses. Al interior de la gobernanza, la incertidumbre sobre la política económica interna también es un factor relevante, pues las empresas podrían enfrentar alzas en costos, derivadas de reformas”.
Asimismo, es importante tener en cuenta que, en esta cuestión de nearshoring, México no solo compite con China u otras economías de Asia y América Latina en la atracción de inversiones manufactureras de compañías estadounidenses, sino también rivaliza con el mismo Estados Unidos. Más allá del nearshoring, también se ha observado el reshoring, con empresas norteamericanas regresando a su país de origen. La organización estadounidense “Reshoring Initiative” estima que del total de empleos que retornaron a Estados Unidos como “reshoring” en el periodo 2010-2022, el 17% estaban en México, siendo solamente superada esta cantidad por China.
El análisis de Banco Base afirmó que para que México aproveche la oportunidad del nearshoring deben darse tres condiciones:
- Gobernanza que genere certidumbre. Estado de derecho, baja inseguridad pública y políticas económicas internas que generen buen ambiente de negocios.
- Paquetes de estímulos fiscales orientados al recibimiento de nearshoring.
- Búsqueda activa de inversiones extranjeras que desean relocalizar su producción. Promoción de México en el exterior como destino atractivo de inversión fija.
Al respecto, una encuesta elaborada por el Banco de México (Banxico) entre empresarios, como parte de su más reciente informe regional, afirma que “la relocalización podría incentivar el desarrollo de una mejor infraestructura de comunicaciones y transporte, el fortalecimiento de los sistemas de logística, y el desarrollo de aglomerados de proveedores que provean a las compañías de insumos de mayor calidad y menor costo. Aprovechar esta oportunidad para propiciar un crecimiento sostenido en el largo plazo requiere promover un ambiente favorable para los negocios y que incentive la inversión. A ello podría contribuir, a juicio de las corporaciones contactadas, mejorar las condiciones de seguridad en el país y fortalecer la infraestructura, en especial en la región sur”.
Relocalización de empresas extranjeras en México.
Políticas públicas
En este sentido, Kenneth Smith Ramos, exjefe de las negociaciones técnicas para el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), afirmó en su participación en el pódcast Norte Económico de Banorte, que “si hacemos las cosas bien desde el punto de vista de políticas públicas domésticas que creen un ambiente propicio a los negocios, un ambiente regulatorio y legal transparente”, se incrementará la Inversión Extranjera Directa al país.
Desde su visión, México “debe ser más eficiente, más eficaz en implementar políticas públicas domésticas que ayuden y propicien una mayor atracción de inversión. Es decir, si hacemos las cosas bien desde el punto de vista de políticas públicas domésticas que creen un ambiente favorable a los negocios, un ambiente regulatorio y legal transparente, estas cifras de 27 mil millones de dólares [de IED] podrían llegar hasta los 40 o 45 mil millones de dólares en los próximos años”.
Insistió en que para lograr establecer una política industrial se requiere presupuesto, por lo que necesita una buena coordinación entre el sector público y el privado; puso como ejemplo lo que está haciendo Estados Unidos, en donde destinarán 52 mil millones de dólares al desarrollo de capacidades para atraer empresas fabricantes de semiconductores.
Tepoz Park en Tepotzotlán.
Si hacemos eso, apuntó Smith Ramos, y se ponen en marcha programas de encadenamiento de las Pymes a los procesos de alta tecnología, además de fortalecimiento y mejora de infraestructura de la red ferroviaria, carretera y de puertos marítimos en México, y se trabaja de manera conjunta con los diversos estados de la República, “podemos atraer inversión de muchas regiones del mundo, no solamente de Europa y de Norteamérica, que es, digamos, nuestras fuentes principales”.
El experto finalizó comentando que se tiene que hacer mucha labor doméstica de generar las políticas públicas propicias para atraer inversión, además de una constante promoción en diversos países, como China, Japón, Corea del Sur, entre otros, “para que conozcan México y sepan de lo que somos capaces”.
Tepoz Park
Coinversión con privados
Gonzalo Robina, director general adjunto de Fibra Uno (FUNO) nos explicó en entrevista que hay cuellos de botella en infraestructura, “primordialmente, estamos hablando de energía, tanto eléctrica como de gas; no es que le pidamos al gobierno que no dé esa infraestructura, le pedimos al gobierno que nos la deje hacer. Que podamos coinvertir en esa infraestructura para poder generar lo que los parques industriales necesitan”.
Agregó que también debemos considerar que el nearshoring no solo son los estados o las ciudades fronterizas, sino el resto del país, porque al final de cuenta lo que estamos cambiando es un trayecto de 45-60 días en barco que traiga algo de China al puerto de Los Ángeles, California, o, a unas cuantas horas de traslado desde diversos puntos de México.
Reconoció que hay entidades donde hay conflictos de agua o problemas de suministro de energía eléctrica, “por ejemplo en algunos estados fronterizos, pero tenemos otros estados al interior de la República sin esos problemas”.
También hizo referencia al proyecto Transístmico, donde considera que hay menos conflictos por el agua y energía eléctrica, menos contrariedades en general, por lo que ve al nearshoring como beneficio de toda la República, no nada más en los estados fronterizos del norte.
Los estímulos fiscales orientados al recibimiento de nearshoring.
Desafíos que México debe atender
Un documento denominado “Zoom Nearshoring, el Informe Banorte”, afirma que en “todo cambio estructural, se requiere atender ciertos desafíos. Desde nuestro punto de vista, esto se tiene que hacer de manera integral, a través de cuatro hélices: sector público (en sus tres niveles de gobierno), el sector privado, sector educativo y la sociedad.
Para que el país pueda capitalizar de un modo importante las oportunidades provenientes del nearshoring deberá de perfeccionarse la infraestructura en distintos frentes (e.g. eléctrica, agua, carreteras, puertos, etc.); fomentar políticas públicas y privadas que incentiven la inversión; llevar a cabo mejoras en el Estado de derecho; continuar la apuesta por la formación de capital humano; aumentar la competitividad; incrementar la productividad de los factores; e incluir otros estados o regiones que no forman parte actualmente de la cadena productiva que se ha formado para atender al sector exportador”.
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Texto: Jesús Arias
Foto: DELOITTE MÉXICO / FUNO / issu.
