Diversas proyecciones afirman que nuestra capacidad instalada de naves industriales debe, por lo menos, duplicarse en cinco años, para atender el interés que ha creado México por diferentes razones que muchos han abordado académicamente y otros desde un punto de vista financiero o de estrategia de negocios.
Sin embargo, en nuestro país se deben tomar decisiones sobre qué rumbo llevar, entender qué necesitamos, cómo debemos de participar, hacia dónde debemos de ir y cómo debemos de lograrlo.
El esfuerzo debe ser liderado desde una visión incluyente que nos lleve a 2050 o al siguiente siglo, y nos permita lograr beneficios reales para todos. Es decir, debemos encontrar respuestas al ¿Por qué? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo?
¿Por qué NUESTRO PAÍS DEBE pensar íntegramente?
Nuestro país, en el siglo XXI, está en una posición privilegiada hablando comercialmente, con una cantidad de tratados comerciales internacionales que pocas naciones tienen; geográficamente, somos vecinos del mercado más importante del mundo, por lo que las manufactureras de productos no requieren sofisticación para la entrega, el famoso nearshoring.
En un ecosistema político híperconectado, debemos considerar que el 8% de las llamadas telefónicas que se realizan en el mundo son entre Estados Unidos y México; sí somos muy importantes para ellos. El próximo presidente de México deberá de priorizar y promover las estrategias que brinden seguridad para los inversionistas en el corto, mediano y largo plazo. Nos encontramos en lo que probablemente sea la oportunidad del siglo XXI para el desarrollo de una estrategia integral del país. El TLCAN resultó una gran estrategia, hoy el reto está en concretar un mayor y mejor alcance con el T-MEC.
Por otra parte, nuestros espacios turísticos además de tener belleza cultural y natural inigualable, en algunos casos son ejemplos nacionales de cómo, desde una perspectiva ecológica, de servicio y culturalmente, se pueden atender grandes volúmenes de turistas. Tenemos lecciones que deben ser analizadas y aprendidas. En términos de educación, debemos de capacitar como prioridad a los niños del país, y convertirnos en una sociedad de conocimiento, donde la propiedad intelectual e industrial sea uno de nuestros mayores tesoros.
En nuestro país tenemos muy pocas ciudades que por sus características son o van a ser prósperas, con calidad de vida y servicios para sus habitantes. En general, las comunidades nacieron por suerte o por elementos de infraestructura tan complejos, como los topes en carreteras, dejando atrás a los urbanistas con el diseño y la creación de infraestructura básica. Palabras como «drenaje» son desconocidas en muchas regiones, donde se usan canales, drenaje a cielo abierto o fosas sépticas, presionando a la naturaleza e incrementando la posibilidad de enfermedades sobre todo en los niños y la población vulnerable.
No hay planeación sistemática ni sistémica; cada uno de los stakeholders cuida su parcela sin visión de equipo, por lo que temas donde la comunidad debe funcionar como colectividad, se quedan atrás, así podemos ver muchos ejemplos en educación y salud.
Generalmente, el político o funcionario público quizás tiene la intención, pero no la capacidad técnica, el tiempo y mucho menos el dinero por lo que solo se enfoca en lo que le dará votos, sin pensar en décadas o centurias por venir.
Son muy pocas las comunidades en nuestro país que resultan atractivas para vivir, por lo que lamentablemente la pregunta: ¿a qué ciudad te mudarías? No tiene una respuesta positiva. Incluso, cuando hablamos de estética o belleza, aunque encontramos elementos de arquitectura de siglos pasado preponderantemente coloniales o prehispánicos; al igual que algunas zonas planeadas como las realizadas por Fonatur, o barrios que tienen su encanto y que atraen a turistas. La mayor parte de nuestro país tiene áreas de oportunidad por no decir que sus ciudades no son bellas, desde el punto de vista estético o mucho menos funcional. Debemos tener claro que el urbanismo no está integrado como se debe a la economía; y se confirma cuando los salen a estudiar fuera de sus comunidades, pocas veces regresan para vivir en la localidad que los vio nacer o crecer.
Sin duda, debemos mejorar el Estado de derecho que hoy se encuentra por debajo de lo aceptable, según distintos estudios. La certeza jurídica, aunada a estrategias de prevención de lavado de dinero y medidas anticorrupción, son temas que deben de estar en la mesa y ser parte de nuestro día a día.
¿Qué debe pasar en México?
Se deben crear comunidades, subcentros urbanos, ciudades o ecosistemas prósperos donde se puedan atender de manera lógica, metódica, planeada, sistemática y organizada las necesidades de sus habitantes, en espacios que generen una buena calidad de vida y servicios, con la posibilidad de tener empleos dignos en negocios con visión local, regional, estatal, nacional e internacional, y en industrias con futuro.
Es apasionante pensar en comunidades como Londres, Dubái, Orlando, Mónaco o Singapur, que además de tener certeza jurídica, tienen calidad de vida y servicios, conectividad, empleos, sencillez para emprender y lugares de recreo; elementos que crean riqueza y mayor plusvalía ya que a muchos nos gustaría vivir en ciudades así. A diferencia de Acapulco, en México, que compitió las primeras décadas del siglo pasado con algunas de ellas y hoy la plusvalía es negativa y los turistas no van o se hospedan con miedo.
Debemos establecer los vínculos y puentes para que los ejidatarios, propietarios de un gran porcentaje del país, tengan las herramientas para generar desarrollos inmobiliarios y no vendan barato las tierras. Si aportan su tierra a una sociedad o un fideicomiso serán socios del negocio que implica pasar de parcelas sembradas con maíz a una metrópoli sustentable.
Es importante que tengamos un modelo o concepto operativo como nación, donde se incluyan a los estados, sus municipios y entidades, que integren lo necesario para tener Ciudades Prósperas conforme a la definición de ONU Hábitat, y un país sustentable en concordancia con la Agenda 2023 de la ONU para el Desarrollo Sostenible.
¿Cómo?
Debemos alinear a los tres grupos relevantes: las autoridades en todos sus niveles; la sociedad, desde personas vulnerables hasta los no vulnerables, y los inversionistas, quizás los más sencillos porque requieren de su capital más su premio seguro en cierto plazo.
Todos ellos, integrados en cuatro grandes ejes: el social, en un sentido amplio que incluya a la sociedad en su conjunto; el cultural, dejando clara la identidad y la riqueza de arte, usos, costumbres y legado histórico; el ambiental, adoptando practicas de sostenibilidad y equilibrio con el medio ambiente, y el económico, sí no existe el financiamiento suficiente no se pueden lograr el cometido.
Debemos de entender que la calidad de vida y servicios deben ser un derecho humano.
¿Dónde?
En comunidades existentes o nuevas que atiendan los mercados propios de las vocaciones a las que tienen acceso, en virtud de la zona geográfica en la que se encuentren y sus características, y la viabilidad de la infraestructura necesite de: movilidad y conectividad, como son: carreteras, vías de tren, aeropuertos y puertos y su visión integral.
Así como aquellas localidades que atraigan personas por elementos ancla que causen interés. Ya sea por cuestiones económicas, culturales, ambientales, religiosas o la simple necesidad de apreciar su belleza. Que sumado a una visión de crecimiento pueden lograr el que esa región se consolide en nuestros 4 ejes.
¿Cuándo?
Hoy, no debemos dejar pasar más tiempo.
Texto: Adolfo González Olhovich - * Presidente de TMSourcing
Foto: ROBERTO RC / PINIMG / LEUNCHOPAN / ELXENEIZE / DT