Jordi Vaquer, Secretario General de Metrópolis, destacó que las grandes ciudades de la región, incluidas varias mexicanas, ya utilizan de manera sistemática y profunda los datos para la gestión diaria.
Desde la movilidad y el transporte público, hasta la prevención de riesgos o los sistemas de cuidado, el uso de tecnologías ha madurado significativamente. “No estamos en la vanguardia, pero ya no se puede decir que no se ha avanzado. Hay ciudades que incluso han desarrollado soluciones propias”, afirmó.
Sin embargo, Vaquer advirtió que persisten grandes desafíos estructurales, como la desigualdad, la informalidad, la inseguridad y la vulnerabilidad climática, que no han sido resueltos únicamente con tecnología. En su opinión, esto responde a un error de origen: concebir las smart cities solo como la aplicación de datos sin considerar sus dimensiones sociales, culturales, ecológicas y participativas.
“Una ciudad inteligente debe serlo en al menos cuatro maneras”, señaló, aludiendo a la necesidad de integrar no solo soluciones tecnológicas, sino también enfoques en biodiversidad urbana, gobernanza incluyente, derechos sociales y resiliencia comunitaria. En este contexto, reconoció el papel pionero de algunas ciudades latinoamericanas, como las colombianas, en incorporar el concepto de biodiversidad urbana, rompiendo con la idea de que lo urbano es lo contrario a lo natural.
Además, resaltó que el movimiento por el derecho a la ciudad vuelve a cobrar fuerza, impulsado por colectivos comunitarios que promueven temas como los cuidados, la inclusión y la justicia espacial. Todo ello, concluyó, configura una gobernanza inteligente que aprende de sus errores y mejora continuamente, en lugar de partir de cero en cada administración.
De la evolución gradual al intercambio de soluciones
Por su parte, Pilar Conesa, Pilar Conesa, comisaria del SmartCity Expo Congress, coincidió en que América Latina ha dado pasos importantes hacia modelos de ciudades más inteligentes, aunque el camino aún está lleno de desafíos estructurales.
En su visión, no existen “ciudades 100% smart”, sino trayectorias de evolución. “Tenemos ciudades que han avanzado de forma notable como Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Irapuato, Medellín, Curitiba o Buenos Aires. Son ejemplos reales de transformación”, destacó.
Conesa valoró especialmente el intercambio de experiencias regionales como motor de transformación. Casos como la recuperación de basura en ríos para evitar que llegue al mar, o el uso de inteligencia artificial para optimizar servicios públicos, fueron presentados durante el Congreso como ejemplos concretos de innovación con impacto real.
Asimismo, enfatizó que pensar en smart cities en América Latina exige atender contextos complejos como la desigualdad, la fragmentación urbana, la inseguridad y la fragilidad institucional. Por ello, la adopción tecnológica debe acompañarse de estrategias integradas y políticas inclusivas, con una visión de largo plazo y voluntad de colaboración.
Un concepto en transformación...
apropiación
Ambos expertos coinciden en que el concepto de smart city ha dejado de ser una importación tecnológica para convertirse en un concepto reinterpretado por América Latina, capaz de generar soluciones locales con impacto global. Las ciudades de la región, con todas sus limitaciones, ya no solo adoptan tecnologías externas, sino que también crean modelos propios de innovación social y urbana.
Lejos de una visión tecnocrática, la ciudad inteligente latinoamericana debe concebirse como un espacio de inclusión, sostenibilidad y aprendizaje colectivo. Como concluyó Jordi Vaquer, “la ciudad inteligente es aquella que aprende de sus errores, mejora con cada paso y pone a las personas al centro”.
Hace un par de año Deloitte publicó un estudio denominado “Ciudades Inteligentes en América Latina”, donde hace diversas aportaciones al tema Smart City de la región que se mantienen vigentes.
Deloitte destaca que las Smart Cities más exitosas en América Latina son aquellas que colocan al ciudadano al centro del diseño e implementación de soluciones, no solo la tecnología.
Puntos comunes de las ciudades inteligentes
- Movilidad inteligente: Integración de datos de transporte, apps públicas, reducción de emisiones.
- Gobernanza digital: Presupuesto participativo, plataformas de datos abiertos.
- Infraestructura tecnológica: Fibra óptica, sensores urbanos, cámaras de seguridad inteligentes.
- Sostenibilidad: Energía limpia, gestión eficiente de residuos y agua.
- Participación ciudadana: Espacios de colaboración y retroalimentación digital.
Tres pilares para una ciudad inteligente:
1. Gobernanza y liderazgo colaborativo
2. Uso estratégico de la tecnología y los datos
3. Sostenibilidad económica, social y ambiental
Estos pilares coinciden con lo expresado por Vaquer y Conesa, con esa visión mucho más amplia de las Ciudades Inteligentes, reforzando la idea de que no se trata solo de digitalización, sino de transformación estructural con visión de largo plazo.
El desafío de la desigualdad digital: Deloitte subraya que una gran barrera para consolidar Smart Cities es la brecha digital, tanto en acceso como en capacidades.
Modelos de madurez urbana: El estudio propone que las ciudades latinoamericanas se encuentran en distintas etapas de madurez (incipientes, en transición o avanzadas).
Importancia de alianzas público-privadas y participación ciudadana: Deloitte enfatiza que el éxito de los proyectos inteligentes se basa en la coordinación entre sectores, incluyendo a la sociedad civil.
El citado estudio plantea que las ciudades inteligentes en América Latina avanzan con mayor eficacia cuando colocan a las personas en el centro de la estrategia, adoptan modelos colaborativos de gobernanza y diseñan soluciones sostenibles en lo social, económico y ambiental. “Superar la brecha digital y promover el uso inclusivo de la tecnología son retos que aún limitan su consolidación, pero también son oportunidades clave para construir un futuro urbano más equitativo y resiliente.”
Mirando hacia adelante, el reto para América Latina no es solo adoptar más tecnología, sino hacerlo con propósito, equidad y visión colectiva. La consolidación de ciudades verdaderamente inteligentes dependerá de la capacidad de sus gobiernos, empresas y ciudadanía para trabajar juntos en soluciones que reduzcan brechas, fortalezcan la resiliencia urbana y pongan al ser humano en el centro. El futuro de las smart cities en la región será tan sólido como lo sea su compromiso con la inclusión y la sostenibilidad.
En la región latinoamericana hay un grupo de ciudades que han sido reconocidas por organismos como ONU-Hábitat, el BID, CAF, el SmartCity Expo LATAM Congress, Cities Alliance y Metrópolis, entre otros.
En los recuadros describimos algunas de las ciudades de América Latina que destacan por estar en una trayectoria sólida de evolución como Smart Cities, no necesariamente por ser “100% inteligentes”, sino por su avance en gobernanza digital, sostenibilidad, inclusión, movilidad y uso de datos.
Texto:Ricardo Vázquez