El tipo de cambio ha alcanzado un nivel mínimo en el año de 18.5230 pesos por dólar, mostrando una apreciación de casi 40 centavos ó 3.52%. El peso se ha visto favorecido por cinco factores:
- Mayor liquidez global. Desde septiembre de 2019 la hoja de balance de la Fed se ha incrementado como consecuencia de las inyecciones de liquidez. Las inyecciones de liquidez hacen menos escaso el dinero y tienen un efecto similar a las disminuciones en la tasa de interés. En las minutas de la Fed publicadas el 19 de febrero resalta que esperan continuar con las inyecciones de liquidez al menos hasta abril, cuando el mercado financiero puede verse afectado por el pago de impuestos. Pareciera que la Fed esperará a ver que tan bien la liquidez del sistema bancario soporta el pago de impuestos.
- Diferencial amplio de tasas de interés. Aun y cuando la tasa de interés en México ha ido a la baja por los recortes del Banxico, la tasa aún se mantiene en niveles altos, tanto en términos nominales como reales, en un contexto de tasas de interés bajas a nivel global, representando un atractivo para la entrada de capitales a México. Lo anterior se hace evidente en las tasas de interés de los bonos M a 10 años y de las emisiones en dólares, las cuales alcanzaron un nivel mínimo no visto en 41 meses. La disminución en tasa de estos instrumentos, es evidencia de un incremento en su precio, por la mayor demanda.
- Menor percepción de riesgo sobre la economía mexicana. Los inversionistas buscan una adecuada combinación de riesgo y rendimiento. Para el caso de los flujos de capitales, la calificación crediticia de la deuda soberana representa el nivel de riesgo de los instrumentos financieros de una economía. A su vez la calificación crediticia depende de la capacidad de pago del gobierno, en lo cual es relevante, entre otros factores: a) el nivel de deuda en proporción del PIB, b) la calidad de la deuda, c) la credibilidad del emisor y d) expectativas de crecimiento y las obligaciones. El nivel de la deuda del gobierno de México se mantuvo en niveles aproximados alrededor de 43% en el 2019, sin mostrar cambios relevantes, al mismo tiempo que se disminuyó la tasa de interés de las emisiones y se alcanzó la meta del superávit primario del 1% del PIB. Asimismo, la SHCP dijo que con las emisiones realizadas tenía cubiertas las obligaciones del 2020. Por lo anterior, la especulación en torno a un recorte en la calificación crediticia ha disminuido.
- Mayores flujos positivos del exterior en la economía real. En el 2019 las remesas alcanzaron un nivel máximo histórico, mientras que la cuenta corriente observó un superávit. Estos flujos puede que hayan proporcionado una mayor estabilidad al tipo de cambio, pues la volatilidad cambiaria del 2019 fue la menor desde 2014. Cabe destacar que el tipo de cambio no está directamente relacionado con el crecimiento económico. De hecho, el envío de remesas pudo haberse incrementado como consecuencia del estancamiento, mientras que la caída en las importaciones puede ser consecuencia de la desaceleración en el consumo y las caídas en la inversión fija.
- Especulación a favor del peso. En el mercado de Futuros de Chicago las apuestas netas a favor del peso alcanzaron recientemente un máximo en registro. Lo anterior, en el pasado ha estado relacionado con apreciaciones del peso, pues el mercado toma como señal que los especuladores “tienen mejor información”, aun y cuando no es así.
Si el tipo de cambio sigue la misma estacionalidad que el promedio de los diez años anteriores, es posible que siga bajando hasta alcanzar un nivel mínimo de 18.20 pesos por dólar en abril. La estabilidad del tipo de cambio seguirá dependiendo de los flujos que llegan del exterior, particularmente de las remesas, exportaciones e inversión, tanto directa como de cartera.
Ante lo anterior los principales riesgos para el tipo de cambio son: 1) posibilidad de salidas de capitales por una mayor percepción de riesgo global o sobre la economía mexicana, 2) disminución en las exportaciones y 3) disminuciones en la liquidez a nivel global.