Cemex anunció una inversión en la startup de origen argentino Arqlite SPC, en la que apuesta a tecnología que permite procesar la mayoría de los desechos plásticos en grava artificial, evitando el uso de agregados de canteras naturales; la participación se realizará a través de la unidad de capital de riesgo corporativo e innovación, CEMEX Ventures.
Arqlite SC comenzó en el 2016 el proceso de investigación y ha desarrollado una tecnología que permite reciclar la gran mayoría de residuos plásticos que normalmente son enviados a rellenos sanitarios o terminan contaminando al medio ambiente. Así, multiplica por diez el aislamiento térmico y acústico, comparado con un agregado mineral, ofreciendo una mejor calidad constructiva y una mayor conservación de energía.
En un comunicado, Cemex indicó que el agregado es tres veces más ligero que la piedra, por lo que funciona para concretos de baja huella de CO2, que también busquen reducir el soporte estructural requerido y los costos de transporte. “La inversión en Arqlite SPC ofrece una solución innovadora en torno a la economía circular de la industria de la construcción: da una segunda vida al plástico, reduce la huella de carbono y costos operativos en el manejo y producción de materiales de construcción como los agregados y el concreto”.
Sebastian Sajoux, CEO y fundador de Arqlite, mencionó que su tecnología difiere de otras porque “somos capaces de reciclar plásticos complejos, como plásticos laminados, aluminizados e incluso degradados que han sido capturados del océano. Podemos convertir estos plásticos en grava muy ligera que se puede utilizar como agregado para hormigones ligeros, sistemas de drenaje, prefabricados, filtrado y remediación de agua”.
Con esta inversión, Cemex Ventures se une como inversionista a Kamay Ventures, fondo de capital de riesgo de Grupo Arcor SAIC y Coca Cola Argentina; y a Chris Graff, fundador de NYC Curb-To-Market Challenge, entre otros. Asimismo, la compañía constructora compartió que la recepción positiva de esta solución innovadora centrada en la economía circular ha generado el interés de numerosos actores en diferentes sectores, lo que facilita su escala e implementación en varias geografías.
Se estima que cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y anualmente se usan 500 mil millones de bolsas de plástico y 8 millones de toneladas acaban en los océanos, convirtiéndose en una amenaza para la vida marina.