La transición global a fuentes más limpias de energía está ganando velocidad al tiempo que la pandemia del nuevo Coronavirus acelera un alejamiento de la inversión en combustibles fósiles, de acuerdo con un nuevo reporte de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Así, se espera que las energías renovables den el 80% del crecimiento en la demanda global de electricidad hasta el 2030. En donde los proyectos de energía eólica y solar se benefician de los costos a la baja, así como del apoyo gubernamental generalizado y de las políticas monetarias que apoyan tasas de interés bajas
Por lo tanto, la inversión de capital en energía este año se desplomaría un 18%, al tiempo que se anticipa que la demanda global de energía caiga 5%, un retroceso que no se había visto desde la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, los recortes proyectados en la inversión son muy dispares, subrayando una divergencia en lo que las compañías, los mercados y los inversionistas están dispuestos a financiar. En este sentido, el gasto en insumos nuevos de petróleo y gas fue el más golpeado.
Mientras que la energía renovable se mantuvo mejor que cualquier otra fuente, informó la AIE. La pandemia debilitó los balances generales corporativos y aumentó la incertidumbre en torno a la demanda futura de combustibles, provocando los recortes récord, publicó Reforma.
La AIE refiere que la demanda anual de petróleo de sus miembros probablemente ya alcanzó su pico, y que su necesidad no regresaría a los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, anticipa que la demanda seguirá creciendo en economías en desarrollo como China e India.
Lo que llevaría a que la demanda total de petróleo a nivel mundial se recupere a niveles prepandémicos en el 2023; y espera que el petróleo y el gas natural representen casi la mitad de la mezcla de energía global en el 2040, aún bajo un escenario que proyecta apoyo gubernamental sostenido para las inversiones bajas en carbono.