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El cuidado y protección de las selvas tropicales se ha convertido en un tema de vital importancia, por ser un oasis de recursos y vida para nuestro mundo.

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A pesar de que solo cubren alrededor del 6% de la superficie del planeta, estas selvas son el hogar del 50% de la biodiversidad terrestre. Además, juegan un papel crítico en la regulación del clima y la extracción de dióxido de carbono, y al mismo tiempo, funcionan como repositorios de conocimiento ancestral, tradiciones y diversidad cultural.

 

Desafortunadamente, estos biomas (gran comunidad ecológica con una vegetación y fauna características, determinadas por factores climáticos y geológicos) se encuentran en gran riesgo.

 

Según datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), de los bosques tropicales, de los cuales las selvas forman parte, se han malogrado una gran superficie en los últimos años.

En 2023, cerca de 12.1 millones de hectáreas de cubierta arbórea tropical fue perdida, un incremento del 80.6% comparado con 2001. Los bosques tropicales son los que más han desaparecido este siglo, con 49% de la pérdida total, en comparación con otros tipos de ecosistemas boscosos, como el boreal o el templado.

 

La pérdida arbórea alrededor del mundo en general, ha ido en aumento; el 2023 fue el tercero con mayor daño desde 2001, con casi 28.2 millones de hectáreas eliminadas.

 

Cabe destacar que dicha pérdida engloba tanto causas naturales como antropogénicas (todo aquello que proviene o resulta de las labores de los seres humanos o que es producido por ellas), siendo las actividades forestales y agrícolas, junto con los incendios forestales, los motivos dominantes de la pérdida de tan valioso ecosistema.